Con $200.000 millones en deuda por cobrar, la AFIP se prepara para la economía post moratoria

Con $200.000 millones en deuda por cobrar, la AFIP se prepara para la economía post moratoria

Los expertos creen que la medida será un alivio tanto para las empresas como para el organismo recaudador. Y advierten sobre la necesidad de más medidas

"Nunca vi nada así. Ni siquiera en el 2002. Esta crisis supera todo, y lo peor es que nadie sabe cuándo termina ni cuál es el piso". El tributarista César Litvin completa con la frase "Y mirá que ya tengo varias crisis encima…" para destacar su experiencia a la hora de hacer balances.

"Pero nunca vi semejante nivel de incumplimiento y desesperación. Algo tan masivo. El atraso en los pagos de impuestos es generalizado", asegura. Litvin comanda uno de los estudios de contadores más grandes del país, y comenta que la situación es compartida con otros colegas suyos.

Claro que nadie mejor que Mercedes Marcó del Pont está al tanto de la envergadura de la crisis. La titular de la AFIP fue una de las impulsoras de la moratoria 2020. De dar una señal concreta a los empresarios de que el Estado no quiere que la deuda de las compañías se siga agrandando sin empezar a darles una respuesta.

Los números que manejan los funcionarios da una idea de la profundidad de la crisis: en los 100 días de cuarentena, la deuda de las compañías con la AFIP por el impago de impuestos supera los $200.000 millones. A grandes rasgos, ese monto global se divide en partes iguales entre pymes y empresas de gran tamaño.

José Urtubey, directivo de la Unión Industrial, comenta a iProfesional que la moratoria es necesaria.  "El 41% de los industriales no está pagando los impuestos", afirma a este medio, haciendo referencia a una reciente encuesta de los socios de la entidad sobre el impacto del Covid en las compañías.

Los sondeos marcan un masivo incumplimiento en el pago de impuestos, que ya se nota en los números fiscales

 

Por otro lado, un sondeo entre dueños de bares y restaurantes reveló que apenas el 6,4% pagó los impuestos durante la cuarentena. La situación se comprende, pero los efectos nocivos sobre las cuentas fiscales son ineludibles.

 

Según los últimos registros de FIEL, a las empresas fabriles les fue peor en mayo que en abril, cuando se pensaba que había sido el piso de la crisis por la extensión de la cuarentena. Para FIEL, entre abril y mayo, la actividad se cayó 3,7% en términos desestacionalizados. Y estuvo un 19,9% por debajo de mayo 2019.

Heridos graves y heridos leves

 

Litvin dice que las industrias que pasan por su buffet muestran números dramáticos, pero que peor les va a los comercios. Incluso a aquéllos que pertenecen a rubros esenciales que nunca dejaron de trabajar durante el confinamiento. En esa lista de la desgracia figuran farmacias, estaciones de servicio y sanatorios. Todos sectores que siguieron operando durante estos últimos 100 días pero que no pudieron escapar del sofocón de la crisis.

Obviamente, entre los rubros más perjudicados se encuentran los que estuvieron cerrados o abiertos sólo parcialmente, como bares y restaurantes y los comercios que venden indumentaria. También hacen fila los gimnasios y algunas productoras de espectáculos, que no tienen ninguna chance de volver a trabajar como antes de la pandemia, al menos en el corto alcance.

¿Qué hacer? "A mis clientes yo les recomiendo pagar sí o sí aquellos tributos que pueden tener una consecuencia penal dejar de hacerlo", comenta Litvin.

¿A qué se refiere? A aquellos contribuyentes que son agentes de percepción o retención de impuestos, como el IVA. Si alguno de ellos se queda con el dinero que le retuvieron a un proveedor o que les cobraron a sus clientes como agente de percepción, eso tendría consecuencias penales.

"Las empresas juegan al límite pero pagan. Un desarreglo económico puede afrontarse pero una causa penal es más complicado. Por eso es muy importante que el Gobierno finalmente impulse la moratoria. Para tratar de ordenar los efectos de la crisis económica", señala el tributarista a iProfesional.

