El vernismo festeja en silencio y el oficialismo lame sus heridas y busca responsables

El vernismo festeja en silencio y el oficialismo lame sus heridas y busca responsables
Fernández Mendía apuntó el mismo domingo a los “traidores”, aludiendo al vernismo y a ciertos sectores marinistas, aunque sin nombrarlos. Este lunes confesó que durante la campaña, en algunos tramos se sintió “bastante solo”. Hay pase de facturas en el oficialismo.

Mientras el vernismo eligió un virtual festejo de los resultados de la elección de ayer, en el oficialismo de Compromiso Peronista los principales dirigentes están en proceso de lamerse las heridas y buscar responsables. A la luz de la opinión pública, el jorgismo le apunta a los “traidores” y “desleales” que le jugaron en contra a la fórmula oficialista, pero puertas adentro también hay pases de factura internos y algunas autocríticas que se escuchan en voz muy baja.

El diputado nacional electo Gustavo Fernández Mendía confesó este lunes que durante la campaña “en algunos tramos me sentí bastante solo”. Es una referencia al marinismo, que le sacó el cuerpo a la campaña pese a que Espartaco Marín integró la nómina, pero también puede interpretarse como una queja hacia adentro de Compromiso Peronista: los postulantes no detectaron el mismo esfuerzo de todos los intendentes ni de todos los dirigentes (incluso del gabinete).

Los resultados de la elección fueron una derrota política para el PJ pampeano -especialmente para el jorgismo- que aunque ganó en los números por unos 1.400 votos, no sólo perdió una banca sino que fue derrotado en Santa Rosa, en General Pico, en General Acha, en 25 de Mayo y en Intendente Alvear. Además, Compromiso Peronista sale de la elección sin un liderazgo definido y con más incógnitas que certezas de cara a 2015.

¿Se viene Verna?

En ese escenario, el vernismo se regodea. Sus principales referentes prefirieron ayer el silencio, aunque por lo bajo dieron rienda suelta a algunas celebraciones. En las calles no hubo afiches al viejo estilo, pero en las redes sociales los simpatizantes y dirigentes plantearon el consabido “Verna 2015” que propicia el regreso del senador a la Gobernación pampeana.

Públicamente, y en medio del silencio de Daniel Lovera y Martín Borthiry -principales referentes en la Legislatura- la respuesta que dio la diputada Carmen Bertone ante una consulta de El Diario fue que “nosotros fuimos prescindentes, así que no tenemos nada que decir”.

La pelea con Marín

“Taco” Marín, que fue aliado de ese sector en la interna, marcó claras diferencias con el oficialismo. En el mismo momento en que Fernández Mendía aludía a los “traidores”, el hijo del exgobernador reclamaba que “no haya una caza de brujas”. Rubén Marín se había despegado antes de un mal resultado, cuando reveló que le sacó el cuerpo a la campaña y no hizo nada por el candidato oficialista, más que “darles la chequera”.

Su otra “colaboración” fue la presencia en el acto de cierre del Club Estudiantes, pero el eje de su discurso fueron los palos a La Cámpora: la idea de ese encuentro era presentar un peronismo unido y quedó la idea contraria.

Una de las razones que dirigentes del justicialismo le encuentran a la derrota es la ácida confrontación, a esta altura sin vuelta atrás, entre el antiguo caudillo y los kirchneristas más duros.

Marín fue dando, de a poco, pistas de cuál sería el comportamiento de Convergencia en la general: en todo momento hizo hincapié en que en la interna habían existido agresiones de Compromiso Peronista. Entre los marinistas quedó repiqueteando especialmente aquella referencia que hizo Fernández Mendía a la “empresa familiar”. Convergencia lo tomó como un “agravio personal” y aun en esta hora en que Marín por sí mismo no tiene adhesiones electorales como para vencer en una interna, sí se puede jactar de su capacidad de daño.

Por otra parte, independientemente del comportamiento de los dirigentes, las encuestas habían arrojado en las PASO un dato concreto: de los votantes de Marín-Alicia Campo, una mitad se declaraba en favor del gobierno nacional y la otra mitad en contra, con lo cual era previsible que una porción de sus votantes mudara a una lista opositora si vencía el candidato oficialista.

