"La música es mi manera de mirar al mundo"

El pianista se presenta el sábado en el ND Teatro con su septeto. El giro que dio su vida musical y artística.

La música en vivo lo cautivó, Fue en un baile donde Ignacio Guido encontró la que es hasta hoy su vocación. Cuenta que en los pueblos cercanos a Olavarría, donde se crió, se hacían bailes con música en vivo y él fue con sus papás cuando tenía nueve años. "Cuando vi a los músicos ahí, supe que algo de eso iba a ser parte de mi vida", cuenta sentado en un bar de Palermo en una tarde lluviosa y bastante agitada para él, ya que tenía programada una extensa jornada de notas de prensa para promocionar su recital en el ND Teatro. "Empecé mi operativo de romper las pelotas para aprender música. Me compraron un teclado de esos venidos de Japón que todo el mundo tenía y comencé tocando ahí. Al salir de la secundaria ya sabía que la música iba a ser mi manera de mirar al mundo", reconoce.

El nombre Ignacio Guido Montoya Carlotto, esta versión final de su nombre, se completó recién en agosto, cuando supo que era el nieto de Estela, la fundadora de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y naturalmente la noticia lo cambió. Por un lado, implicó que recorriera de nuevo toda su vida. Por otro lado, que ahora su carrera como músico sea observada y seguida de otra manera. "Es un poco lo que siempre quise", afirma mientras cuenta que está viendo la otra cara de su oficio de músico.

Ignacio Guido no escatima sonrisas ni respuestas. Antes de que uno le hable de su abuela, él hace mención a los hechos y sonríe cuando piensa en que hace un apenas un par de meses no se imaginaba en este lugar. Saluda a la gente que le sonríe desde la calle. Es el nieto que todos algunas vez buscaron, por el que se abrió el camino de la restitución. El 114. Y es él mismo, el que hoy afirma que esta posibilidad que tiene se multiplica porque hace la música de muchos otros pares.

–Cómo fue, en tu caso, el hecho de poder vivir de la música, ¿te dedicaste a la docencia?

–Arrancó todo junto. Cuando viví acá en Buenos Aires tenía la gran mano de mis padres y en ese momento se hacía muy difícil. Yo me volví a Olavarría en 2001 y en esa época era muy difícil. La situación para el músico siempre es difícil, no hay mucho trabajo y lo poco que hay no es bueno. Antes de esta noticia yo estaba viviendo de la música de una manera bastante tranquila, no bastante bien, viviendo muy bien ahora que lo pienso. Vivir muy bien es hacer lo que te gusta y no solamente tocar música porque podés estar haciendo una música que no te gusta y sos igualmente infeliz. Y yo estaba haciendo la música que me gustaba, de la manera que yo quería, combinado con la docencia, podía trabajar y tener una vida más que digna. Porque hasta el día de hoy yo tengo más cosas de las que necesito.

–Es un camino muy difícil...

–Pasa que se tienen que combinar una serie de cuestiones. Si vos querés vivir de tocar tus canciones, el camino es un poco más largo y tiene que ver con otros trabajos. Pero la situación laboral del músico como profesión en la Argentina es difícil porque además, todas las condiciones están dadas para que a los músicos los jodan siempre. Desde los bolicheros hasta... todos. Entonces la actividad de la música en vivo está muy desmejorada, porque hay pocos lugares para tocar y otros donde hasta te cobran y tenés que pagar por tocar. Cuando vos estás brindando un servicio cultural que tiene un valor mucho más grande que el dinero. Y no lo digo por mí lo digo por toda la gente que está pagando por tocar en el afán de mostrar lo que hace.

–El folklore, ¿cómo y de dónde viene?

–Cuando me acerco al folklore, me acerco desde la segunda mirada del folklore. Arranqué como al revés, escuché primero los discos de Aca Seca, Carlos Aguirre, esa gente de folklore más moderno y de ahí fui a escuchar las raíces, Yupanqui, Mercedes Sosa, etcétera. Ahí entendí que podía avanzar estéticamente y musicalmente sin perder la esencia y sin que el avance esté ligado a mezclar dos cosas distintas. El lenguaje en ese sentido creo que está avanzando mucho y muy fuerte. El folklore siempre me pareció una música que está en constante evolución. La música y además el texto, no hay una vocación nostalgiosa, siempre hay una mirada hacia adelante.

