Presencia argentina en la Antártida y el “orgullo diario de izar nuestra bandera”

En un día patrio y dentro de las innumerables tareas cotidianas de hombres y mujeres que “hacen patria” de manera permanente, silenciosamente y quizás de manera desconocida para la mayoría de la gente, se destaca la tarea de miles de argentinos que han sostenido la presencia nacional en el Continente Blanco por 111 años, desde aquel 22 de febrero de 1904, cuando quedara instalada oficialmente la base Orcadas de la Armada Nacional.

Pero la base Esperanza, bajo administración del Ejército, se convirtió y sigue siéndolo aún, en la única con presencia permanente de familias, la única con una escuela de jornada normal como las del continente y una parroquia en la que se ofició la primera misa del mundo dentro del nuevo pontificado, motivo por la que el Papa Francisco les envió su solideo -el casquete de seda que utilizaba cotidianamente-, el que se ha transformado en una de las piezas de valor histórico, que se ubicó en un espacio preferencial dentro de la parroquia San Francisco de Asís, tal como se llama el templo de la base.

El Teniente Coronel Fernando Gabriel Estévez es el jefe de la dotación que cumplirá la campaña antártica 2015 en Esperanza hasta diciembre de este año. Son en total 51 personas entre las que se cuentan 14 chicos de diferentes edades, dos maestros, un ingeniero que depende de la Dirección General del Antártico, dos meteorólogos de Fuerza Aérea y los demás son efectivos del Ejército, quienes cumplen tareas determinadas como mecánico, cocinero, mecánico informático, médico y una enfermera, entre otros.

“La base científica -tal cual destaca Estévez- cuenta con la típica edificación anaranjada que destaca en el habitual paisaje blanco de la zona, donde funcionan talleres, hangares, laboratorios, un museo, una capilla, una escuela, un puerto pequeño, una enfermería y una radioestación, donde funciona la LRA 36, emisora que va informándonos, contándonos situaciones o haciéndonos disfrutar de buena música que acompañan nuestras tareas internas”.

Sirviendo a la patria

En la cotidianeidad del año de campaña antártica y en un marco paisajístico realmente único y especial, el Teniente Coronel comparte el orgullo de estar sirviendo a la patria en ese confín del mundo y destaca “el esfuerzo permanente de cada uno de los integrantes de la base que, con tareas individuales o aquellas otras que se realizan en grupo, se transforman en una comunidad sumamente unida, todos quienes hacemos presencia efectiva de Argentina en la Antártida y quienes compartimos el orgullo diario de izar nuestra bandera en este rincón del planeta”.

Esperanza es una más de las seis bases argentinas en el sector antártico con dotación permanente, en este caso dependiente del Ejército como la San Martín y Belgrano II; la base Orcadas de la Armada Argentina, la base Carlini -anteriormente llamada Jubany- dependiente de la Dirección Nacional del Antártico y la base Marambio, de la Fuerza Aérea, quizás la más conocida porque su aeropuerto la convierte en “la puerta de ingreso a la Antártida Argentina”.

También existen otras “bases temporarias”, las que son ocupadas durante la Campaña Antártica de Verano, por alrededor de tres meses, y con una menor dotación de personal, las que también dependen de administraciones distintas: el Ejército tiene a su cargo la base Primavera; la Armada, las bases Cámara y Decepción y la Dirección Nacional del Antártico, la base Brown.

En el trabajo cotidiano, Estévez destaca el trabajo individual de cada integrante de la base, “sumamente importante para la supervivencia de todos, tal cual el que se realiza de manera conjunta en el mantenimiento del campo de antenas, de las antenas satelitales que nos permiten los servicios de telefonía como de internet, o la reparación de inconvenientes que puede provocarnos algún viento catabático -vientos bajos que pueden llegar a los 200 kms. por hora- o las investigaciones y estudios que realizamos de pingüinos Adelia, en la pingüinera cercana a la base que alberga alrededor de 400.000 ejemplares”.

 

De esta manera, un grupo de 51 personas al mando del Teniente Coronel Fernando Gabriel Estévez, son los habitantes de la base Esperanza -ubicada al norte de la península antártica- desde donde, cada día, hace patria activa en una Argentina diferente, vestida de la majestuosidad blanca de hielos y nieve, y del azul-celeste de un cielo límpido que no se observa en ningún otro lugar del planeta.

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