A paso firme, Peña gana terreno en Córdoba

A paso firme, Peña gana terreno en Córdoba

La influencia de Peña tuvo primer capítulo durante la última campaña. Sera más notoria desde 2018. 

 

Antes de que las Fiestas que se avecinan relajen los músculos de la política por algunas semanas y el cargado año que se va se acomode en la pila de lo pasado, puede ser de utilidad, para entender lo que vendrá, poner atención en los últimos movimientos nacionales y locales vinculados a Cambiemos.

Si algo de enseñanza han dejado estos dos años en el poder de Mauricio Macri es que la referencia nacional de la que carecieron los no peronistas mediterráneos durante décadas es, ahora que la tienen, un fuerte condicionante.

Todo (o casi todo) se define en Buenos Aires. Es el precio que deben pagar quienes, bajo el amparo y la figura de Macri, lograron arrasar en las urnas pese a ser casi desconocidos para la sociedad.

 

Hablemos del PRO, articulador del poder real. Como se esperaba después de la victoria nacional de octubre, el jefe de Gabinete y estratega nacional, Marcos Peña, continúa acumulando centralidad en Cambiemos.

 

Esa dinámica, que viene in crescendo, tendrá en Córdoba –fue apuntado en este espacio hace meses– su correlato en la provincia. Su influencia ya tuvo un primer capítulo durante la última campaña. Será más notoria desde 2018.

Hace sólo algunas horas, el principal hombre de confianza de Macri ganó espacios sensibles en la conducción partidaria de los “amarillos”.

Ratificó y sumó en puestos clave a buena parte de sus principales colaboradores. Fernando de Andreis, el secretario General de la Presidencia, y Federico Morales, a cargo del secretariado de Voluntariado y Movilización, son dos ejemplos de figuras que tienen un rol cada vez más importante en Córdoba. Ambos dialogan y construyen lazos tanto con macristas como con radicales.

Estos movimientos no son inocuos, en especial para la realidad provincial del PRO.

En esa misma reunión realizada el lunes en Parque Norte, el líder del bloque macrista en Diputados, Nicolás Massot, dejó su lugar en la secretaría política del partido.

Esa posición quedó en manos de otro ganador de octubre: Federico Salvai, el jefe de Gabinete de la gobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal.

El corrimiento de los lugares estratégicos de espadas del ala monzonista ha comenzado a hacer crujir los cimientos del partido en Córdoba, que desde su creación se asentó sobre la base de lo que quedó de la ex-Ucedé y, en parte, de Recrear, el partido que lideró Ricardo López Murphy.

El “reformismo permanente” que plantea Macri para la gestión nacional comenzó a aplicarse también en el plano partidario.

En el último mes, Massot dialogó al menos dos veces a solas con el Presidente. Lo hizo durante el viaje de comienzos de mes a Nueva York. Y luego hubo otro mano a mano en Olivos. En el entorno del diputado por Córdoba, admiten que la propuesta de peronizar a Cambiemos “no prosperó”, que hubo “mucha tensión” mientras duró esa disputa y que es “lógico el pase de factura”.

“Estamos bien. Ya se ha saldado todo. Hemos hecho borrón y cuenta nueva y para adelante habrá mucha más coordinación”, se escuchó trazar el presente al diputado nacido en Bahía Blanca.

“El rol de Nicolás cambió. Antes era un armador, ahora es un dirigente. Su futuro estará donde el Presidente lo crea más útil. Puede ser en Córdoba o en la Nación”, buscan dar vuelta la página en el entorno de uno de los principales negociadores de las reformas que Macri acordó con los gobernadores, pero que ahora deberán ser aprobadas por el Congreso.

“Se compró un tubo de oxígeno”, aseguran, con menos romanticismo, sus adversarios internos. Como sea, la nueva realidad distará de aquel 2015, cuando Massot irrumpió en Córdoba y ascendió rápidamente a fuerza de destreza y capacidad.

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