–¿De qué músicas te nutriste?

–Desde rock hasta jazz. El jazz me gusta muchísimo, en mi música hay muchísimo de eso. El tango es una parte importante que yo levo como una corriente paralela. Cuando me comencé a educar en la música todo me llamaba la atención, la música contemporánea. Y después te va quedando lo que te hace mover las fibras más íntimas y en la composición vas tomando eso. El folklore argentino no es solamente la chacarera del festival, es también todo lo que ha ido mutando, es Cafrune, Tejada, el Cuchi. Todos los que han explorado han encontrado cosas que enriquecen el género.

–Hiciste Mujeres Argentinas por hombres argentinos, ¿cómo fue encarar ese trabajo?

–Ese disco me puso las pilas como arreglador. Tenía que hacer arreglos nuevos sobre una gran obra. Traté de no llevarme tanto de la obra, saqué la estructura y empecé a elaborar ideas. Tenía poco tiempo para hacerlo pero quería sonara bien. Improvisé mucho, toqué mucho arriba de las canciones y me di cuenta de que pusiera lo que pusiera iba a estar arriba la obra, por su fuerza musical y poética. Después se grabaron en dos sesiones en vivo y quedó muy lindo.

–Qué fuerte haber hecho un disco así, de Mujeres Argentinas, y luego descubrir que tenés la abuela que tenés.

–Sí, claro. Si Félix Luna y Ariel Ramírez hicieran hoy esa obra seguramente hoy una de esas mujeres sería mi abuela. Buena parte de la obra es premonitoria tanto las canciones que escribí para Musa Rea como las que escribí para el septeto.

–¿Qué pasó cuando te encontraste con esas canciones después de conocer esta noticia?

–Para mí, el significado de esas canciones es tan profundo que no se modificó. Fueron escritas antes. Pero sí, leo los textos, escucho la música, porque todo se cargó de una fuerza emotiva particular. De todos modos, siempre hay una interpretación del oyente. Con cualquier música con la que se tiene más sensibilidad, a todos les toca fibras que son distintas. Hay una opinión de los demás, me doy cuenta que uno puede reinterpretar o pensar desde un lugar místico.

–En vivo te van a pasar cosas distintas también. ¿Qué expectativas tenés?

–Primero, espero que se llene el teatro así el productor no tiene un paro cardiorrespiratorio… (risas)  Después, yo sé que va a haber mucha gente que va a ir a escuchar mi música, porque ya me ha escuchado y porque le interesa. Otros van a ir a escuchar a la figura. Yo espero que los que van a escuchar la figura se queden con la música y los que ya conocen mi música me sigan escuchando. Porque yo hago no sólo mi música sino la de un montón de gente porque estoy en  una línea estética de un montón de artistas, como Popi Quintero, Carlos Aguirre, Edgardo Cardozo, entre muchísimos otros. Me parece que está bueno que uno de nosotros aparezca un poco o se escuche un poco así se sepa que se está haciendo otras músicas en la Argentina.

–¿Cómo te organizás con el trabajo?, ¿vas y venís?

–La intensidad es distinta. De hace mucho tiempo que vengo viajando, estoy un poco en Capital y otro en Olavarría. Esta situación lo que me permite es proyectar, poder dedicarme más tiempo a producir conciertos, cosa que antes era algo que había que hacer en los huecos entre los otros trabajos. Me corrí un poco de la docencia y empecé con esta parte, por ejemplo, vender entradas es parte de este trabajo, y yo no lo sabía. Hacer notas es parte de mi trabajo. Lo puedo llevar porque estoy un par de días allá y otros acá.

–¿Y ya pudiste tocar con tus primos músicos?

–Toqué con Juano el martes pasado en el concierto de Arte por la paz, fue la primera vez que tocamos juntos en ese ámbito muy lindo. Así que está buenísimo, no hemos tenido tanto tiempo, pero todo va pasando.

–¿Y cuándo vas a volver a grabar?

