Las razones del ruidoso silencio de los intendentes

Las razones del ruidoso silencio de los intendentes

En el conurbano, las cabezas del peronismo territorial se refugiaron en el mutismo y se despegaron de la estrategia de la Gobernación. Vuelto a Berni y puenteo a la Nación.

Por: José Maldonado.

La foto que mostró juntos a Mayra Mendoza y Sergio Berni el martes pasado, a pocas horas del estallido de furia de colectiveros y las piñas al ministro de Seguridad, fue el único gesto de respaldo que recibió el gobierno de Axel Kicillof por parte de los intendentes peronistas del conurbano en la larga semana de crisis que se abrió tras el asesinato del colectivero de Daniel Barrientos y sus derivaciones políticas.

Con ese unánime (y ruidoso) silencio, los alcaldes de las distintas tribus del Gran Buenos Aires dejaron solo a Kicillof y se despegaron sin disimulo de la estrategia que eligió la gobernación para gestionar el conflicto abierto tras el crimen de Barrientos. Ninguno quiso quedar involucrado con las sospechas planteadas desde La Plata sobre la modalidad del robo y la naturaleza del crimen, ni las que vincularon a Patricia Bullrich en supuestas movidas de desestabilización en ese distrito.

En ese despegue de los intendentes hay razones que tienen que ver directamente con un cálculo de los costos políticos en sus propios electorados de un tema caliente y que genera indignación, pero también viejas y nunca saldadas cuentas con la gestión provincial, especialmente con Berni, a quien le reprochan destratos de todo tipo, falta de diálogo y una pelea que muchos consideran "absurda" con la Nación, que los perjudica directamente.

Kicillof en TV

"Es un disparate. ¿Quién armaría una cosa así? Están desorientados", decía en privado el intendente peronista de un municipio cercano a La Matanza días atrás sobre la hipótesis que había planteado por esas horas Kicillof en una entrevista en TV, en la que deslizó, sin decirlo abiertamente, que el robo del colectivo podía ser un episodio "armado" y mencionó a Bullrich, a quien vinculó con supuestas movidas desestabilizadoras en esa zona del conurbano.

Para los alcaldes que gestionan el territorio y que conocen todas las modalidades delictivas de sus distritos, el crimen de Barrientos obedeció a una lógica que, aunque extrema, no sale de un patrón conocido. "Registros de crímenes contra colectiveros en La Matanza hay desde la década del '80", ejemplificaba un exintendente que gobernó muchos años uno de los municipios calientes del oeste del Gran Buenos Aires.

Los intendentes tampoco emitieron ninguna señal de respaldo a Kicillof y Berni en la pulseada política que abrieron en La Plata contra el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, por la polémica en torno al despliegue de efectivos de Gendarmería en los distritos.

En contraste, en su totalidad respondieron esta semana a la convocatoria de la cartera nacional para las reuniones de conformación del Comando Unificado Conurbano (CUC) que organizará el operativo de desembarco de 6 mil gendarmes por todo el gran Buenos Aires, enviando a sus secretarios del área a reunirse con la número dos de Aníbal, Mercedes Lagioiosa. Una foto que en La Plata generó más irritación y tensión.

"Nos puentean desde el primer día", se quejaban en el Ministerio de Seguridad de calle 2. Dato sugestivo: el encuentro entre la Nación y los intendentes fue gestionado por el Jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde.

Un puente a la Rosada

Ese "puenteo" de la administración nacional con los intendentes sin pasar por la provincia es fuente de uno de los principales focos de tensión entre la Casa Rosada y la Gobernación. Los intendentes lo saben y con sus gestos parecen enviar un mensaje claro hacia La Plata, que tiene como destinatario principal al ministro Berni.

"Nadie lo banca", resume un jefe comunal de la Tercera sección sobre el ministro de Seguridad. En la lista de reclamos aparecen temas de fondos y recursos para los municipios. Los intendentes dicen que no alcanzan, pero además se quejan de que la falta de diálogo entre La Plata y la Casa Rosada los perjudica. "No quieren que nosotros gestionemos cosas que podemos gestionar con la Nación y después quieren que la plata que nos manda la provincia la usemos para nafta o arreglos de los patrulleros", se quejaba el mismo intendente.

Esta semana, para colmo, Berni decidió abrir un nuevo foco de conflicto con las autoridades municipales, a quienes responsabilizó por la falta de efectivos en la Bonaerense. En medio de la polémica por la seguridad en el conurbano, el ministro aseguró que los municipios estaban a cargo de de reclutar postulantes para la fuerza policial, pero alguno de ellos no lograron sumar ni un solo agente.

Replegados en el silencio, los intendentes vieron con inquietud cómo el conflicto político fue escalando esta semana sin encontrar freno y empiezan a medir los costos que podría tener en su estrategia de supervivencia política. "Están jugando con fuego", advierte un alcalde que va por la reelección en el norte del conurbano. "La gente no nos va a perdonar este despelote", definió.

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