El juez Sebastián Casanello, quien había elevado a juicio la causa por enriquecimiento ilícito, finalizó esta semana una parte de esa investigación que estaba pendiente. Casanello clausuró la investigación del capítulo por el que tanto Jaime como una de sus hijas, Julieta Cecilia Jaime habían sido procesados. El padre, como el enriquecido ilícitamente, y su hija, como uno de sus testaferros. En agosto pasado la Sala I de la Cámara Federal había confirmado los procesamientos que Casanello había dictado contra Jaime y su hija de 35 años.

Casanello elevó a juicio oral y público el capítulo de la compra de una moto de agua por parte de la hija de Jaime que, según la investigación, se hizo con dinero mal habido. Junto a la compra de una moto de agua por parte de Julieta Jaime se investigó la adquisición de una casa en la ciudad cordobesa de Carlos Paz, donde el ex funcionario decía que vivía antes de ser detenido.

Esa casa figura en los papeles a nombre de Julieta Jaime y antes había sido inscripta por su ex suegra. El fiscal Carlos Rívolo, quien investiga el enriquecimiento ilícito de Jaime y a sus testaferros, determinó que la hija del ex funcionario no tenía cómo justificar el monto pagado por la casa.

Intentaron armar una coartada justificando el dinero a través de un préstamo de mutuo. Los investigadores judiciales determinaron que aquel préstamo tenía varias inconsistencias, es decir que no lo tomaron por auténtico. Julieta Jaime tampoco pudo justificar sus ingresos porque presentó certificados de trabajo extendido por Mariela Baldi, abogada y amiga de la familia del ex funcionario, que fueron desestimados por los investigadores.

La moto de agua fue comprada en 2005 y la casa en Carlos Paz en 2007, cuando Jaime estaba en la plenitud de la recaudación de dinero negro a través de negocios que hacía en la secretaria de Transporte. La moto fue, si se quiere, lo último en descubrirse como parte de su patrimonio: en el primer capítulo de la causa por enriquecimiento ilícito quedó demostrado que Jaime tenía casas, autos, un hotel y un avión de cuatro millones de dólares en su patrimonio. Conseguido, por cierto, de manera ilegal. De la causa por enriquecimiento ilícito faltan cerrar algunos capítulos: uno de ellos es el referido al yate de un millón de dólares que usaba Jaime y que está secuestrado en Uruguay.

Mientras pasa sus días en la cárcel de Ezeiza, Jaime acumula procesos judiciales en los queda demostrado el sistema corrupto que reinó en el área de transporte del gobierno nacional entre 2003 y 2009.