Mauricio Macri llamará por teléfono en las próximas horas a Donald Trump. El zig zag diplomático de Susana Malcorra, por ahora, no traería consecuencias para su continuidad al frente de la Cancillería. Ayer el Presidente la sentó a su lado en una reunión de Gabiente en la Quinta de Olivos y buscó hacer solidariamente responsable a todo su equipo. "Nadie vio venir un triunfo de Trump en la previa. No sólo es una sorpresa para nosotros, también para el mundo", disparó. La principal preocupación de la Casa Rosada hasta el momento es el efecto que podría tener en el plano doméstico un eventual retorno de Martín Lousteau a la Argentina para disputar las legislativas 2017.

"¿Quién tiene vínculos con el equipo de Trump dentro del PRO?", consultó ayer este diario a un funcionario con despacho cercano al Presidente. La respuesta fue unívoca: "Mauricio". El Presidente asumirá en persona la misión de tender puentes con la futura administración estadounidense hasta que la canciller, Susana Malcorra, defina el nuevo escenario y el eventual gabinete que acompañará al empresario del Partido Republicano a la Casa Blanca. En el Gobierno nacional impactó el resultado electoral de Estados Unidos y, por ahora, prima la cautela. Las primeras 24 horas transcurrieron sin sobresaltos domésticos y con el precio del dólar planchado.

Las principales turbulencias son imperceptibles y ocurren en la Cancillería de Malcorra. El Presidente respalda a la ministra de Relaciones Exteriores: "No dijo nada distinto a lo que decíamos todos". Es cierto, con la salvedad de que se trata de la encargada de la diplomacia argentina que, a través de sus declaraciones, se mostró a favor de la demócrata Hillary Clinton durante la campaña. Ayer, vía Twitter, redobló la apuesta y lamentó que una mujer no haya llegado a la Presidencia de Estados Unidos: "Felicitaciones Hillary Clinton por la gran elección. Una pena no ver una mujer tan capaz elegida para esa importante responsabilidad".

Problema

El problema de Malcorra es su sumatoria de errores no forzados. Resbaló con un comunicado conjunto firmado junto al vicecanciller inglés Alan Duncan, "en materia de pesca, hidrocarburos, navegación" sobre las Islas Malvinas. Hasta Elisa Carrió pidió la presencia de la canciller en el Congreso para dar explicaciones. Finalmente asistió Carlos Foradori, el vicecanciller. La relación entre Malcorra y Foradori atraviesa un momento crítico que podría terminar con el desplazamiento del secretario de Relaciones Exteriores, a quien le buscan una salida elegante del Palacio San Martín.

Foradori habría mandado, de manera unilateral e inconsulta, una nota de queja a la cancillería chilena reclamando por el depósito ilegal de residuos de la empresa minera de ese país, Los Pelambres, en territorio sanjuanino. Malcorra y Muñoz se encontraron el viernes pasado y el canciller de Chile la sorprendió:

Heraldo Muñoz: "Estimada Susana, ¿viste la nota que me han presentado?"

Susana Malcorra: "Heraldo, no, no... ¿Qué nota? Nosotros aún no presentamos ninguna queja forma por Los Pelambres".

La furia de Malcorra con Foradori no tardó en llegar y la relación entre ambos ya no tendría retorno. A las turbulencias dentro de su equipo se suma el derrumbe estrepitoso de su imagen pública. Además de las complicaciones por Malvinas y la fallida apuesta, anticipada y más allá de las reglas de la política exterior que recomiendan no inmiscuirse en procesos electorales ajenos, la jefa de la Cancillería tampoco logró recomponer el vínculo entre Macri y el papa Francisco. A ese combo de desaciertos se suma su derrota en la elección por la Secretaría General de Naciones Unidas. 

Macri por ahora no se manifestó en público sobre Trump, a quien conoce a través de su padre Franco desde la década del ochenta, cuando el grupo empresario argentino SOCMA tanteaba negocios inmobiliarios en Nueva York. Sólo publicó un tuit: "Felicito a Donald Trump en su triunfo y espero que podamos trabajar juntos por el bien de nuestros pueblos".