Sin el apuro que le exigen algunos intendentes, luego de meses en los que se mostró nada en público y poco en privado, y tras una reunión con el papa Francisco, que también manejó en reserva, Florencio Randazzo retomará este mes las conversaciones y cafés con distintos actores del peronismo bonaerense. Así lo señalaron a LA NACION desde el entorno del ex ministro del Interior y Transporte, aunque aclararon: "Para las definiciones faltan meses".

Lo espera un peronismo que puja por mantenerse unido, pero que sigue convulsionado en sus bases: el viernes pasado, el mismo día en que Randazzo se veía con el Papa, el PJ bonaerense reunió a casi todos sus sectores en la quinta de San Vicente. La llegada -sorpresiva para muchos- del diputado santacruceño Máximo Kirchner copó la parada. La holgada mayoría de dirigentes cristinistas que tomó la palabra terminó de ponerle el sello K a la cumbre.

Los intendentes que quieren una renovación se quejaron del nuevo acercamiento al kirchnerismo. También lo hicieron algunos intendentes del interior, donde peor mide Cristina Kirchner. Son los que más esperan un gesto de Randazzo. Muchos lo llamarán hoy, con la excusa de su cumpleaños.

Cerca del ex ministro aseguran que la estrategia nunca cambió: que Randazzo quiere construir una alternativa sólida para renovar el PJ, paso a paso, con la mira puesta en 2019. Que no lo desvelan las urgencias ajenas. "Si estuviera buscando solamente sumar fotos hubiera empezado en Roma", señalan.

Reconocen que, a diferencia de la ex presidenta, que podría replegarse tácticamente este año sin perder centralidad, Randazzo está obligado a jugar en 2017 si pretende construir para 2019. Pero así y todo no dan por segura esta alternativa. "Podría quedarse en casa", dicen, sin dramatismo.

No es el mensaje que quieren escuchar los ansiosos del PJ. Tampoco el que esperan. Con ellos volverá a verse este mes Randazzo. Ya es un paso.