Neuquén, en la ansiosa espera

Neuquén, en la ansiosa espera

A una semana de las PASO, con Daniel Scioli con una ventaja lo suficientemente exigua sobre Mauricio Macri como para comprometerlo seriamente en una segunda vuelta, en Neuquén poco se hará antes de esa primera definición –la última y más certera encuesta- que precederá a los comicios nacionales de octubre.

En el MPN, la cautela mediática predomina. Nadie quiere hablar demasiado, y por ende la mayoría elige directamente no abrir la boca. Es que el gobierno del partido provincial se juega una carta fuerte acoplado al destino del próximo gobierno nacional. Por lo tanto, debe saber primero, en esta instancia, si ese gobierno nacional será conducido por el ubicuo bonaerense o por el enérgico liberal porteño.

¿Cómo se prepara el equipo del próximo gobierno? Se preguntó desde este diario a un referente importante, muy cercano a la carpa chica del electo gobernador Omar Gutiérrez. “Todavía no hay equipo. Faltan definiciones importantes”, respondió, mirando para los costados, para ver si no había micrófonos o cámaras cerca.

Lo que sucede (o no sucede) en el MPN tiene un correlato cercano en el resto de los sectores. Las elecciones primarias del domingo que viene han pasado a ser más importantes que lo que se pensaba serían. Es la exigua diferencia en las encuestas (entre 5 y 9 puntos) que separa a Scioli de Macri lo que ha revestido el contexto general de singular ansiedad y expectativa. Los propios candidatos han contribuido a la ansiedad general: Macri, vistiéndose a los apurones con algunos ropajes del relato K; y Scioli, haciendo lo propio con usadas camisas del macrismo.

Traducido a la provincia, lo que sucede tiene que ver con dos aspectos centrales. Por un lado, la convicción de que el tránsito hacia el hipotético derrame benefactor de Vaca Muerta, será difícil, con “estrechez” perdurable, y un ambiente hostil desde gremios y otros sectores vinculados a esa corporación opositora que funciona tan bien como complemento necesario del oficialismo provincial. Por el otro, la casi certeza de que la coyuntura replica, como un espejo que deforma, lo que ocurre a nivel nacional: el MPN es Scioli, y Horacio Quiroga es Macri, aunque la distorsión confunda las imágenes.

Las primarias del domingo próximo destrabarán algo del contexto, y darán paso a los lanzamientos de la campaña capitalina. Primero, Horacio Quiroga presentará su renovado frente para la reelección, intentando asegurar un sesgo realizador para los próximos cuatro años, algo así como completar la imagen de la gran ciudad de los sueños compartidos, y mostrando al mismo tiempo el desinterés personal, casi un renunciamiento anticipado, en la promesa de que esto lo hará, o lo intentará hacer, como última muestra de su actividad política concreta. “Después, me retiro”, ha asegurado el Intendente.

A las pocas horas del lanzamiento de Quiroga, comenzará, con un gran acto que se prevé hacer en el estadio Ruca Che, la campaña del MPN, la de “Pablo y Laura”, es decir, la de los candidatos a intendente y concejales, encabezados por Bongiovani y Laura Plaza. La simpatía, el sex appeal, la renovación generacional y la amplitud como meta discursiva, con el objetivo de conseguir vencer al comando liberal opositor que se adueñó de la capital neuquina en 1999, y poder comenzar a sintonizar la sinfonía Vaca Muerta con la misma orquesta, sin director invitado.

Hasta entonces, silencio, mesura, austeridad mediática. No es una sensación, es una estrategia ordenada y cumplida con disciplina partidaria casi ejemplar. Si alguien habla en estos días, será solo para decir cosas generales y poco comprometidas. El arsenal dialéctico se guarda para después de las primarias nacionales, y esto está muy seguro en el compromiso firmado sin firmar entre el actual gobernador, Jorge Sapag, y el futuro mandatario, Omar Gutiérrez.

Mientras, el contexto sigue complicado. En Santa Cruz ya han desembarcado las primeras máquinas pesadas chinas para la construcción de las dos grandes represas, cuando aquí Chihuido I no logra salir del sopor financiero al que ha sido condenado ya tres veces en su historia de imposibilidades. Vaca Muerta es hostigada, no tanto por los mapuches de última generación Campo Maripe, sino por el precio internacional del crudo, que hace casi dos semanas no traspone la barrera de los 50 dólares el barril, una cotización inviable para los proyectos no convencionales. Los gremios estatales muerden el freno salarial con disgusto, y amenazan con transformar Neuquén en Kosovo, esperando quedarse con alguna concesión más o menos grande para compensar la estrechez distributiva.

Ningún proyecto político en Neuquén será cómodo o fácil. Detrás de cada sonrisa vendida en un afiche de campaña, habrá, inexorablemente, una oculta mueca de preocupación.

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