Del ocaso de Evo Morales al "capitalismo popular": cómo piensa Rodrigo Paz, el nuevo presidente de Bolivia

Del ocaso de Evo Morales al

Oriundo de una dinastía política de larga data, el candidato "moderado" selló su triunfo tras superar a "Tuto" Quiroga con el 54,5% de los votos. El desafío del "diálogo" con el MAS, el ajuste y su postura sobre la competencia sino-estadounidense en la región.

Cecilia Degl'Innocenti

Alos 54 años, Rodrigo Paz Pereira ganó la presidencia de Bolivia con una consigna que suena provocadora, pragmática y sirve de síntesis de la ebullición política del país andino en los últimos seis años: "Capitalismo popular". Hijo del histórico líder socialdemócrata Jaime Paz Zamora, el mandatario electo construyó su carrera sobre la base del exilio, las relaciones con la clase política latinoamericana, la incidencia del neoliberalismo en la oferta partidaria boliviana en los noventa, y el auge del Movimiento al Socialismo (MAS) como partido hegemónico durante casi dos décadas.

Considerado un líder "nuevo" y "joven" — a pesar de su extensa carrera política—, el senador de Tarija logró capitalizar el desgaste del espacio político fundado por Evo Morales, quien había intentado competir por un tercer mandato pero fue inhabilitado por la justicia. Lo hizo con un discurso que él mismo define como "capitalismo para todos", un concepto que busca diferenciarlo tanto del modelo "estatista" del MAS (autor del milagro económico boliviano) como del liberalismo ortodoxo y pro FMI, una bandera de la opción electoral que los bolivianos descartaron este domingo: el expresidente Jorge "Tuto" Quiroga.

En medio de la caída de legitimidad del gobierno de Luis Arce — por motivos económicos y políticos—, este 19 de octubre la transición política se consolidó en las urnas en una jornada calma, tal como acostumbra el electorado boliviano. En diálogo con PERFIL, Dolores Gandulfo, directora del Observatorio Electoral de la COPPAL y veedora internacional durante el balotaje, describió un proceso electoral "tranquilo y participativo".

Esto no les gusta a los autoritariosEl ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.Hoy más que nuncaSuscribiteRodrigo Paz ganó el balotaje y asumirá la presidencia de Bolivia el 8 de noviembre.

"Las elecciones son tranquilas en los escenarios que no hay conflictividad, como ese momento del golpe de Estado. La gente participa mucho, el voto es obligatorio y cierra todo: nadie puede circular salvo con permisos", explicó Gandulfo, licenciada en Relaciones Internacionales y doctoranda en Ciencia Política.

"En esta elección, en relación a la primera vuelta, había más presencia de delegados de los partidos. En la primera no había llamado Evo y no había tantos delegados. Eso hace que la elección sea muy fluida. No hay reportes de incidentes en los cierres", señaló.

Pasadas las 21, se confirmó que con el 54,5% de los votos, Rodrigo Paz —quien hasta la primera vuelta aspiraba como mucho al tercer puesto— será el próximo inquilino del Palacio Quemado a partir del 8 de noviembre. Su triunfo supone un punto aparte (de mínima) al ciclo político iniciado por Morales, uno de los fundadores de la izquierda latinoamericana de los 2000, en una cronología marcada a fuego por el intento de golpe de estado en 2019, el encarcelamiento de Jeanine Áñez, la asunción del exministro de Economía del MAS y, finalmente, su pelea irreconciliable con su padrino político.

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Del ocaso de Evo Morales al "capitalismo popular" de Rodrigo Paz

Rodrigo Paz, un producto de la demanda de un liderazgo político renovado en Bolivia, llega al poder con la promesa de ordenar una economía atravesada por el déficit fiscal, la restricción cambiaria y las colas de hasta diez horas para conseguir combustible. Según explicó, su programa se basa en cuatro ejes: bajar el déficit, sincerar el tipo de cambio, garantizar la autonomía del Banco Central y crear un fondo de estabilización.

Sin embargo, parte de su fórmula centrista es no romper con el tejido social que responde a Evo Morales, figura central de la política boliviana, que en la primera vuelta había llamado a votar nulo. "En esta ocasión no lo hizo", observó Gandulfo, quien destacó que "Evo dio señales claras a favor de Rodrigo Paz". "El MAS apoyaba a Rodrigo para consolidar el voto de derecha", indicó.

Según los datos que manejaban los observadores previo al conteo final, la tendencia digital previa mostraba a Paz con cerca de un 54% de intención de voto, con un 5% de sufragios nulos. Desde entonces, la euforia del espacio de Paz, de origen de izquierda pero asociado actualmente a la centro-derecha, abrió espacio al desafío que supondrá su presidencia: la gobernabilidad. Es decir, encontrar un equilibrio entre ajuste económico y diálogo político con los sectores que responden a Morales.

