La Presidente sostiene a Néstor para apuntalar una candidatura que genera dudas en el propio oficialismo. Nuevo giro en la estrategia electoral: hasta ayer le recomendaban a la jefa de Estado que no se metiera a pescar votos.
Hasta ahora, la Presidenta había evitado la campaña electoral directa: le habían aconsejado limitarse sólo a la gestión. El de ayer fue un acto atípico. En lugar de dirigentes del kirchnerismo, la audiencia estaba integrada por mujeres y hombres del espectáculo, entre los que se encontraban celebridades del pasado, como Ricardo Bauleo, intérprete de "Tiburón" en las películas de los "Superagentes", y también estrellas del presente, como Claribel Medina o Juan Palomino.
En su discurso, Cristina no habló del "modelo" ni de "la oposición" o "los medios". Explicó que visitaba el lugar y entregaba el dinero como "compromiso con todos los hombres y mujeres que nos han hecho llorar y reír a partir de su arte". Y después contó, casi al borde de las lágrimas, cómo la había emocionado conocer en ese sitio a uno de sus 36 pensionados, Jacinto Pérez Heredia, productor de El amor tiene cara de mujer, una telenovela que la apasionó. La Presidenta describió el guión al detalle: "Me acuerdo de todos los personajes, era un instituto de belleza que se llamaba Vanesa Lertó, que era de Delfi de Ortega; Bárbara Mujica era una joven de la alta sociedad venida a menos que participaba allí, Angélica López Gamio era una mujer humilde de barrio, Iris Láinez era la señora viuda si mal no recuerdo, o separada. Y ahí me acuerdo también del romance entre Rodolfo Bebán y Bárbara Mujica; entre Jorge Barreiro e Iris Láinez, la veía todos los días, como ustedes verán". La Presidenta agregó que se había sorprendido porque Pérez Heredia se confesó frente a ella: le contó que había sido "un difamador" de Evita, pero que ahora la leía, la admiraba, y hasta tenía un retrato de ella sobre su cama. Cristina casi se quiebra relatando esa anécdota: "Hoy no vengo a regalarles nada, al contrario, son ustedes los que hoy me regalaron un día fantástico", se emocionó en forma autorreferencial, un giro que repite a menudo en sus discursos. A su lado, sonreía Nacha Guevara, vestida espléndidamente a la moda, con un trench coat violáceo, una boina al tono, y zapatos de taco chino con cintas de seda. Minutos antes del acto, la actriz contó por qué había decidido saltar a la política, un oficio del que volvió a admitir que no sabe nada: "Quiero bajarme del escenario, allí estoy muy cómoda y por eso quiero trabajar a otros niveles". Guevara ya sufre algunas críticas de sus fans por haber dejado "el arte" para pasar a involucrarse con la militancia y el poder, según confiesan algunos de ellos en internet.
Además de Nacha, acompañaron a la Presidenta la actriz Lidia Lamaison y Lito Cruz, promotor del subsidio gubernamental para la Casa del Teatro. El presidente de la entidad, Roberto Dairiens, agradeció la donación oficial y contó que Cristina era la primera presidenta en la historia en visitar su institución.
La mandataria firmó un ajado libro de visitas. Dairiens estaba conmovido. Los 350 mil pesos servirán para mejorar las instalaciones y también para pagar los sueldos de los 20 empleados que hasta cobraban la mitad de su salario.
Siguiendo con el clima del evento, los periodistas que atosigaron a la Presidenta al término del acto no fueron los cronistas de los duros canales de noticias: en su mayoría fueron noteros de los programas de chimentos de la tarde, ávidos por conocer su opinión sobre la sátira que la tiene como protagonista en "Gran Cuñado". La mandataria evitó hablar sobre el tema: contó que llega tarde a su casa, Olivos, y recién entonces cena con Kirchner en el "comedor grande de Olivos, donde no hay televisión".
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