Es así primero porque el MPN pretende mantener independencia, ya que este atributo es considerado esencial para su sostenimiento político. Pero también tiene que ver el hecho de que no hay un solo pensamiento en este partido, ni tampoco un único interés, por lo que en la práctica, la ubicuidad clásica se expresa con un dinamismo creciente en la misma medida en que hay diversas circunstancias que atender en la misma coyuntura.

El MPN, por ejemplo, alentó después de la primera vuelta electoral del año pasado el proyecto de Macri presidente, y se ubicó de tal manera en las cercanías del ahora Presidente que el actual gobernador Gutiérrez fue el primer mandatario que se reunió con el recién elegido titular del Ejecutivo nacional. Sin embargo, en ese mismo momento, había fracciones emepenistas con Sergio Massa, y con Daniel Scioli. Fracciones que todavía se mantienen, aunque más discretamente, y para el caso del peronismo post-kirchnerista, atentos a ver quién se quedará con la categoría de macho alfa en el nuevo contexto.

Así, no deberá sorprender que el mismo MPN que impulsó decididamente el aumento del precio del gas, se ponga a la cabeza del reclamo para que las tarifas nuevas tengan en cuenta una masa más o menos numerosa de excepciones, sea a través de la tarifa social general, o a través de otras subvenciones que eventualmente beneficiarán a pequeñas y medianas empresas, clubes sociales y deportivos, y otros sectores que claman a grito pelado advirtiendo con un apocalipsis que los llevaría a la desaparición. Al MPN le interesa cobrar más caro el gas, pero no cargar con la mochila por la eventual culpa que ese mayor costo implica cuando se aplica directamente a los consumidores.

Lo mismo pasa con la “ley antidespidos” que el presidente Macri se apresta a vetar. El MPN, alineado en este caso con Massa, votó a favor esa ley, con sus dos diputados. Sin embargo, el actual oficialismo partidario prefiere hablar poco o nada del tema, porque entiende que es algo poco sustancial en la coyuntura en lo que a Neuquén se refiere, y no hay razones de enfrentarse con Macri públicamente en un tema que atañe fundamentalmente al kirchnerismo y a los sindicatos, cada uno en su contexto propio de construcción de una etapa de reacomodamiento frente al gobierno.