 

Ariel Barraud, economista del IARAF (Instituto Argentino de Análisis Fiscal), da su perspectiva desde su estudio cordobés. "Hay un problema de fondo y es que las empresas, que vinieron haciendo anticipos de Ganancias, ahora tendrían que pagar por sus utilidades del año pasado... Justo ahora que están ahogadas. El escenario es disonante. Las pymes tienen ingresos iguales a cero", cuenta a iProfesional.

De acuerdo a Barraud, la mitad de lo que la AFIP recauda de Ganancias lo obtiene de las empresas. "La moratoria le dará al Estado la posibilidad de recaudar aunque sea una parte de lo que se le cayó por la falta de liquidez de las compañías. Será un alivio para las cuentas públicas, pero también un alivio para los empresarios", dice el economista.

Barraud, un estudioso del esquema impositivo de la Argentina, traza una rápida radiografía del estado de situación proyectando a la actualidad lo que habitualmente sucede con la relación entre las empresas y el fisco.

Así, concluye, el sector financiero, el de telecomunicaciones y el automotor aparecen como los mejores contribuyentes de la AFIP. "Se trata de los nichos más concentrados, y a los que les resulta muy complicado evadir, aunque quisieran", afirma Barraud. "Son los más cumplidores. Por eso mismo, cuando ellos andan mal, la recaudación se resiente. Como pasó ahora, que la producción de autos se desplomó a cero. Algo histórico, que se dio en abril".

En el plano intermedio figuran sectores como el de "alimentos y bebidas", que tienen exponentes que son empresas grandes y líderes, en general muy cumplidores. Pero que conviven con compañías de segundo nivel que están uno o más escalones por debajo en el ranking de cumplidores con la AFIP.

En la base de la pirámide se encuentran aquellos sectores más atomizados, a los cuales son más difíciles de controlar y que son parte de una larga cadena. Acá se pueden encontrar desde comercios pequeños o medianos que no son parte de una cadena de primera marca. También figuran los bares y restaurantes y las empresas de la construcción.

"La aparición de la factura electrónica ayudó al blanqueo de estos sectores marginales desde el punto de vista fiscal, pero claramente no alcanzó para integrarlas al sistema formal", plantea Barraud.

 

Dado este esquema, en el Gobierno esperan que sean las empresas industriales -en su mayoría pymes- las que se vuelquen a la moratoria.

De todas formas, los empresarios plantean que podrán adherirse siempre y cuando el Gobierno les ofrezca alguna perspectiva de retorno a la normalidad en el corto plazo. Algo que los funcionarios no pueden establecer, dada la extensión y la incertidumbre sanitaria de la pandemia, pero que resulta posible utilizando los instrumentos a disposición del Estado.

La moratoria es una de esas herramientas con las que la AFIP espera marcar un punto de inflexión, después de haber sufrido una serie consecutiva de caídas en la recaudación tributaria -sólo el mes pasado el derrumbe real fue de 22,5%-, algo que combinado con el incremento en el gasto público llevó a un explosivo déficit fiscal primario de $251.000 millones para el período enero-mayo.

Pero está claro que para que las empresas vuelvan a regularizar su situación fiscal habrá que esperar cierta normalidad. Más aún después de tres años consecutivos de recesión económica.

"Hoy en día es imposible pensar de acá a noviembre, cuando haya que pagar la primera cuota de la nueva moratoria", dice, con lógica, el socio de una pyme textil de reconocida trayectoria.

Ese empresario reclama que el Estado refuerce la ayuda en este preciso momento. "Lo que haga falta para evitar las quiebras. De un cierre no se vuelve. Cuando un empresario baja la persiana, va a tardar años en que decida una nueva inversión. El momento de la ayuda es ahora. No hay otra", pide.

El reclamo suena desesperado. Así se definen los empresarios que ya siguen en pie después de 100 días de cuarentena.

 

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