Regreso destemplado del auténtico Luis Juez

No lo tenemos filmado. No lo vimos en YouTube.

Simplemente lo imaginamos.

Cuando Luis Juez se dio cuenta de que el 28 de junio el escrutinio lo daba con muchos menos votos de los que él pensaba y necesitaba, reunió a su equipo de asesores para ver qué había pasado.

Y llegó a la conclusión que, probablemente, se le fue la mano con su estilo tan recargado de descalificaciones, acusaciones e insultos.

Y dijo que iba a cambiar. Más aún: se propuso cambiar.

Desde esta columna lo aplaudimos al punto tal que muchos nos preguntaron si nos habíamos convertido al juecismo. "No, respondimos, lo que sucede es que cuando alguien que criticamos decide cambiar, puente de plata para él y además, todo el reconocimiento del mundo si su rectificación es sincera".

Todos estábamos avisados de que la recuperación, para estos casos de incontinencia verbal e insulto precoz, es sumamente complicada. Todos nos advertían sobre el elevado porcentaje de reincidencia que se da en estos casos.

Lo que no pensamos era que el regreso del auténtico Luis Juez se daría tan rápido.

Que el "hombre nuevo" no duraría ni un solo mes.

Sin embargo, tenemos que rendirnos ante la evidencia.

Reapareció y es el Juez de siempre, excepto por algo que pasamos a detallar.

Y es esto: al Juez actual no le gusta que nadie le recuerde que él fue el intendente de Córdoba hasta hace un año y medio. Él no ve las horas de asumir como senador nacional. Juez no quiere que le digan "ex intendente", prefiere que lo llamen "senador electo".

En la pared de su despacho, Juez va anotando cuántos días le faltan para asumir como senador. Quiere irse de Córdoba cuanto antes, para que nadie lo relacione con los problemas que hoy tiene la Municipalidad de Córdoba. No vaya a ser cosa que alguien lo vincule al desastre que se está viviendo en estos días.

Salvo por esto, Juez sigue siendo el de siempre. La fama televisiva nacional no lo ha cambiado. Al revés: si Juez comenzaba a ser un hombre serio, medido, moderado, pensante, de gesto adusto, con pose de estadista… ese Juez no le interesaba a ningún canal porteño.

No: lo que ellos quieren es un Juez que sea parecido al de Gran Cuñado, que haga los chistes de siempre, que acuse de choro a todo el mundo, que le diga a la Presidenta "ésta es para vos".

¡Ese es el Juez que tiene más rating!

¡A ése es al que le llueven invitaciones para concurrir a todos los programas de televisión!

Una nueva reunión con su equipo de asesores debe haber puesto las cosas en su lugar. La cabra tira al monte. No es sencillo rebelarse contra las curiosas y firmes demandas de la naturaleza psicológica.

En su reaparición, Juez dijo las cosas de siempre, en el tono de siempre. Dijo, por ejemplo, que De la Sota quiere ser presidente del PJ porque es el presidente el que arma las listas. La pregunta que a uno se le ocurre en forma inmediata es muy sencilla: en el Partido Nuevo… ¿quién arma las listas? ¿Se arman en una compleja negociación entre las diversas corrientes internas? ¿O es Luis Juez el que, lapicera en mano, escribe los nombres?

Conforme a un estilo propio del best seller "Cómo ganar amigos", Juez arremetió también contra la UCR: "Los que se presentan como alternativa (para candidato a gobernador en 2011) son los que cerraron hospitales, dispensarios y escuelas".

Luego dirigió una delicadeza a ambos partidos locales: "Uno roba y el otro espera". Sin embargo, en un último estertor del "hombre nuevo" alcanzó a balbucear: "Con Aguad y Mestre coincidiremos en el Congreso". No es sencillo coincidir con alguien a quien uno considera ladrón y destructor de dispensarios y escuelas.

Pero así es Luis Juez, el hombre con la lengua más larga de la política argentina. Pero cada vez son más los que le tienen picado el boleto.

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