El Estado argentino conmemoró ayer los 70 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz en una ceremonia de la que participaron el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ministros, funcionarios y diplomáticos, además de personalidades de diversas organizaciones de Derechos Humanos. La embajadora del Israel, Dorit Shavit, fue la encargada de encender una de las velas del Menorá que recordó a las víctimas del Holocausto. "Es notable que no esté presente la delegación de la DAIA", se quejó el jurista Beinusz Szmukler, uno de los oradores.

El Ejército Rojo entró el 27 de enero de 1945 al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en donde murieron más de un millón de personas, en su mayoría judíos, pero también polacos, homosexuales, gitanos y gente con diferentes grados de deformidades y deficiencias. Desde hace diez años la ONU estableció a esa fecha para honrar a las víctimas de la Shoá, rendirle tributo a los sobrevivientes y educar a la población mundial sobre el impacto de la tragedia.

En Argentina el acto oficial fue organizado por la Cancillería y, además del jefe de gabinete, estuvieron los ministros de Educación, Alberto Sileoni; de Justicia, Julio Alak; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el representante de la Organización Mundial de la Salud, Paolo Balladelli; y el titular de la Asociación Americana de Juristas, Beinusz Szmukler.

"Hoy en día estamos siendo puestos a prueba nuevamente, las minorías hacen frente a la intolerancia", dijo el representante de la ONU en Argentina, luego de que se proyectara un video en donde Ban Ki Moon, secretario general de las Naciones Unidas recordó el Holocausto. "Queremos que este sea un momento de recuerdo y de impulso a los valores de defensa de los Derechos Humanos", completó el funcionario que dio paso a una ceremonia en donde se encendieron siete velas en memoria de las víctimas de la Shoá, de la que participaron, entre otros el secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Daniel Filmus, la vicepresidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Rosa Rosemblit, Sara Rus, sobreviviente de Auschwitz y Madre de Plaza de Mayo, y la embajadora de Israel, Dorit Shavit.

A su turno, el secretario de Culto relató que la frase "Nunca más" fue utilizada después de que se conociera el genocidio perpetrado durante la Segunda Guerra y expresó que muchos hombres y mujeres en la Argentina, "pero sobre todo mujeres" –resaltó Oliveri– conocían en profundidad el significado de esas palabras.

Sileoni, por su parte, aseguró que el aniversario no es "una efeméride vacía, sino que se trata de un compromiso de todos los días y para siempre". El ministro cuestionó el uso del término "liberación" y consideró que "no es posible liberarse de tanto horror". En su concepción "el mejor homenaje que puede hacerse a las víctimas es educar pensando que el Holocausto puede volver a repetirse" y lo emparentó con la última dictadura cívico-militar.

Alak, que se encontraba junto a Cristina Fernández en la quinta de Olivos, llegó retrasado con Capitanich y fue el encargado de transmitir el saludo de la presidenta. "A los muertos por el Holocausto se le han ido sumando otros, muchos de ellos por el terrorismo internacional que han perpetrado atentados como los de la Embajada de Israel y la AMIA en la Argentina", aseveró, al tiempo que destacó el "consenso del Nunca Más". «