Reprimen las marchas por el racismo

Reprimen las marchas por el racismo

Miles de personas salieron a protestar contra los últimos casos de gatillo fácil en muchas ciudades de EE.UU. La represión fue tan violenta que Obama acortó su viaje a España para intentar apaciguar la situación con una visita a Dallas el martes próximo.

Varias ciudades de Estados Unidos vivieron ayer, otra vez, horas de tensión y violencia cuando miles de personas salieron a las calles a protestar contra los últimos casos de gatillo fácil policial contra negros y fueron reprimidos, con un saldo final de alrededor de 250 detenidos y cinco oficiales con heridas leves.

Uno de los momentos más tensos de la noche se vivió en la ciudad de St Paul, en Minnesota, donde cientos de personas marcharon para pedir justicia por la muerte de Philando Castile, el ciudadano negro que murió, sentado en su auto, al lado de su novia y su hija pequeña, acribillado por un policía blanco durante un control de tráfico.

Según la policía, que intentó dispersar la protesta con bombas de humo y gas lacrimógeno durante horas, al menos 100 personas fueron detenidas, la mitad de ellos por bloquear una autopista interestatal.

La muerte de Castile desencadenó una nueva ola de protestas raciales la semana pasada, junto a la de Alton Sterling, un hombre negro al que dos policías blancos dispararon el martes a quemarropa cuando ya lo tenían reducido en el suelo en Baton Rouge, en el estado de Louisiana.

Tanto los oficiales que mataron a Sterling como el que acribilló a Castile fueron suspendidos y las autoridades prometieron una investigación federal a fondo. Sin embargo, las absoluciones de policías acusados de gatillo fácil en los últimos meses despertaron una desconfianza inmediata.

Por eso, Baton Rouge fue escenario, otra vez, de una de las mayores marchas del país, que, nuevamente, terminó con represión policial y un gran número de detenciones.

Según el movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan), 125 personas fueron detenidas por protestar, entre ellos uno de los líderes más importantes del movimiento, DeRay Mckesson, quien trasmitía en vivo todo lo que sucedía en la calle con su teléfono y a través de las redes sociales.

Las protestas contra la brutalidad y el racismo institucional que una y otra vez exhiben las policías de las ciudades y estados también se multiplicaron en San Antonio, Texas, en Chicago, Nueva York, Washington DC, Atlanta y Miami.

En Dallas, en tanto, la tensión aún se siente en el aire a tres días de la masacre de cinco policías a manos de un ex soldado, que se instaló como un francotirador el jueves pasado y disparó contra las fuerzas de seguridad durante una manifestación convocada por Black Lives Matter.

El sábado una falsa alarma desató un masivo operativo de seguridad alrededor de la sede de la policía local y desalentó cualquier posible protesta callejera. Ayer, el jefe de la Policía de Dallas, David Brown, reforzó el clima de tensión al afirmar en una entrevista de la cadena de noticias CNN que el autor de la matanza del jueves tenía planeado un ataque aún más grande y sangriento para “hacer pagar” a las fuerzas de seguridad su violencia contra minorías como los afroestadounidenses.

Desde España, donde se encuentra en visita oficial, el presidente Obama reivindicó el trabajo de la policía de Dallas y dijo que esa fuerza está intentando mejorar su relación con la comunidad afroestadounidense, “como pide Black Lives Matter”. No obstante, también pidió terminar con los abusos y el racismo.

Horas después, el vocero presidencial, Josh Earnest, informó a través de un comunicado que Obama viajará el próximo martes a la ciudad de Dallas para dar un discurso en homenaje a los cinco policías asesinados el jueves por un joven ex soldado de la guerra de Afganistán.

“El martes, 12 de julio, por invitación del alcalde de Dallas, Mike Rawlings, el presidente viajará a Dallas, Texas, para pronunciar un discurso en un homenaje a las víctimas en el Morton H. Meyerson Symphony Center”, informó Earnest. “En los próximos días habrá más detalles de la visita del presidente a Dallas”, agregó.

En el último año, los asesinatos de ciudadanos negros, en su mayoría desarmados, a manos de policías blancos desataron protestas masivas y, en algunos casos, hasta incidentes y pequeñas batallas campales en el corazón de varias ciudades estadounidenses.

Muertes como éstas no son nuevas en Estados Unidos; sin embargo, desde el asesinato de Michael Brown, un joven negro de Ferguson, Missouri, a manos de policías blancos, en agosto de 2014, las comunidades afroamericanas en el país han decidido responder saliendo a las calles para pedir justicia y cambios reales.

En lo que va del año, 506 ciudadanos murieron por disparos de policías en servicio en Estados Unidos, entre ellos 123 negros, según un relevamiento realizado por el diario The Washington Post.

Comentá la nota