Los métodos brutales del “compañero Gildo”

Los métodos brutales del “compañero Gildo”

Las denuncias por violaciones a los derechos humanos ocurrieron en una provincia gobernada desde hace 25 años por la misma persona, quien ejerce un férreo control sobre la prensa, el Poder Judicial y el aparato político local. Por Ernesto Tenembaum.

Ercillia Agüero es una dirigente wichi de la provincia de Formosa. El viernes por la mañana, entrevistada por Reynaldo Sietecase, contó la manera en que la policía de esa provincia trató a su comunidad en las últimas semanas: “Ellos vienen a la mañana y nos hisopan. Luego, a la 1, a las 2, hasta a las 5 de la madrugada se llevan a todos. Quedan las casas vacías, algunos niños quedan solos. Se llevan a todos de la comunidad. Entran a las casas. Los sacan de las camas. Los llevan sin ropa. Levantan de la cama como delincuentes. No solamente eso. Llevan las embarazadas. Las llevan a Las Lomitas. En Lomitas hacen cesáreas. Al bebé lo llevan a Formosa y a la madre a Ingeniero Juarez, en aislamiento.

No hay para higienizarse. Ellos dicen que dan todo pero es totalmente mentira. A los viejitos que llevaron en aislamiento les agarró depresión, estrés. Todos saben que a la mañana hisopan y a la noche te llevan. Entonces la gente escapa de las casas y llega la cacería policial. Nosotros protestamos y nos llevaron a la comisaría. Nos quitaron los celulares. Nos incomunicaron. Y nos mandaron a Las Lomitas. En el hospital nos encontramos con muchos hermanos: algunos de 25, de 30, de 45 días. Había un basural lleno de moscas al lado de ellos. Yo ya estoy con miedo. Somos cuatro. No tenemos alcohol. No tenemos lavandina. Tenemos que limpiar la pieza donde estamos nosotros. No tenemos nada. Solo agua y papel higiénico. Nos hicieron causas. Nos llevaron a la cárcel”.

Zunilda Gómez estuvo aislada 26 días en la provincia de Formosa. Zunilda fue encerrada en una habitación pequeña, sucia y oscura con sus tres hijos. El 5 de enero se levantó con dolor. Este es el testimonio que recogió la periodista Paula Galinsy. “Me estaba desangrando. Nos tenían llaveados, la puerta con llave. Lo niegan pero fue así. Grité pidiendo ayuda. No respondían. Mi nena más grande saltó por la ventana y le avisó a los policías que necesitaba ayuda. Me trasladaron al hospital. Ahí los médicos me dijeron que no había nada que hacer, que había perdido a mi bebé”. Después de perder el bebé, a Zunilda la enviaron de nuevo al centro de aislamiento. No tenía síntomas. Ningún hisopado le había dado positivo. “Yo esperaba que los chicos duerman para poder llorar. Mi hija de cinco me pregunta por el bebé. No sé qué decirle. Vivimos en el fondo de lo de mi tío. Mi sobrino, que está con él, dio positivo. Por eso nos vinieron a buscar. Yo pedí quedarme en casa, por el embarazo. Insistimos y amenazaron con llevarse preso a mi marido. Eran cuatro camas casi pegadas y un baño lleno de humedad. El techo goteaba y había colillas de cigarrillos. Lo peor era el encierro. Nos tenían como animales. No teníamos mesa así que comíamos en la cama”, reveló.

Mauro Ledesma era un joven trabajador de 23 años. A principios de agosto murió ahogado. Así contó su historia Cinthia Ruth, en Infobae. “Frustrado por la falta de trabajo en Formosa y angustiado por no contar con el dinero suficiente para mantener a su mujer y su hija de 3 años, Mauro Ledesma aceptó la propuesta de un productor rural para trabajar en el Tambo La Cautiva, situado en Córdoba. A principios de enero partió de su humilde casa del pueblo de El Colorado, situada a tan solo 150 metros del río Bermejo, en busca de una nueva oportunidad para darle un futuro mejor a su familia… A pesar de que los primeros 7 meses Mauro pudo cumplir con su promesa de enviarle dinero a Tamara (20), todo se complicó a partir del 21 de agosto cuando lo echaron del establecimiento ganadero donde se dedicaba a ordeñar vacas… Sin plata para pagar un alquiler ni solventar sus gastos, el joven decidió volver a su provincia y para eso tramitó la solicitud de ingreso en la página web, el 25 de agosto. Como pasaban los días y no obtenía ningún tipo de respuestas, emprendió el regreso por su cuenta y tras atravesar toda la provincia de Santa Fe a dedo quedó varado en la ciudad de Basail, en el límite con Chaco, sin posibilidad de avanzar debido a las restricciones interprovinciales… 

