Un día de preocupación y “psicosis” en el Gran Buenos Aires

Un día de preocupación y “psicosis” en el Gran Buenos Aires
Los vecinos denunciaron robos y merodeos a supermercados y se cerraron centenares de comercios por prevención.
¿Hay un programa para detener una escalada de saqueos en el Gran Buenos Aires? Esta inquietante preocupación fue abordada ayer por algunos de los legisladores que llegaron a la gobernación para darle respaldo institucional a Daniel Scioli.

“La situación es de absoluto control”, tranquilizaron a la comitiva parlamentaria, aunque admitieron que el riesgo es la “empatía” que pueden adoptar algunos sectores de marginalidad con los niveles de violencia registrados en Tucumán, Chaco, Entre Ríos o Santa Fe. Esa es la prevención, que también ocupa a la Casa Rosada. Por eso la permanencia de 5.000 gendarmes en Buenos Aires, aún frente a la demanda creciente de otras provincias.

Los funcionarios bonaerenses asumen la existencia de una “psicosis” extendida en barriadas y centros comerciales del conurbano por ataques en oleada, que hasta ahora sólo están instalados en el temor colectivo. De hecho, la representación más dramática del saqueo “piraña” ocurrió en Mar del Plata, donde hubo que cerrar bancos, suspender clases, limitar el transporte público y clausurar persianas de negocios.

Fue el propio ministro de Seguridad, Alejandro Granados, quien percibió “mucha psicosis” detrás de la preocupación ciudadana. Y fue antes del acuartelamiento parcial de la Policía. Ayer, el 911 se cargó de inquietudes.

Hubo denuncias de aproximaciones sospechosas y de posibles saqueos, con poca comprobación en los hechos. Las redes sociales también movilizaron fantasmas. La memoria resiste al olvido: hace un año casi exacto, en comunas como San Fernando y Campana agotaron góndolas e instalaciones de supermercados. Entonces, Scioli atribuía responsabilidad a “bandas organizadas” que “quieren generar zozobra”. Sus actuales declaraciones fueron casi una copia en carbónico de aquellas.

En ambos casos acertó: son grupos con niveles elementales de organización, que prevén inteligencia previa y desarrollo de las acciones. Tienen práctica cotidiana en un espacio cada vez más amplio donde cohabitan marginalidad, droga, política, connivencia policial y falta de estado.

Es una pulsión desaforada a la vista de todo el mundo que quiera mirar. “No es el hambre de 2001”, aclaró un intendente de dos décadas en el conurbano. Es un comportamiento más complejo. De ruptura social. Sin estatuto institucional ordenador.

No asombra, entonces, que ante los intentos de saqueos de las últimas horas, en la Ruta 25 y calle Paraguay (Moreno) o en un super de Lanús u otro de Villa Fiorito (Lomas de Zamora), se propagara la alarma y se denunciaran intentos de saqueos.

El presidente de la Federación de Supermercados Chinos, Miguel Calvete, advirtió que comerciantes de esa colectividad “se están armando”. Denunció, además, que “hay un ensañamiento (contra ellos)”. Demasiada sofisticación para una rapiña que ni siquiera respeta al vecino que saluda todos los días.

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