En los últimos días, la AFIP presentó una denuncia penal contra las anteriores autoridades de la Corporación del Mercado Central de Buenos Aires, debido a que no depositaron los recursos de la seguridad social que sí eran retenidos a los empleados del lugar. La evasión ronda los 6,6 millones de pesos y por ella deberán dar explicaciones varios ex funcionarios, entre ellos el popular matarife Alberto Samid, que ocupaba el cargo de vicepresidente.

En enero de 2014, Samid fue propuesto para ocupar la silla de la Provincia de Buenos Aires en el Mercado Central por su buen amigo, el ex gobernador Daniel Scioli, con quien solía compartir largas tertulias y partidos de ajedrez en Villa La Ñata. En aquel momento la designación no sufrió ningún tropiezo, a pesar de que el matarife ya tenía un procesamiento confirmado por la Cámara en lo Penal Económico por una presunta evasión cometida en su frigorífico de Cañuelas en 2005.

Fuentes oficiales confirmaron a Clarín que ahora Samid deberá dar explicaciones ante la justicia, pero desde su rol de funcionario. Es que la AFIP certificó que el Mercado Central descontó pero no depósito los aportes de sus trabajadores, por 6,6 millones de pesos.

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También fue denunciado por esa presunta evasión quien ocupaba la presidencia del ente tripartito entonces. Era el representante por la Nación, Alberto Martínez, que había sido el comisario de a bordo del Tango 001 y de allí pasó sin escalas en 2007 al dirigir el mercado de Tapiales. Contaba con respaldo de Scioli, del ministro Julio De Vido y del verdadero hombre fuerte en el Central desde 2007, el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno.

Cuando asumieron en diciembre, las nuevas autoridades del Mercado Central se encontraron con un desaguisado que incluía deudas totales por cerca de 300 millones de pesos, entre los que estaban incluidos estos aportes descontados a los trabajadores de ese organismo.

Esta situación desencadenó en un proceso de revisión de todas las concesiones de terrenos cedidos dentro del Mercado Central para emprendimientos privados, que pagaban cánones muy inferiores a los valores del mercado. Allí había de todo: desde sospechosos depósitos fiscales como Censer SA y Carestiba, empresas de transporte, depósitos de Coca Cola y Quilmes, zonas comerciales muy parecidas a LaSalada y hasta una carnicería de "La Lonja", la red minorista que pertenece al propio Samid.