Vernismo en contra,

intendente flojo

Fernández Mendía dijo este lunes que “hubiera querido por ahí más acompañamiento”. El vernismo esta vez le avisó que no haría campaña. Al menos en su favor, porque en algunos casos trabajó en contra sin disimulo: es el caso del intendente de 25 de Mayo David Bravo, uno de los ahijados políticos de Verna, que no sólo operó para el triunfo de Carlos Mac Allister, sino que salió a atribuirse la victoria.

Otros intendentes “del palo” no le arrimaron a Fernández Mendía demasiadas adhesiones. El papel del santarroseño Luis Larrañaga estuvo en el tapete desde las PASO: integrante de Compromiso Peronista, Larrañaga sin embargo es mirado de reojo por el resto de los intendentes, que hace tiempo percibió que privilegia sin vueltas su interés personal, además en el marco de una gestión cuestionada por numerosos puntos flojos.

Los resultados en Santa Rosa fueron una demostración de esa realidad y una sorpresa que no esperaba ni el más pesimista de los dirigentes del oficialismo.

Dormidos en los laureles

Algunos dirigentes del oficialismo admiten que tras los resultados de las PASO se “durmieron en los laureles” y supusieron que la victoria en la general llegaría por decantación. El hecho de haberse ausentado a los debates en que participaron otros candidatos es un detalle, pero que demuestra la decisión de “hacer la plancha”.

Con esa postura, en algo más de dos meses, el oficialismo facilitó que el “Colorado” duplicara sus votos y también un acercamiento notable de Francisco Torroba.

Compromiso Peronista hasta pecó de optimista: tanto dio por sentado el triunfo que “relajó” a propios y extraños, aventó cualquier riesgo de que perdería una banca y no acentuó ninguno de los perfiles del candidato en el último tramo proselitista.

Poco K

Así se generó la paradoja de que el Partido Humanista se presentó como el “verdadero” espacio de respaldo al gobierno nacional.

El gobierno provincial no hizo demasiados esfuerzos por presentar a su postulante como un candidato K. No hubo visitas de funcionarios nacionales, el discurso no aludió demasiado a los mejores aspectos de la gestión nacional, no hubo una especial reivindicación de la “década ganada”.

Conclusión: es probable que algunos votos de raíz kirchnerista, pero disgustados con el PJ pampeano, se hayan volcado al Humanismo, que por algo también casi duplicó su performance de las PASO (se fue de 4.346 a 8.240 votos). Esos votos le duelen a Compromiso Peronista, porque una cantidad similar le hubiera sido suficiente para retener la banca y llevar al Congreso a Verónica Leduc.

Además, el PJ pampeano tiene pocos dirigentes como para mostrar como referentes K. Una es la diputada nacional María Luz Alonso, que al menos salvó la ropa en su Victorica natal, pero no es una líder de peso ni antigüedad en el peronismo pampeano. La otra es la senadora María de los Ángeles Higonet, de quien todos recuerdan que en 2009 hizo campaña en contra del kirchnerismo, aliada a Verna, y cuya imagen política quedó resumida en la durísima derrota que le asestaron en Guatraché, de la que fue intendenta.

Extraña sucesión

Finalmente, hay otros detalles que perjudicaron al candidato oficialista, aunque es difícil de medir respecto de cuántos votos puede significar.

Uno es su desplazamiento del Ministerio de Bienestar Social, que fue extraño y poco conveniente a sus aspiraciones electorales.

El diputado electo dio el paso al costado bajo el argumento de que quería dedicarse a la campaña: esa decisón, que hasta podría haber sido capitalizada como un gesto ético poco frecuente, quedó ensuciada por el modo en que se planteó su sucesión.

El desembarco de Raúl Ortiz y los suyos se hizo con tanta pompa y tanto mensaje al estilo “acá hay que empezar todo de nuevo”, que resultó una suerte de crítica velada a la gestión del propio Fernández Mendía. Apartaron a sus hombres clave de la función -aun en campaña- y cuestionaron, en el discurso o en los hechos, varias de sus políticas.

El otro aspecto a tener en cuenta es el contexto nacional, que -acertado o no- fue presentado en general como una suerte de “fin de ciclo” kirchnerista. Suele ocurrir, según analizan conocedores de este tipo de conductas electorales, que existe una tendencia al “voto ganador” y en esta ocasión “el cambio de onda” también pudo haber perjudicado al postulante oficialista.

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