La otra pandemia: pobreza y déficit habitacional

La otra pandemia: pobreza y déficit habitacional

Las condiciones de aislamiento, con su correspondiente impacto económico, agravaron severamente situaciones críticas de vida, preexistentes a la crisis actual. En varios sectores de la ciudad, la precariedad de las viviendas obliga a una cuarentena limitada. El Municipio sigue con atención la evolución del virus en esos barrios.

Es un vértice definido por el río Lujan y el Acceso Oeste. El triángulo marca el fondo del barrio La Loma, allí donde las condiciones habitacionales son completamente críticas, resultado de una sumatoria de derechos vulnerados que se agravan por el contexto actual.

“No estamos viviendo una situación que empezó con la pandemia, esta situación viene con una crisis económica terrible que lleva dos o tres años. La pandemia empezó hace dos meses, pero antes ya estaba la otra pandemia que es la pobreza. No estamos mal ahora por la pandemia, esto se arrastra desde hace mucho, ahora se sumó la pandemia y todo es peor”, reflexionó Stella Ferrando, referente barrial a cargo del comedor Jugar y Jugarse e integrante de Habitar Luján. En el espacio comunitario se entregan alimentos a 90 familias.

El triángulo es uno de los puntos que dentro de la ciudad de Luján figura en el mapa nacional donde se definen “barrios populares”, a partir de un trabajo encarado años atrás en todo el país para censar villas, asentamientos y cualquier otro conglomerado urbano de condiciones precarias. Se suman porciones de los barrios Ameghino, Villa del Parque, Lanusse, Padre Varela, San Fermín, Santa Marta, San Pedro, Parque Lasa, Americano y Los Laureles.

El triángulo de La Loma es uno de los alcanzados por las tantas inundaciones de los últimos años, incluido en un proceso de relocalización que cinco años después de iniciado es un completo fracaso: de un total de 202 viviendas que se proyectaban, solo se entregaron 60, otras están en completo abandono y 84 a la espera de que se coloque el primer ladrillo. Tampoco hubo políticas urbanísticas para las pocas zonas que fueron liberadas de ocupantes luego de las relocalizaciones. Hoy están nuevamente ocupadas. La demanda de tierra desborda por todos lados. Sin canales oficiales, cada vecino hace lo que puede.

Ferrando es una de las referentes de esta lucha. La organización que integra insiste para que se complete el plan habitacional. Como participante del espacio Habitar Argentina, recientemente se sumaron a una reunión con la ministra de Desarrollo Territorial, María Eugenia Bielsa. “Muchas familias siguen esperando la relocalización”, indicó la vecina.

Las deficiencias habitacionales imponen formas de aislamientos diferentes. La idea de permanecer todo el día en el interior de los hogares parece una quimera por la compleja ecuación entre cantidad de personas y metros cuadrados. La cuarentena transcurre mayormente en el espacio público inmediato a esas construcciones de chapas de dimensiones acotadas. “Estamos acá, solo salimos para el día del cobro. O a buscar algo de alimentos. No es fácil tener al nene todos los días adentro. Estuvimos dos semanas adentro, pero en un momento se hizo muy complicado”, contó Carina, quien comparte gran parte del día con una vecina que vive enfrente. Allí cocinan. Es una peregrina crónica. En 15 años vivió en San Cayetano, Ameghino, Lanusse, Villa del Parque, San Pedro y San Jorge. Siempre de prestado. También estuvo en situación de calle. Ahora está por levantarse su rancho propio, porque en un mes debe entregar la construcción que ocupa. La de ella es también la historia de muchas mujeres solas que cargan en sus cuerpos violencias y abandonos. Fue madre por primera vez cuando todavía era una adolescente. “Quedé embarazada de él y como el padre me pegaba me separé”, contó en referencia a un niño bien rubio hincha de River. Para el miércoles a la tarde, varios otros vecinos del mismo sector trabajaban en mejorar sus viviendas, ante la proximidad de un inverno que vuelve más cruel la chapa.

Andrea vive a cien metros de ese lugar. Hace un año que está ahí con su marido y dos hijos. Una nena de tres años y un bebé de siete meses. El terreno tiene una casilla en el centro de cuatro metros por lado y un pequeño anexo que improvisa un baño construido recientemente. “La estamos pasando mal, porque mi marido no puede trabajar. Mi marido suele ir a La Quema pero ahora no puede entrar. Vendo lo que me queda. Por suerte tenemos la Tarjeta Alimentaria, me ayuda, pero no me alcanza para todo el mes”, contó la vecina, que necesita un colchón para su hija.

En cuanto al aislamiento dijo que “no es fácil”, aunque el descampado que tiene justo enfrente ayuda bastante para que su hija deambule sin contacto con otros chicos. “La tengo todo el día acá, no va a la casa de la abuela. Me manejo día a día como puedo”.

ATENCIÓN

En Capital Federal y el Área Metropolitana de Buenos Aires, a partir de datos desalentadores, es creciente la preocupación por la situación sanitaria en las barriadas populares. En Luján, las autoridades también siguen con atención el comportamiento del coronavirus: “Se está trabajando mucho en eso y estamos muy atentos mirando cómo se manifiesta y circula el virus, en qué población puede estar afectando más. Estamos muy atentos donde reconocemos que tenemos poblaciones con peores condiciones habitacionales y sociales. Y también donde pueden estar apareciendo más cantidad de casos. Pero, por otro lado, si bien no nos sirve como un monitoreo intenso, nos permite ir viendo qué es lo que está pasando. Es una preocupación y estamos justamente planteándola a nivel de la Región Sanitaria y de la Provincia. Sabemos que en Buenos Aires, en algunos sectores, iniciaron testeos en poblaciones donde puede haber mayor hacinamiento o condiciones de vulnerabilidad, para determinar la incidencia que puede haber en estos momentos del coronavirus. Acá estamos trabajando, por un lado con la comunidad, los Centros de Atención Primaria, Defensa Civil, en relación a esto”, detalló Laura Celia, directora de Atención Primaria de la Municipalidad.  

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