–Lo que voy a tocar en esta presentación es parte de un nuevo disco. Además estoy componiendo para tocar con la orquesta de Entre Ríos. Y componiendo para otro proyecto. Estoy trabajando mucho en composición en el tiempo que puedo.

–¿Qué falta para que la situación del músico cambie?

–Faltan lugares para tocar. Acá hay como una especie de persecución, a los lugares pensados para tocar los persiguen un poco. Después hay una vocación triste del músico de dejarse explotar y una serie de dueños de lugares que explotan. Acá, en Argentina, hay una cultura de que sólo algunos llegan y el resto se queda. Y la música tendría que ser más plural en ese sentido, para permitirle a más gente escuchar más cosas. No sólo pasa en el tango o en el folklore. Hay pocos músicos y productores con ganas de producir. Hay pocos lugares y los pocos son difíciles hay que tocar mucho para sacar un peso.  «

 

 

 

 

 

Otra forma de la identidad

 

"Esta es una presentación muy esperada por nosotros. Impensada también porque no sé si pensábamos que íbamos a tener la posibilidad de tocar en un teatro de estos. Lo que va a pasar arriba del escenario es una cosa muy linda porque no es más de lo que venimos haciendo entonces en esa música hay también una búsqueda de la identidad también. El repertorio se ha divido en dos partes que más o menos tienen que ver con una cuestión paisajística del lugar donde vivo y una revisión mía de lo que vivo. Porque compongo, cuando encuentro un matrimonio entre un texto que quiero decir y una música que va. Aparece en general un gesto musical y un esbozo de texto. Este septeto viene de la idea de hacer un grupo que tuviera una sección rítmica definida y ahí si hay algo de sonido jazzístico y quería que haya un timbre de madera y de viento, y ese sonido me llenó de satisfacciones porque puedo hacer todo lo que necesito para las canciones", afirma el músico. El septeto está integrado además por Florencia Otero, Valentín Reiners, Ingrid Feniger, Luz Romero, Nicolás Hailand, Juan Simón "Colo" Maddio e Ignacio.

 

 

 

 

Ignacio Montoya Carlotto Septeto se presenta el sábado a las 21 hs. en el ND Teatro, Paraguay 918.

 

 

 

 

La abuela más codiciada

 

En agosto se conoció la noticia: luego de 36 años de búsqueda, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, había encontrado a su nieto Guido. Criado en Olavarría, Ignacio Hurban resultó ser el hijo de Laura Carlotto y Walmir Oscar "Puño" Montoya, detenido desaparecido. "Con mi abuela nos juntamos, comemos, tomamos... En un mes viajaremos al Vaticano para hablar con el Papa.  

–En julio del año pasado ni te imaginabas que ibas a estar ahí...

–En julio del año pasado, estaba pensando en cómo hacer para que me den una fecha en Olavarría y que vayan sesenta personas. Ahora estoy promocionando un teatro…

 

 

 

 

La elección del nombre propio

 

Ignacio Guido está sentado al lado de la ventana. Mientras, habla, una señora lo saluda desde un auto rojo. Emocionada, estaciona el vehículo y entra al bar a saludarlo. "¡Vos venís a darme un beso por mi abuela!", dice Ignacio Guido y sonríe. "No, yo vengo por vos, porque sos un amor", le contesta la mujer. "Bueno, entonces te aviso que el sábado toco en el ND Teatro, vení a verme", le retruca el músico y luego le agradece el cariño y el saludo.

–¿Cómo vivís estas situaciones?

–Es muy lindo. Es una demostración de afecto. No es feo, pasa que yo vivo en un pueblo chiquito donde todos nos saludamos. Lo raro es acá, que no te saludan, pero es lindo porque hay una demostración de afecto que es maravillosa y la interpretación de mí que también es buenísima. Por ejemplo, "yo te digo Guido" o "yo te digo Ignacio". A mí siempre me dijeron Pacho y en general prefiero que me digan Ignacio porque es mi nombre. Me puse Guido en homenaje a mi mamá y porque no sé qué hacer con todas las cosas que me regalaron y que dicen Guido, ¡las voy a tener que tirar! Pero cuando salgan los papeles, me voy a poner Guido.

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