Refrescos y carambolas del destino

Refrescos y carambolas del destino

En esta época 'matamos' más la sed con bebidas azucaradas de las que desconocemos muchas anécdotas

En la época del año que nos encontramos parece que consumimos más refrescos de lo habitual, sobre todo nos refrescan cuerpo y mente. Para la archipopular Coca-Cola han pasado algo más de 134 años desde su nacimiento y estoy seguro que desconocías alguna que otra anécdota como que la forma de su botella de vidrio, llamada 'contour', se diseñó en el año 1915 y fue inspirada en la semilla de cacao.

 

 

Hay toda una historia detrás del Santa Claus que nos vende la publicidad. / DM

 

Cuadro de Dalí.

 

El Santa Claus que hoy en día identificamos es obra del pintor Haddon Sundblom, responsable de darle una forma más humana. El artista, tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, regordete, con rostro alegre y bondadoso y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. La empresa reprodujo tanto al personaje en las campañas navideñas que su imagen se ha quedado ya fijada en el imaginario colectivo.

 

 

 

1985 fue el año en el que el primer refresco llegó al espacio y hasta el pintor Salvador Dalí pintó la característica botella en uno de sus cuadros. Pero también existen curiosidades en su gran rival, la marca Pepsi tiene unas cuantas anécdotas como la de su nombre, creada en 1890 para curar el dolor de estómago y mejorar la digestión, en alusión a la enzima digestiva pepsina.

 

Jóvenes celebrando la llegada de Pepsi a la Unión Soviética. / DM

Aunque el dato más loco y rocambolesco es cuando Pepsi creció dando el salto a otros mercados, comenzando a vender gran cantidad de refrescos a la Unión Soviética. En la década de los 80, los rusos consumían una gran cantidad de botellas de Pepsi fabricadas en las 21 plantas abiertas entre sus fronteras. Pero a medida que la URSS entraba en colapso a causa de la crisis económica no disponían de dinero y realizaron un curioso trueque.

Entregaron a Pepsi como pago a material militar; el New York Times recogía la noticia en mayo de 1986. «Un total de 17 submarinos de ataque obsoletos, un crucero, un destructor, una fragata y unos cuantos petroleros civiles.» Con esta adquisición se convirtió en la sexta mayor flota naval del mundo.

Toda la flota tenía un valor aproximado de 3 mil millones de dólares, según la compañía de refrescos que fue vendiendo poco a poco toda la flota a otros países o como chatarra.

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