El nuevo salto del dólar y las presiones patronales para profundizar el saqueo

El nuevo salto del dólar y las presiones patronales para profundizar el saqueo

La divisa volvió a aumentar a pesar de los beneficios del Gobierno al campo y a las mineras para que liquiden el billete verde. Los empresarios reclaman por más reformas antiobreras y el oficialismo cede. Cuatro medidas para enfrentar el ataque.

Una nueva semana convulsiva para el dólar y una ofensiva de los empresarios para imponer su pliego de demandas, como una devaluación y reforma laboral entre otras. Así se expresó en el Coloquio de Idea, un encuentro que reúne a los empresarios del país. ¿Cómo respondió el Gobierno? Con más premios para los dueños del país.

Este viernes el dólar blue aumentó $ 7 y alcanzó los $ 178, con lo que finalizó la semana con un avance de $ 12. La brecha con el tipo de cambio oficial es mayor al 129 %. Las medidas que tomó el Gobierno, como la reducción de los derechos de exportación de ciertos productos para el campo, la industria y las mineras, no alcanzaron para que liquiden sus billetes. Las patronales aguardan por un tipo de cambio más alto, es decir por más devaluación.

Más gestos y medidas oficiales a favor de los empresarios

Regalos y más concesiones por parte del Gobierno a las patronales: así se podría resumir la semana que pasó. ¿Beneficios para el pueblo trabajador? De eso nada de nada.

Ante los gritos de los empresarios desde el Coloquio de Idea el presidente Fernández les habló con el corazón y les solicitó que trabajen en común para el desarrollo del país. Las respuestas se volcaron sobre el chat del encuentro, críticas al presidente.

Esta semana el Gobierno aumentó las naftas un 3,5 % en promedio en todo el país, también otorgó un nuevo subsidio a las petroleras; se pagará la mitad de los salarios de las empresas que reestructuren sus deudas; se avaló un salario mínimo de indigencia que se pagará en cuotas; y el Gobierno anticipó el regreso de los tarifazos de luz y gas para fin de año.

Esto ocurrió en estos días, pero durante la pandemia ya hubo otros regalos a los empresarios. Sin embargo, los que atienden el país le exigen al Gobierno que avance con más ajuste sobre la clase trabajadora y contrarreformas. Entre las siete claves de su plan económico aparece: sostener la seguridad jurídica, racionalizar el gasto público, reducir los impuestos, mejorar la competitividad que incluye el tipo de cambio y “reducir el costo argentino”.

Una devaluación empeora las condiciones de vida del pueblo trabajador

La palabra devaluación flota en el aire. Pero ¿qué consecuencias tiene un aumento del tipo de cambio? En primer lugar, implica mayores ingresos para los sectores exportadores, un sector dominado por el capital extranjero. No es casualidad que desde las páginas del Financial Times se anunciara que “Argentina va ’rumbo a chocar’ con la devaluación del peso”.

La devaluación profundizaría la recesión, la pérdida salarial, la desocupación y la pobreza. Las consecuencias recaen con fuerza sobre la clase trabajadora.

En Argentina el salario mínimo en dólares se desplomó un 58,2 % desde abril de 2017, quedando como uno de los más bajos de la región.

Un programa de otra clase ante los planes patronales

Ante la pérdida salarial es necesaria la defensa del salario. Un salario mínimo equivalente a la “canasta de consumos mínimos” calculada por la Junta Interna de ATE Indec. En agosto fue de $ 72.707. Es necesaria la actualización automática de salarios en función de la inflación.

La deuda representa una hipoteca para el pueblo trabajador, es ilegal e ilegítima. Fernández avaló el endeudamiento macrista sin investigar. Hay que movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda y rechazar el acuerdo con el FMI.

A pesar de la crisis los bancos siguen ganando. La banca privada ganó $ 103.000 millones de enero hasta julio de este año. Los bancos son responsables de organizar la fuga de capitales a paraísos fiscales. Hay que nacionalizar la banca y conformar una banca estatal única. Este es el único camino de evitar la evasión y fuga organizada por los capitalistas, y de asegurar el valor de los activos para los pequeños ahorristas. También sería una herramienta para el crédito barato para la vivienda popular o para el pequeño comerciante ahogado por la crisis.

En la Argentina hay un monopolio privado del comercio exterior controlado por grandes empresas, muchas extranjeras como Cargill, Bunge, AGD, Molinos Río de La Plata y otras. Son muchas de las firmas que remarcan los precios cuando hay una devaluación, como los grupos nacionales trasnacionalizados (Techint o Arcor).

El monopolio estatal del comercio exterior permitiría administrar los dólares que provienen de las exportaciones en función de las necesidades del pueblo trabajador y no que lo decidan los exportadores que especulan con un tipo de cambio más alto para liquidar. Estas medidas son parte de un programa de otra clase, para reorganizar la economía en función de las necesidades sociales. La crisis no se tiene que volver a descargar sobre la espalda de los trabajadores.

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