Separar colores para mitigar retenciones, entre militantes y empleados designados

Separar colores para mitigar retenciones, entre militantes y empleados designados

El gobierno analiza segmentar las retenciones en la pesca en función de los costos de producción. Van a designar a un militante con pasado como precarizado en una cooperativa de pescado en el Consorcio. Montenegro ya designó a un empleado de Tettamanti en el Directorio del Consorcio.

 

Por Roberto Garrone

“La pesca”, “el puerto”, “la industria pesquera”, en Mar del Plata encierra una amplia gama de realidades y colores que vale distinguir, principalmente en estos días en que todo el abanico sectorial reclama por las consecuencias que ha tenido el 9% de retenciones que aplicó el nuevo gobierno para todos los productos que exporta la pesca.

La estadística oficial del INDEC marca una retracción generalizada de los principales productos que exporta la pesca nacional. El langostino retrocedió un 8,2% y se ubicó en los 6427 dólares. El calamar bajó un 3,1% y ronda los 2500 dólares en tanto el filet de merluza hubbsi alcanzó un precio promedio 2525 dólares que representaron en la comparación interanual un retroceso del 5,4%. A todos estos valores hay que descontarle desde la entrada en vigencia de la ley de “Solidaridad social y recuperación productiva”, la retención del 9%.

Todas las piezas que conforman el rompecabezas de la actividad exportan más o menos en esos mismos valores. El punto a distinguir es el costo de producción que cada uno tiene. Y acá la paleta de colores se amplía mucho más porque no es lo mismo el costo de un barco factoría,  que el de un armador fresquero que reprocesa en su planta.

 

No tiene el mismo costo un frigorífico que tiene barco y todo su personal registrado bajo convenio, que el que no lo tiene  y compra el pescado entero en muelle, o el que corta en una planta sin habilitación y con personal no registrado/cooperativizado/precarizado/negro oscuro. No es lo mismo pescar langostino con el “Don Natalio” o el “Mar del Chubut” que con el “José Américo” o el “Rasmus Effersoe”. La industria regala todas las variantes.

Aplicar un porcentaje generalizado a todos los productos de todas las especies es premiar al que menos empleo genera en tierra y castigar al que lo hace. Porque hoy en día mantener una estructura productiva atada al procesamiento de pescado fresco en Mar del Plata es un milagro por todas las dificultades y sobrecostos que tiene en relación a un barco que captura y declara lo que quiere y corta con fileteadoras automáticas en alta mar. O congela langostino entero y lo exporta, del que lo pesca fresco y vende en muelle.

Los números estadísticos avalan ese fenómeno en la merluza. De los 10 barcos que más declararon pescar el año pasado, los 10 son factoría y la mayoría terminó pescando más cuota de la permitida en su asignación por la cuotificación.

Ya lo hemos dicho, ocurre porque les permiten violar la Ley Federal de Pesca al transferir cuota de barcos fresqueros a congeladores. Pero si todos pudieran tener la opción que tienen unos pocos: Solimeno, Moscuzza, Iberconsa, Baldino, Mattera lo tiene pero esta roto y el de Romano hace años que ya no pesca, lo harían también.

Hoy la flota congeladora puede vender un filet de merluza al mercado brasileño a menos de 2700 dólares la tonelada. Ese ni siquiera es el costo de producción para un frigorífico en tierra con personal registrado.

Nadie quiere cortar pescado en tierra porque es una ecuación donde los costos y conflictos laborales ponen en jaque la rentabilidad. Los obreros que se jubilan o se van no se reponen. Lo sufre El Marisco, con sus 4 barcos fresqueros y más de 100 obreros registrados, Frigorífico del Sud Este, al borde de la quiebra. Ya no está Loba Pesquera, Barillari, Poletti, Costa Brava y mucho más allá Mellino, Ventura…

Tratar de distinguir entre grises es la tarea que por estas horas ocupa a Carlos Liberman. El nuevo subsecretario de Pesca recibió a buena parte de los actores pesqueros en su nuevo despacho esta semana.

Poca ayuda tendrá de Luca Pratti, el nuevo director Nacional de Pesca. Viene de ser Subsecretario de Planificación y Gestión de Seguridad Ciudadana en Santa Cruz. Salvo que reediten el proyecto de instalar cámaras a bordo de los pesqueros para controlar descartes y el volumen que entra a las plantas de los buques factorías. Lo dudo.

Si por nombres se trata, estas últimas horas se conocieron nuevos. El apuntado para el Consorcio Portuario es Gabriel Felizia. “Militante del Movimiento Nacional, Popular y Democrático. Radical”, dice en su perfil de twitter. Nunca un ingeniero portuario, alguien que tenga un plan, que haya estudiado un poco, que tenga una idea…

Parece que alcanza con haber pasado como precarizado en una cooperativa que cortaba pescado, militar con Chucho Paez en el Movimiento Nacional Alfonsinista y ser secretario de Bloque en el HCD. “Un flaco macanudo”, lo definen allegados. Así nos va.

El nombramiento de Pablo Ciceri ni siquiera fue por su militancia. Llegó  por ser empleado de Horacio Tettamanti en SPI Astilleros. Pablo era el jefe del Mosdook, uno de los diques flotantes. Pero no lo designó el ingeniero naval sino Guillermo Montenegro.

El intendente lo nombró como representante de la Municipalidad en el directorio del Consorcio Portuario. Un favor por otro: haber apoyado la candidatura de Gustavo Pulti, el hombre que inclinó la balanza para que Montenegro llegue a la Municipalidad.

Pero después hay que escucharlos decir que el puerto es clave para el desarrollo y futuro de la ciudad y la región. Se nota.

Si bien Liberman no prometió nada, en la Subsecretaría trabajan en un esquema de estratificación o segmentación de los derechos de exportación para evitar que se termine de desmoronar el empleo en las plantas de Mar del Plata.

Lo que ocurría en la industria con los reintegros por exportación, que tenían mayor porcentaje los productos que más valor agregado tenían llegando al 11%. Luego vino la devaluación del invierno del 2018 y voló por los aires para quedar unificado casi al ras del suelo en el 1,75%.

La siguiente devaluación dio vuelta la moneda y se establecieron retenciones generalizadas. En menos de dos años la pesca pasó de percibir reintegros a pagar derechos. Argentina, un país donde la pesca marplatense está incluida en el Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires.

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