"Paz es alguien que puede dialogar con el sector de Evo"

"Paz es alguien que puede dialogar con el sector de Evo", sostuvo Gandulfo en relación a las políticas de ajuste que implementará el nuevo gobierno para paliar la crisis económica y cambiaria, graficada en las imágenes cotidianas de los bolivianos haciendo fila para cargar combustible.

El expresidente está recluido en la región del Chapare, en su bastión político Cochabamba, rodeado por simpatizantes que lo "protegen" de una orden de arresto por un presunto abuso sexual de una menor cuando era presidente, acusaciones que negó en varias oportunidades. Sin embargo, desde ese lugar se convirtió en una pieza central de la campaña electoral, consciente de su peso político y desconfiado de todo aquel que pudiera hacerle sombra. En primera vuelta llamó a anular el voto, y el resultado fue festejado: por primera vez el MAS, que ganó cuatro elecciones consecutivas, se quedaba afuera del balotaje. Para el balotaje, Morales cambió de estrategia: se quejó de la "farsa electoral" pero fue a votar. Y luego de que se conocieran los resultados, festejó desde sus redes sociales.

"El pueblo, con su voto, derrotó este domingo a los racistas, odiadores, difamadores y violentos; castigó al poder mediático que pisoteó la ética periodística y practicó un periodismo indecente porque no solo fue principal impulsor de mi proscripción, en complicidad con el gobierno de Arce y otros, sino que se parcializó con el candidato norteamericano y difundió encuestas falsas", sostuvo el exmandatario. En un ácido mensaje en X, acusó a Arce y sus aliados de "perseguir, criminalizar y encarcelar a los indígenas (...) derechizarse y someterse a EEUU" y encarar una "gestión corrupta y encubridora del narcotráfico".

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La gobernabilidad de Rodrigo Paz y el fantasma de Evo

La apertura al diálogo que se espera de Paz, en tanto, marcó una diferencia sustancial con su contrincante, Tuto Quiroga, una figura "gastada" ante el electorado. En la campaña, el expresidente se mostró abiertamente dispuesto a aplicar las recetas del FMI, una línea de fuego para los bolivianos que concentran la centro izquierda; pero también se lo asoció al uso de la represión como mecanismo para sostener el ajuste.

"Yo creo que va a ser una transición. Habrá el proceso de estabilización, no lo llamamos ajuste. Es estabilizar. Creo que el pueblo lo va a entender", afirmó Rodrigo Paz a AFP poco después de ganar la primera vuelta, al ser consultado sobre cómo enfrentará la crisis en Bolivia, donde el 85% de la población trabaja en la informalidad.

El senador de Tarija explicó que su programa se basa en cuatro ejes principales: bajar déficit (fiscal); el sinceramiento del dólar, es decir, "ponerlo donde debe estar"; que el banco central "no debe ser la caja chica del gobierno", sino que "tiene que tener un manejo monetario claro". Y, por último, la creación de "un fondo, para el cambio del dólar, de estabilización".

A diferencia de la primera vuelta, Evo Morales fue a votar en el balotaje. "Farsa electoral", dijo.

"Paz aplicará un ajuste, pero se espera que tienda puentes con los sectores para la contención de la calle", agregó la Ganfolfi. En su lectura, el resultado expresa un voto de cambio: "Lo que vemos en los procesos electorales es que la gente está votando cambio y nuevo".

En política exterior, Paz también mostró su posición más de centro, y se diferenció tanto de Morales como de Quiroga de temas divisivos como la condena al gobierno venezolano de Nicolás Maduro o los contratos con Rusia y China, un eje de la política del MAS que prometió "revisar".

"Rodrigo es más cercano a la integración regional, a la diversificación del multilateralismo. No tiene una relación tan estrecha con Estados Unidos como la que tendría Tuto. Tiene vínculos con América Latina, con líderes como Martín Torrijos. Lo veo más en una línea de progresismo de centro, tipo Yamandú Orsi o Gabriel Boric", concluyó la politóloga.

Una vez que asuma la presidencia el 8 de noviembre, consolidar garantizar la gobernabilidad será el eje central de los primeros días de la gestión Paz, un líder minoritario que deberá tejer su músculo político a través de concesiones en la Asamblea Nacional dividida en tercios. Parte del guiño a Morales es la promesa implícita de diálogo con el sector indígena, la reivindicación de la identidad plurinacional boliviana y los derechos de reconocimiento. Pero también la "distancia institucional" de cara a los procesos judiciales en su contra. "La justicia debe llevar adelante los procesos. En lo que sí me comprometo es en no entrometerme. Vamos a hacer una profunda reforma al sistema judicial", sostuvo al respecto.

En tanto, el desafío incluirá tejer puentes con el histórico líder de los cocaleros y figura central de la política boliviana, quien cerró su tuit con un mensaje dirigido a sus seguidores pero principalmente al flamante presidente electo: "El pueblo otorga a los nuevos gobernantes el mandato para no destruir el Estado Plurinacional, con soberanía, dignidad, inclusión y justicia social; para que respete los derechos sociales, como los bonos, y la política de distribución de la riqueza del Estado; y para no traicionar la agenda de los excluidos".

 

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