El detrás de escena del discurso de María Eugenia Vidal: de los gritos opositores a los cantitos macristas

El detrás de escena del discurso de María Eugenia Vidal: de los gritos opositores a los cantitos macristas

Cuando la gobernadora empezó a hablar de educación le salieron al cruce con más énfasis

Hasta el capítulo de la educación, el tramo más áspero del discurso, la sesión había transcurrido casi sin mayores sobresaltos.

Solo una decena de carteles que reclamaban por el cierre de escuelas, pegados delante de las bancas de los legisladores del kirchnerismo y del Frente Renovador, y algún grito aislado. Y no mucho más.

Pero cuando María Eugenia Vidal empezó a desmenuzar los conceptos sobre educación y paritarias, los diputados de la oposición, en especial los de Unidad Ciudadana – Frente Para la Victoria, le salieron al cruce con más énfasis.

Fue el tramo más álgido de los 43 minutos de discurso de la gobernadora bonaerense en su mensaje a la asamblea legislativa en la Cámara de Diputados provincial, que estuvo sitiada por casi mil policías, un operativo que siguió de cerca el Ministerio de Seguridad y Leonardo Oscar Papavero, el jefe de la custodia, junto a Jorge Vidal, asesor de seguridad de la mandataria.

La gobernadora entró al recinto de Diputados a las 18.14, poco más de veinte minutos después que sus ministros. Pero llegó antes de lo esperado, según sus colaboradores, producto de la ansiedad.

Repasó sola las 16 carillas del discurso en el que abundó en gestión, sloganes de campaña, seguridad y en un gran porcentaje en el rubro educación, y que le preparó su ministro de Asuntos Públicos, Federico Suárez. La gobernadora lo leyó casi textual, con pasajes visiblemente actuados en su oralidad corporal, y sin dejar nunca de mirar a la cámara oficial que transmitía en vivo.

(NA)

Suárez esbozó el mensaje junto a Eugenia Stoessel y Juan Méndez, del equipo de discurso de la Secretaría de Comunicación Provincial.

A diferencia de Mauricio Macri, que avivó el debate, la dirigente no mencionó la palabra aborto, una discusión que prefiere evitar. De todos modos, dos legisladores la escucharon con pañuelos verdes en el cuello. Uno de ellos, Guillermo Caceres Kane, de la izquierda, levantó durante varios tramos una cartulina naranja. Fue uno de los más activos.

La oposición nunca aplaudió a la gobernadora. Ni siquiera cuando detalló el impulso al archivo digital de las partidas de nacimiento registradas durante dictadura con el que ahora cuentan las Abuelas de Plaza de Mayo. El bloque K hizo silencio.

Los gritos opositores fueron de menor a mayor.

El primero fue al minuto siete de discurso. "El año pasado les dije que había señales de esperanza. Hoy les digo que ya hay huellas profundas que no tienen vuelta atrás", abundaba Vidal cuando desde una de las bancas le gritaron "¡deuda!".

El siguiente fue cuando la mandataria mencionó la apuesta por los parques eólicos, interrumpida por un "¡Macri!" que le dedicaron en voz alta desde el bloque K en alusión al interés de la familia presidencial por las energías renovables.

El primer aplauso fue al minuto 3 al mencionar el reclamo por el Fondo del Conurbano. Hubo ovaciones cuando recordó el cierre de bingos, al detallar el tramo relacionado con la educación y el rol de los maestros -replicadas con reclamos desde las bancas de la oposición- y hasta algún grito que despertó la risa de los propios dirigentes de Cambiemos.

Según confiaron, fue del legislador Santiago Revora, del kirchnerismo, que vociferó un "¡Mosca botón!" mientras la gobernadora hacía una pausa y que fue dirigido al presidente de la Cámara baja provincial, Manuel Mosca.

El diputado gritó y después se escurrió en su banca.

El diputado Emilio Monzó y sus pares Guillermo Montenegro, Eduardo Amadeo, Silvia Lospennato y Esequiel Fernández Langan fueron algunos de los invitados que ocuparon recinto y palcos, además de intendentes, autoridades de la Iglesia e invitados especiales.

Sobre el final del discurso, una decena de militantes macristas que ocupaban los palcos superiores entonaron en un par de oportunidades un "Ole Ole Ole Ole, Mariú, Mariú", que la gobernadora agradeció cuando terminó su mensaje y se había parado para el saludo final. Se llevó la mano derecha al pecho y luego se encogió de hombros mientras apoyaba sus dos manos en los hombros, como una especie de abrazo.

El recinto tardó solo un par de minutos en despoblarse.

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