El PRO, la victoria y una alerta de tsunami

Marcos Peña busca hacer pie en Córdoba, la provincia símbolo para Cambiemos y el presidente Macri.

 

El proceso está en marcha. El gran interrogante es saber cómo terminará.

El contundente triunfo del presidente Mauricio Macri en Córdoba comenzó a generar reacomodamientos internos que aspiran a ser profundos en la manera en la que es conducido el PRO en la provincia.

En rigor, los movimientos comenzaron hace meses, pero recién ahora, con el nuevo mensaje favorable que dieron las urnas, quienes los impulsan buscarán adelantar casilleros.

 

La decisión está tomada: Marcos Peña, el hombre que después del Presidente ostenta más poder en el Gobierno nacional, quiere hacer pie en Córdoba.

 

El distrito al que Macri llama su “segunda casa” y que volvió a apoyarlo masivamente en las Paso del domingo es uno de los principales objetivos territoriales de “Marcos”, el “otro yo” de Mauricio.

Para eso, desde que comenzó la campaña, Peña envió a la provincia a un hombre de su extrema confianza: Federico Morales.

El joven funcionario está al comando de la comunicación nacional de Cambiemos, una estructura aceitada y profesionalizada con sede en Balcarce 400, a pasos de la Casa Rosada.

Desde esas oficinas, que antes funcionaban para el PRO y ahora para Cambiemos, se coordinan las acciones de campaña para todo el país.

Morales, que depende de la Secretaría General de la Presidencia a cargo de Fernando de Andreis –otro hombre del riñón de Peña–, desembarcó en Córdoba cuando promediaba la campaña para las Paso.

Bajó desde Buenos Aires para trabajar muy cerca de los asesores de Héctor Baldassi. El domingo, antes de que se plasmara la rutilante victoria, estuvo en contacto permanente con el comando de campaña cordobés. A las 6 de la tarde, llegó al búnker procedente de Capital Federal.

De bajo perfil hasta el momento, el único enviado de Peña siguió de cerca los movimientos y fue celoso para que en la foto triunfal no hubiese colados intentando sacar provecho de los 
flashes. Cerró la noche en un festejo en el centro de la ciudad junto al equipo de “la Coneja”.

Después de octubre, su rol, aseguran quienes lo conocen, no sólo estará enfocado en la comunicación: le apuntará al territorio.

La resistencia

Todos los dirigentes con algo de incidencia en la estructura partidaria del PRO provincial están al tanto de la nueva jugada de Peña y de la incursión de Morales.

“Vienen por Massot”, lanzó, sin derrochar palabras, un “amarillo” con responsabilidades dentro del partido.

Desde 2015 hasta la campaña que se inició hace más de un mes, Nicolás Massot conduce al macrismo cordobés. No le hizo falta ocupar cargos partidarios.

Hijo político del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el bonaerense se hizo muy fuerte en esta provincia y logró forjar sólidos lazos con intendentes, entre ellos Gabriel Frizza, el jefe municipal de Jesús María que ya tiene boleto comprado para llegar al Congreso.

Corrido de la campaña después de haber manejado la provincial y la presidencial hace dos años, Massot quedó en el medio de la disputa que se dio en el seno del poder entre Peña y Monzó.

Ese capítulo aún está abierto. Y el futuro de Massot, atado a él.

Por ahora, la realidad le está dando la razón al jefe de Gabinete, quien se opuso a la idea del exintendente de Carlos Tejedor de sumar peronistas a la coalición gobernante.

En privado, un dirigente de Cambiemos, de trato semanal con el Presidente, puso en duda la continuidad del ciclo del diputado nacional como presidente del bloque del PRO en la Cámara Baja.

Sin embargo, otras voces, provinciales ellas, creen que Macri no avanzará sobre la tropa de Monzó en el Congreso.

Otro factor que podría ser determinante en el desenlace de la disputa en ciernes es la excelente relación que mantienen Monzó y Massot con Elisa Carrió, la diputada que descolló en Capital Federal el domingo y que seguirá siendo figura protagónica en el nuevo Congreso que se reconfigurará en diciembre.

En medio de esta disputa que algunos califican de “guerra”, está Baldassi, siempre alineado a las directrices emanadas desde la Casa Rosada.

Si el tsunami se activa, será difícil que las olas no lo salpiquen esta vez.

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