2) JOSÉ MARÍA NÚÑEZ CARMONA (demasiada ambición): Muchacho ambicioso, la sombra de “Aimé” por décadas, amasó un patrimonio inmenso sin explicación lógica. Se paseaba por Mardel refregando en el rostro de vecinos y antiguos amigos su repentina riqueza. Se acabó aquel paseo, comienza otro menos glamoroso.

3) HERNÁN MOURELLE (precisión de cirujano): Respondió las preguntas de concejales propios y ajenos con sobriedad y precisión no exenta de ironías. A tono con el discurso presidencial, habló de mafias sindicales y cooperativistas extorsionadores. Fuerte lo suyo.

4) HERALDO GARCÍA (pultista residual): Rostro visible de la “orga” que armó el exintendente Cospelito en ocho años de alegre reparto indiscriminado de recursos públicos. Llora por los rincones, que a él no lo entienden. Está de lo más equivocado: sí que entienden, entienden muy bien.

5) GABRIEL BIANCO (uuuy, uuuy): Fue el nexo (así está denunciado) entre Núñez Carmona, Boudou y los Ciccone. La doble detención de sus compañeros de ruta puede golpear duro por estas costas y desnudar otros actos compartidos.

6) OSCAR ORTIZ (confusión de roles): Periodista sin medio desde hace dos años, conchabado en la provincia por pedido de Joaquín de la Torre, apareció como prensa del secretario de Hacienda en el HCD. No cayó bien: más que prensa, dio la sensación de patova. Inexperto, claro está.

7) DANIEL ADLER (se viene la noche): Quema papeles como funcionario del Reichstag en fuga ante la llegada de los aliados. Muy preocupado por su suerte. Otra fiesta de vanidades y maldades que está tocando a su fin.

8) CLAUDIA RODRÍGUEZ (no se notifica): No le avisaron que la agrupación de los accionistas marplatenses está en liquidación final. Se fue de guapa contra el secretario de Hacienda y quedó chamuscada y en falsa escuadra ante el público y sus pares.

9) MARIO RODRÍGUEZ (canta victoria): Coló primero con el proyecto de quitar a Amado Boudou el mote de “ciudadano ilustre”. Hoy celebra por lo alto, muy alto.

10) SANTIAGO BONIFATTI (haciendo buena letra): Va por el camino de la redención política. Hizo su trabajo de demoler a Cospelito y su triste banda de apropiadores de la renta pública. Y, si Fiorini se presenta como “la gente de Vidal”, todo es posible.