A cada orilla las separan apenas 100 metros. Hubo mucha gente que se animó a cruzar nadando. Él sabía nadar, estaba confiado en que lo podía hacer pero no quiso contarle a su mujer para no preocuparla. En cada mensaje que Mauro le enviaba a su amigo Luis Galeano, otro de los formoseños varados, éste lo notaba más angustiado y desesperado. Y en el último Whatsapp que le envió, el miércoles 7 de octubre, le contó que iba a cruzar a nado el río para estar con su familia. Mauro vivía en una casita muy humilde que construyó sobre un terreno fiscal en una zona periférica de El Colorado. Siempre vivió de changas y su mujer cobraba el Plan Alimentar. Él sabía que una vez que cruzara el río nadando caminaba una cuadra y media y llegaba a su casa. Tenía pensado darles la sorpresa a Tamara y a su hijita. El cuerpo de Mauro fue hallado el domingo 11 de octubre por un pescador a la vera del río Bermejo, del lado de Chaco”.

El combate contra el coronavirus ha enfrentado a todas las sociedades a dilemas dramáticos. Las opciones de los gobernantes no son sencillas. La salud física, la economía, la educación, la libertad individual son valores muy importantes en la vida de un ser humano y, en este caso, muchas veces un camino implica sacrificar al otro. Las autoridades formoseñas han justificado lo que hicieron en función de la defensa de la vida y exhiben como argumento que, al menos según los datos oficiales, su provincia es la que menos muertos ha sufrido. Sin embargo, basta recoger algunos testimonios para preguntarse si el enfoque no ha incluido algunos métodos tan brutales como innecesarios.

En noviembre, siete meses después de la implantación de la cuarentena a nivel nacional, alrededor de 9 mil personas se habían presentado ante la Justicia porque el gobierno provincial no les permitía volver. Cuando la Corte intimó a la provincia, se abrieron las fronteras y, sin embargo, no hubo ningún perjuicio para la salud pública. El Gobierno niega que en los centros de aislamiento se obligara a las personas a vivir en condiciones inhumanas. Sin embargo, cuando la prensa nacional empezó a poner atención en el hecho, desarticuló los más visibles, como el del estadio cincuentenario.

Una de las diferencias entre la democracia y la dictadura es que cuando un gobernante produce estos hechos sus víctimas encuentran vías alternativas para reclamar: organismos de derechos humanos que mantienen su independencia del poder, dirigentes de la oposición, medios de comunicación. Quienes se hacen ecos son, inmediatamente, sometidos a una campaña de desprestigio. Son mentirosos, o están comprados, o exageran. Eso sucede porque quienes abusan de las personas tienen mucho poder. De hecho, estos episodios ocurrieron en un territorio gobernado desde hace 25 años por la misma persona, Gildo Insfran, que ejerce un férreo control sobre la prensa, el Poder Judicial y el aparato político local. Su poder es tan grande que el Partido Justicialista, que es el principal integrante del oficialismo, emitió un comunicado donde lo respalda sin ningún reparo. El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, visitó Formosa y minimizó o justificó los hechos que se denunciaron. Basta mirar un poco las redes sociales para percibir los silencios de tantas personas que se presumen progresistas, algo que ya es un clásico del doble estándar.

Pero, a medida que los testimonios se conocen, las reacciones son cada vez más contundentes. La filial argentina de Amnesty International sostuvo en una carta pública: “Los hechos denunciados demuestran una grave afectación del derecho a la salud, a la integración física y mental, a la vida, a no sufrir tratos crueles, inhumanos y degradantes, a la libertad persona, a la privacidad e intimidad, y a recibir un trato digno… El gobierno nacional no debe convalidar una política sanitaria que expone a las personas a situaciones de encierro compulsivo y arbitrario, y a otras violaciones a sus derechos… La vulneración de derechos no puede ser una alternativa para combatir al COVID-19. El cumplimiento de los derechos humanos es el marco que asigna legitimidad, legalidad y eficacia a todas las acciones de gobierno”. El diario francés Le Monde acaba de titular: “Sospechas por violaciones a los derechos humanos en los centros de aislamientos del Norte de la Argentina”

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Resistencia denunció la represión a la comunidad Wichi. Diecisiete sacerdotes católicos de Formosa sostuvieron: “Las medidas que toma son llevadas adelante con un nivel de autoritarismo que nos recuerdan a oscuras épocas de nuestra Patria”. El obispo de la Iglesia Anglicana para las provincias de Formosa, Chaco, Jujuy, Salta y Tucumán, Nicolás Drayson le reclamó a Insfrán que investigue la represión policial.

La Argentina ha recorrido un largo camino en la consolidación de un régimen político respetuoso de los derechos humanos. Los métodos del “compañero Gildo” plantean un nuevo desafío.

 

 

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