Refrescos tienen su primera caída en ventas y volumen de producción en 5 años

Refrescos tienen su primera caída en ventas y volumen de producción en 5 años

La nueva norma para el reetiquetado frontal y de advertencia de productos y bebidas ultraprocesados en el país entra en vigor este primero de octubre, lo que significará la cereza en el pastel de un mal año para la industria refresquera nacional.

 

La NOM-051 terminará por complicar el panorama del sector, que ya registra su primera caída en volumen de producción, así como en el valor de ventas en cinco años.

De enero a julio de 2020, el volumen de refrescos de cola y de sabores retornables, no retornables y en lata cayó 1.8% frente al mismo periodo del año inmediato anterior a 11,183 millones de litros.

En términos de valor, el sector también experimentó su primera contracción en un lustro, aunque marginal hasta ahora. En los primeros siete meses del año retrocedió 0.1% contra el igual lapso de 2019, a 98,753 millones de pesos, según cifras del Inegi.

Sin embargo, la industria no tenía un retroceso en ambos indicadores desde 2015, un año después de que entró en vigor el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los refrescos. Las medidas recaudatorias incrementaron los precios en las bebidas carbonatadas, lo que restringió su compra por parte de la población.

La situación económica, con los datos que tenemos refiere que es un momento difícil para la industria, esperando que en el futuro recupere su senda de crecimiento histórica dijo Jorge Terrazas, director general de la Industria Mexicana de Bebidas (Anprac) a pregunta expresa de EL CEO.

Explicó que el cierre de las ‘tienditas de la esquina’, como consecuencia de la pandemia, afectaron las ventas de la industria, ya que de cada 10 artículos que se comercializan en los locales, 2.5 corresponden al portafolio de productos de la Anprac.

Este año cerraron sus cortinas cerca de 150,000 tienditas. En una primera instancia, fue por el inicio de la pandemia por COVID1-9 y luego, por las bajas ventas que registraron, según estimaciones de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec).

En los últimos 10 a 15 años el crecimiento de la industria ha sido del 1 al 1.5% anual (…) Todo el contexto macroeconómico impacta todas las industrias, al momento no tenemos estimaciones de cómo acabará el año dijo Tania Ramos, encargada del área de investigación e inteligencia de la Anprac.

Además de la afectación por la pandemia, también está la entrada en vigor del nuevo etiquetado de advertencia y la prohibición en la venta de productos ultraprocesados a menores de edad en Oaxaca, Tabasco y la posibilidad a que se extienda a todo el país.

El reetiquetado consiste en mostrar de manera frontal octágonos de advertencia sobre altos contenidos de azúcar, grasas saturadas, sodio y calorías en alimentos y bebidas no alcohólicas, en su primera de tres fases. La última iniciará el 1 de octubre de 2025.

Ampliar portafolio bajo en calorías: el compromiso

La Anprac -que agrupa a más de 120 embotelladores mexicanos- tiene un objetivo bien definido: aumentar al 70% la cantidad de bebidas reducidas o sin calorías dentro de su portafolio para 2024.

La industria va por buen camino, pues a 2020, el 55% de sus productos ya son bajo esta denominación.

“Cuando entré como director de la Anprac hace seis años, el 37% de los productos eran bajos o sin calorías. Para 2020, ya uno de cada dos productos que se venden tienen esta denominación”, comentó Terrazas.

Aunque los mexicanos eligen cada vez más refrescos bajos en calorías

La reformulación de sus productos representará una inversión importante por parte de las diferentes empresas, aunque hasta el momento no se tiene el monto exacto.

El actual gobierno criticó a la industria por el daño a la salud que representa el consumo en exceso de las bebidas.

El subsecretario de salud, Hugo López-Gatell calificó al refresco como “veneno embotellado”, por ser uno de los factores que genera padecimientos crónicos muy comunes en los mexicanos como la diabetes y le hipertensión. Estas enfermedades son algunas de las que disparan el índice de mortalidad de las personas positivas a COVID-19.

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