El chavismo cierra filas en defensa del vicepresidente de Maduro

El chavismo cierra filas en defensa del vicepresidente de Maduro

Después de que EE.UU. acusara de narcotráfico a Tareck El Aissami, el gobierno denunció un ataque al país y lanzó amenazas contra la Casa Blanca

CARACAS.- Donald Trump ha roto la sorprendente "tregua tácita" que mantenía con Nicolás Maduro desde su toma de posesión en enero. "Un mensaje claro al pueblo de Venezuela, Estados Unidos está con ustedes", justificó ayer la Casa Blanca tras las sanciones impuestas contra Tareck El Aissami, vicepresidente y hombre fuerte del chavismo, que pasa a encabezar la lista negra de dirigentes revolucionarios vinculados con el narcotráfico.

La noticia cayó en Caracas como una bomba racimo, al sumarse una acusación tras otra y las consiguientes reacciones oficialistas. "El Aissami recibió dinero por facilitar el transporte de narcóticos propiedad de Walid Makled (narco condenado en Venezuela). También está vinculado a la coordinación de envíos al (cartel mexicano) de Los Zetas, así como a la protección del capo colombiano Daniel Barrera y el narco venezolano Hermágoras González Polanco", asegura el Departamento del Tesoro, tras varios años de investigación.

Como si se tratara de una de las telenovelas de narcos, perseguidas por el chavismo y prohibidas por Maduro. Un escándalo que se suma al conocido caso de los "narcosobrinos" de la pareja presidencial, que están a la espera de la sentencia tras ser declarados culpables de conspiración para introducir cocaína en Estados Unidos.

El Aissami recibió la "miserable e infame agresión" como se acostumbra en el chavismo: un "reconocimiento a mi condición de revolucionario antiimperialista". "La verdad es invencible", insistió el dirigente, un radical de origen sirio-libanés que prometió: "Ahora con más fuerza haremos irreversible nuestra revolución". El hombre fuerte de la revolución recibió el apoyo total de su gobierno, como ya sucedió en casos precedentes, en los que se mezclaron ascensos y nombramientos como premio para los acusados.

A la cabeza se puso el propio "hijo de Chávez", que aseguró que el objetivo final de las sanciones "soy yo". "No están atacando a Tareck, están atacando a un país, a una revolución", añadió el jefe de Estado, quien insistió en que se trata de la venganza de los narcotraficantes y "de la ultraderecha que pidió esta medida en Washington", en alusión a la comisión de tres diputados opositores que la semana pasada se entrevistaron con legisladores estadounidenses y Luis Almagro, secretario general de la OEA. Desde el primer minuto de la visita, el gobierno los acusó de traición a la patria.

Los apoyos a El Aissami se sucedieron a lo largo y ancho de la revolución, también las alabanzas: destacado criminólogo, luchador contra el narcotráfico, guerrero contra los paramilitares colombianos. Maduro se trajo en enero para Caracas al dirigente bolivariano, hasta ese momento todopoderoso gobernador de Aragua.

Desde el primer día lo puso al frente del Comando Nacional Antigolpe, cuyo primer operativo fue embestir contra la oposición: siete detenidos, entre ellos el diputado Gilber Caro, que lleva un mes en prisión pese a disponer de inmunidad diplomática.

El ejecutivo bolivariano incluso ya ha determinado quién puede pagar los platos rotos. Se trata de Lee McClenny, encargado de negocios estadounidense en Caracas citado al Palacio de Miraflores, a quien señalan como gran instigador de las sanciones con el objetivo de "oxigenar a la débil y extinta oposición venezolana extremista para consumar un golpe político".

La legación diplomática, además, confirmó la noticia el lunes en Twitter con un mensaje que escoció al chavismo: "El Departamento del Tesoro impone sanciones al prominente narcotraficante venezolano Tareck El Aissami y su principal testaferro, Samark López Bello".

Este millonario boliburgués conforma la otra parte de la historia. Estados Unidos ha incluido 11 bienes de su propiedad, dos apartamentos y un avión, valorado en 15 millones de dólares, entre las incautaciones contra quien amasó su fortuna gracias a los contratos con la revolución. Acusaciones que López Bello negó taxativamente en un comunicado público, en el que reconoce una relación de años con El Aissami, pero donde se defiende al asegurar que se trata de un "hombre de negocios legítimo". El amigo del vicepresidente saltó a la opinión pública en 2010, salpicado por el caso Pudreval, cuando se descubrieron 170.000 toneladas de alimentos importados en estado de putrefacción abandonados en distintos puertos del país.

Venezuela revive así un nuevo temblor en la tierra política de los terremotos. "Que la vergüenza que sentimos hoy no empañe la voluntad de los venezolanos honestos que intentan echar pa'lante. Los honestos somos más", resumió el actor venezolano Edgar Ramírez, afincado en Estados Unidos, protagonista de Mano de Piedra y Carlos y uno de los grandes referentes culturales del país.

La Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora, reaccionó de inmediato ante la dimensión del nuevo escándalo. El Parlamento reclamará a la fiscalía que investigue las acusaciones contra el número 2 del Poder Ejecutivo y creará una comisión especial para estudiar el caso. El diputado Ismael García aseguró que por este país pasa el 40% de la cocaína de todo el planeta.

"Ahora dirán que el Departamento del Tesoro los sembró como ellos siembran a los opositores venezolanos para pudrirlos en cárceles del régimen", se adelantó Henry Ramos Allup, ex presidente de la AN.

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