Mitología peronista para contener a la tropa propia

Mitología peronista para contener a la tropa propia

Por ahora, la nueva ministra de Kicillof se limita a recibir a la dirigencia oficialista. La mirada en la Legislatura y la batalla política que se viene.

Por José Maldonado.

El jueves pasado, representantes del Frente de Todos en la Legislatura bonaerense, dirigentes de municipios peronistas y referentes “sin tierra” del conurbano, como se identifica a quienes militan en distritos que no gobiernan, llegaron en caravana a la sede de la gobernación, en La Plata, para una reunión de trabajo sobre la marcha de la campaña y las necesidades políticas de los distritos. En la comitiva estaban Julián Alvarez, de Lanús; Juan Debandi, de Tres de Febrero, Susana González, de Ensenada, y Luis Vivona, de Malvinas Argentinas, entre otras figuras del oficialismo portavoces de planteos puntuales por bajadas territoriales en el Gran Buenos Aires.

A la cabecera de la mesa larga, sillón pegado al jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, Cristina Alvarez Rodríguez escucha, pregunta, toma nota, deriva pedidos, manda mensajes. Mientras termina de acomodar su desembarco en el Ministerio de Gobierno, la flamante funcionaria del nuevo equipo de Axel Kicillof cumple con las prioridades impuestas: de las cosas que vino a hacer, lo más urgente es la contención política de ese universo del peronismo bonaerense que conoce bien. 

“Su llegada al gabinete tiene la misma lógica que la de Insaurralde y (Leonardo) Nardini: priorizar el trabajo territorial”, dice un dirigente peronista que tiene diálogo con la exdiputada desde hace más de una década. La sobrina nieta de Eva Duarte, además de ADN peronista, es dueña de un expertise valorado en política. “Conoce a todo el mundo y todo el mundo la conoce. Debe haber recorrido la provincia 20 veces. Sabe quiénes son los interlocutores correctos en todos las secciones, en todos los municipios”, dice la misma fuente.

Para Álvarez Rodríguez, la crisis post-PASO del Frente de Todos y el recambio ministerial en el equipo de Kicillof fue la posibilidad de volver.Tuvo su primer cargo en el gobierno bonaerense a los 33 años, cuando fue designada directora del Archivo Histórico. Desde entonces, llevó las riendas de áreas tan diversas como Cultura, el Instituto de Previsión Social (IPS), el Ministerio de Infraestructura y el Ministerio de Gobierno, por donde ahora tiene un segundo paso. Además, presidió el Consejo de Políticas Sociales. Casi ningún rincón de la burocracia bonaerense le es del todo ajeno. 

Desde 2005, su nombre es habitué de las listas de aspirantes al Congreso por la provincia. De la mano del entonces Frente para la Victoria, ese año llegó por primera vez al parlamento nacional. Después del triunfo de Cambiemos en 2015, se mudó a la Cámara de Diputados, donde terminó teniendo un rol institucional y político de peso dentro del bloque del Frente de Todos: la Secretaria Parlamentaria, el mismo que en la presidencia de Cristina Fernández ocupó Teresa García, la ministra que desplazó ahora. 

“Sos el encargado de garantizar el cuórum, que bajen, se sienten y voten. No es un laburo fácil, tenés que hablar con todos los sectores, desde La Cámpora a los gobernadores, desde los movimientos sociales a los gremios”, dicen en el bloque oficialista. 

Este año, con la renovación de autoridades partidarias de marzo pasado, alcanzó lo que ella dice en privado que es el “máximo honor” de su vida como militante peronista: fue designada vicepresidenta primera del PJ Nacional, la autoridad más importante del espacio por detrás de Alberto Fernández y secundada por Axel Kicillof, el vicepresidente segundo.

Aunque su principal referencia política es CFK, tuvo una fuerte ligazón con el Grupo Callao y el "albertismo", donde también milita su exesposo, Miguel Cuberos, subsecretario de Asuntos Políticos de la Presidencia. 

Por eso, cuando su nombre apareció junto a Insaurralde y Nardini entre los que se sumarían al gabinete bonaerense para darle oxígeno y mayor enlace con el territorio, no hubo sorpresa. Alvarez Rodríguez ya cumplió el rol de ministra política en la última parte del gobierno de Daniel Scioli, después de pasar por obras públicas. Conoce la función y los despachos, aunque ahora sean otros, distintos. 

¿Para que te traje?

Si la designación de Insaurralde y Nardini vino a darles a los intendentes y a Máximo Kirchner una terminal más dentro del Ejecutivo provincial, ¿a qué obedeció la elección de la sobrina nieta de Evita? ¿Qué vino a hacer exactamente Álvarez Rodríguez al gobierno de Kicillof?

Algunas de las pistas para la respuesta pueden estar en la agenda de los primeros pasos en el sillón que dejó su antecesora, Teresa García. Alvarez Rodríguez dedicó la mayor parte de sus días a recibir intendentes, dirigentes territoriales del peronismo, referentes seccionales y legisladores. Con Insaurralde, dicen en la Gobernación, funcionan en ese tándem de contención  política, aunque ella más volcada al interior bonaerense y él a la Primera y la Tercera. 

“Va a ser una gestión política. Lo primero son los intendentes. Ellos son clave para el sostén del Frente de Todos y lo que se necesita es fortalecer esa relación con los despachos de La Plata. Llegan con demandas concretas”, dicen en La Plata, pero las prioridades son las prioridades. En lo que lleva de gestión, Alvarez Rodríguez mantuvo varias reuniones con intendentes, pero todos del oficialismo. Por su despacho, a diferencia de lo que viene sucediendo en el de Insaurralde, todavía no pasaron representantes de la oposición.

De a poco, Alvarez Rodríguez fue empezando a desplegar otro de los objetivos de su gestión, en enlace institucional y político con la Legislatura. El viernes, después del encuentro con los “sin tierra” del conurbano, recibió junto a Insaurralde y la vicegobernadora Verónica Magario a la bancada oficialista del Senado. 

Hubo, según testigos, planteos fuertes por la necesidad de acelerar la ejecución de obras públicas, uno de los déficits, junto a la seguridad, que más remarcan en los distritos. La tropa del Senado pidió, además, afianzar la agenda de trabajo legislativa después de un año con muy poca actividad y en la antesala de una discusión clave que marcará el horizonte de los próximos meses en la provincia: los proyectos de Presupuesto y Ley Fiscal 2022, que Kicillof mandará en las próximas semanas a una Legislatura que seguirá siendo hostil.

Con todo ese trajín político, hasta ahora hubo poco espacio para la gestión en sí misma. El Ministerio de Gobierno es una de las carteras que tiene estructura más chica y pocos temas de peso bajo su órbita. Cerca de Alvarez Rodríguez dicen que uno de sus objetivos será modernizar el área del Registro de las Personas y “continuar el trabajo de ordenamiento urbano” que había comenzado Teresa García.

Con su antecesora hubo un acuerdo de transición ordenada. De hecho, algunos subsecretarios que responden a García seguirán en su cargos, vinculando el trabajo que hará la futura senadora desde el Observatorio Electoral de la Provincia, tema en el que no se involucró tanto Álvarez Rodríguez.

También seguirá en su cargo en la estratégica Subsecretaría de Asuntos Municipales el camporista Santiago Révora, que responde a su primo el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. 

“Venimos a continuar una gestión que ya estaba funcionando y trabajando -dicen al lado de Alvarez Rodríguez-. El sello nuestro va a ser la mirada territorial”.

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