Para el mandatario provincial, será el momento de un viraje en la forma de hacer y pensar la política argentina. Es que está convencido de que la gente pide un cambio sobre una manera de gobernar que no le simpatiza mucho. Por lo menos sus definiciones instalaron esa posibilidad.

"Un modelo político donde se toma de rehén al ciudadano argentino, donde las libertades y los derechos se restringen para trabajar, producir, circular, donde no se respeta la división de poderes del Estado y donde en definitiva no se piensa que quien llega a un lugar determinado, a partir de ese momento debe gobernar para todos los argentinos y no hacer sectarismo". Con esas palabras, en detalle, el mandatario provincial dejó en claro lo que piensa de la forma de gobernar de Cristina Fernández de Kirchner y su Gabinete.

Sus apreciaciones fueron las mismas que desde hace casi dos años prácticamente fueron empapando a la opinión pública provincial y lo ayudaron a sostener el Sillón de Ferré el pasado 15-S. Pero una diferencia se observó en su conversación radial con Sudamericana. Esta vez le puso fecha de vencimiento al modelo nacional.

"Realmente creo que el próximo domingo, a las 18 habrá una nueva realidad política en el país", aseveró el jefe del Ejecutivo provincial, quien además sostuvo que su postura no es desalentadora para quienes comandan los destinos de la Argentina. Confía en que un sopapo en las urnas "permita reflexionar al Gobierno nacional respecto de producir los cambios, las modificaciones y las actitudes con la sociedad argentina para que podamos trabajar mejor, para que podamos hacer las cosas de la mejor manera posible, para que el ciudadano pueda tener solución a los problemas constantes y diarios que tiene, que la economía mejore sustancialmente, las economías regionales, el tema de la inflación, la posibilidad de poder trabajar libremente, etcétera".