El ultranacionalista holandés Wilders insiste ante un tribunal que "no es racista"

El ultranacionalista holandés Wilders insiste ante un tribunal que

El líder de la ultraderecha, Geert Wilders, negó este miércoles ser un racista al comparecer ante el tribunal que lo juzga por incitación al odio y que pronunciará su sentencia en diciembre pŕoximo, tres meses antes de unas elecciones que pueden llevarlo a liderar el gobierno.

El fundador y líder del Partido de la Libertad (PVV, en sus siglas en neerlandés), que lidera varias encuestas de cara a los comicios de marzo próximo, está siendo juzgado desde marzo pasado por incitación al odio y la violencia, insultos raciales y discriminación contra los marroquíes en Holanda.

"Nada de racismo", dijo el candidato de la ultraderecha a primer ministro, en referencia a un acto en La Haya en 2014, en el marco de las elecciones municipales, en el que pidió a los holandeses que corearan "menos, menos marroquíes en Holanda".

Wilders, quien en 2011 fue absuelto en un juicio similar por haber calificado al islam de "ideología violenta", negó que tuviera intención de incitar al odio contra esa comunidad, numerosa en el país. "Yo me refería a los delincuentes", precisó ante el tribunal. 

Sin embargo, el tribunal ha escuchado este mes a miles de testigos que han denunciado un aumento de la islamofobia y racismo tras esas declaraciones de Wilders. 

Muchos aseguraron que viven en medio de la "inseguridad": niños que tienen miedo a ir colegio, empresarios que pierden la confianza de sus clientes o mujeres que advierten de "problemas psicológicos" entre los marroquíes.

"Estoy aquí, delante de todos ustedes, pero no estoy solo. Mi voz es la de muchos, es la de la gente común, la de las personas que quieren a su propio país. Y tú los conoces. Podría ser incluso tu conductor", dijo Wilders al juez, adoptando un tono más propio de campaña electoral que el de un acusado sometido a juicio.

Además, pidió "que se respete la única libertad que me queda", después de más de una década con los guardaespaldas pisándole los talones y con agentes de seguridad rodeando su casa. 

"Sé lo que es la falta de libertad, y espero, sinceramente, que no tenga que vivir eso", dijo, en un discurso en el que apeló en todo momento a las emociones de los jueces y fiscales presentes en la sala, informó la agencia de noticias EFE.

Y tildó de "falso y malintencionado" el proceso judicial y lamentó que "no se tenga en cuenta el contexto" en el que pronunció sus palabras.

"No soy un racista y mis electores tampoco lo son, dejen de insultarlos", exigió, ante el despliegue masivo de periodistas nacionales e internacionales que acudieron a escuchar al político a la Corte de alta seguridad, en Schiphol, cerca de Amsterdam.

El líder de la ultraderecha holandesa, de 53 años, defendió que su trabajo como político "es decir la verdad" y lo seguirá haciendo. 

"Holanda tiene un problema y se llama marroquíes", repitió, una y otra vez, aunque especificando que se refería a los "delincuentes, y eso no constituye discriminación". 

El líder de ultraderecha criticó en numerosas ocasiones al tribunal por contar entre sus miembros con una "mujer sesgada" -la magistrada Elianne van Rens-, en la que "no puede confiar para dictar sentencia". 

Las sesiones judiciales comenzaron a finales de octubre pasado, y él, en una carta abierta leída por su abogado el primer día, explicó que "los debates políticos se realizan en el Parlamento, no en los tribunales", tachando el proceso de "farsa". 

La Fiscalía, no obstante, le considera culpable, especialmente porque sus declaraciones fueron hechas en un "contexto determinado".

La semana pasada pidió como condena una multa de 5.000 euros por "insultar a un grupo de población e incitar al odio" contra todos los marroquíes-holandeses del país. 

Wilders no está obligado a asistir al tribunal para defenderse a menos que así se lo exija la Corte, en caso de que tenga que responder a algunas preguntas. 

El candidato a primer ministro en las legislativas de marzo, seguidor del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aprovechó el proceso judicial para hacer campaña. 

Conocido por su discurso contra el islam y la inmigración, antieuropeísta declarado, ha prometido que nadie le va a "cerrar la boca". 

Se mantiene firme en su postura, defendiendo su derecho político y su deber de hablar de "los problemas" de Holanda, entre ellos "el megaproblema marroquí".

Wilders ha liderado varias encuestas de cara a las elecciones, entre ellas una publicada esta semana que le garantiza un 30% de los escaños de la Cámara de los Diputados. 

En su programa electoral lleva la promesa de reducir la presencia del islam en Holanda, a través del "cierre de mezquitas y escuelas islámicas" y "darle más dinero a los que verdaderamente lo merecen", los propios ciudadanos holandeses.

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