Sentado en el mullido sillón que le fue asignado, el presidente Mauricio Macriescuchó durante quince minutos el duro y "realista" diagnóstico que el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA) , Adrián Kaufmann Brea, hacía de su sector, con China poniendo en riesgo "miles de empleos" y el pedido de "generar las condiciones para que las inversiones se concreten".

Cuando le tocó hablar, el Presidente recogió el guante, para dar respuestas y, sobre todo, intentar contagiar su optimismo. "Creo profundamente en la capacidad de emprender, y necesito que crean que son capaces de grandes cosas", afirmó Macri en el cierre de la 22° Conferencia Industrial, organizada por la UIA en Parque Norte, y que durante dos días congregó a los industriales, la primera plana del Gobierno y el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti.

"Necesitamos estar convencidos. Avanzar significa invertir, y el que no avanza, desaparece", reiteró el Presidente, insistente sobre la necesidad de inversión, que el Gobierno necesita como el agua para que la economía arranque en el decisivo año electoral que se avecina.

Para convencer a los industriales, y sin hablar de medidas concretas, Macri empleó buena parte de los 22 minutos de su discurso en pintar un panorama de interés internacional por la Argentina. "El primer ministro de Japón dijo que quiere ser socio de la Argentina y lo mismo dijo el primer ministro de Canadá, y Europa, y Estados Unidos", recordó el primer mandatario, y recurrió a la comparación con la década kirchnerista, "cuando el mundo avanzaba y la Argentina se detuvo".

Afecto a las comparaciones futboleras, y luego de aclarar que está en su "mejor momento futbolístico", Macri afirmó: "Tenemos la pelota picando en el área, tenemos que hacer los goles del trabajo, de la inversión, ser previsibles", dijo, y recogió aplausos moderados.

Igual que Kaufmann, Macri recordó la reunión que hoy el Gobierno mantendrá con industriales y la CGT, en el contexto del diálogo social. En el párrafo dedicado a los gremios, Macri reiteró su pedido de "revisar todos los convenios laborales", tal como lo pidió anteayer. "La Argentina no puede salir al mundo ni aceptar los desafíos del siglo XXI con convenios laborales del siglo XX", desafió el Presidente, en una postura que ya recogió el rechazo de los líderes cegetistas como antesala de la reunión tripartita.

Optimismo

Al igual que un rato antes lo hiciera en el mismo auditorio el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, Macri trazó un panorama actual con claroscuros, pero con mejoras hacia el año próximo. "En 2017 la Argentina volverá a crecer, claramente vamos a crecer. El desafío es hacerlo 10, 20, 30 años de manera consecutiva". sostuvo. También prometió para 2017 "el gasto social más alto de la historia" y recordó que el Gobierno "evitó la quinta crisis terminal en los últimos cincuenta años". También, dijo que volvió a "poner el Estado al servicio de la gente, no de la política, la pequeñez, la trampa".

En torno a la puja desatada en el Congreso, con la oposición reclamando cambios en Ganancias y la sanción de una ley de emergencia social, Macri apuntó a "sincerar" los índices y calificó de "horrible, espantosa" la inflación. "El año que viene vamos a tener que decidir dónde vamos a recortar el gasto del Estado, para lograr el equilibrio que hoy no tenemos", afirmó.

¿Medidas para el sector? Macri habló de bajar el costo de la energía, de simplificar trámites "que son caldo para tanta corrupción", de bajar el nivel de impuestos, "porque así se hace difícil crecer". Entre los industriales había aprobación, pero también algo de insatisfacción.

"La producción tiene el 1% del presupuesto bonaerense. ¿A vos te parece? Ni ministro tienen", se quejaba a LA NACION el ex ministro y diputado duhaldista Carlos Brown. La referencia era directa hacia la gestión de María Eugenia Vidal, pero resumía algún malestar que quedó flotando entre los industriales.

"Hace un año les dije que iba a ser difícil. Me quedé corto, encontramos un país quebrado", dijo Macri, en busca de la comprensión empresarial. Hoy Kaufmann irá a la Casa Rosada con elogios hacia un gobierno "con el que se puede debatir y consensuar", pero también con una lista de pedidos concretos.