La maldición del apellido Itoiz

La maldición del apellido Itoiz

Tuvieron todo para convertirse en los Kennedy juninenses y, sin embargo, en la práctica parecen más cerca de Levon, la pitonisa que se dice hija del ex presidente americano y Marilyn Monroe.

Si el Cardenal Mario Poli hubiera llegado a la cena que le tenía preparada el rector de la UNNOBA Guillermo Tamarit, terminaba sentado con buena parte de la masonería juninense (a veces el destino es sabio). ¿Cuál es el problema?, se preguntarán ustedes. La Iglesia Católica condena con vehemencia a este grupo. Lo curioso es que, quizá sin saberlo, varios sacerdotes locales también eran parte del convite.

Jorge Clavero, nacido en Junín, es el Gran Maestre de la “Logia Argentina”. Por eso la impronta de esta congregación que lucha por no ser considerada una secta (aunque muchos la ven así) tiene fuerte peso en la ciudad. Desde periodistas reconocidos hasta políticos son miembros activos de la organización.

Cuando ya era obvio que quien escribe había llegado para quedarse, Damián Itoiz intentó cruzarme con Clavero. ¿Cómo les explico? Por más apertura mental y libertad que yo tenga, el hecho de que el director de un diario católico se junte con el Gran Maestre de la masonería es parecido a intentar que el difunto Bin Laden y Barack Obama se den un beso en la boca.

Este ejemplo sirve para definir la personalidad de Damián Itoiz, hoy por hoy el miembro más relevante de esa familia que es esencial al poder pero no logra abandonar las sombras para salir a la luz.

Aunque le dije que no la audacia de intentar acercarme a la masonería me convenció de algo: Este hombre es capaz de cualquier cosa.

Una noche agitada

Aunque Mario Meoni asegure que Damián le pidió un descanso y por eso pasó a Gas Junín, lo cierto es que las constantes denuncias de LA VERDAD limaron la imagen de su hombre de confianza quien debió salir del gobierno. Obvio que, en una de esas por los secretos compartidos, terminó manejando no sólo una gran empresa sino algo que los políticos buscan de forma desesperada: Caja.

Después de varios intentos fallidos, quien primero logró reunirnos fue el ex director del Hospital Interzonal de Junín, Claudio Ricasoli. En una asado en su casa difícil de olvidar (duró hasta la cinco y media de la mañana), Damián se mostró locuaz, preocupado por el avance de la causa de la quema del diario, y resentido con el Intendente. Si bien con el tiempo fue desplazando esa bronca hacia Javier Gabrielli, en aquél entonces todavía sangraba por la herida y repetía “Yo no te quemé el diario”. Mi respuesta fue siempre la misma: “Nunca te acusé”.

Supongo que por estar nerviosos, ambos tomamos demasiado vino blanco esa noche. Con su encanto y carisma natural, Damián nos mantuvo despiertos con anécdotas y cuentos sobre la Municipalidad. Un único dato que llamó mi atención: iba y venía del baño con una asiduidad sorprendente.

Cuando estábamos por irnos, la esposa de Ricasoli, quien además de conocer a Damián desde el colegio por esa época quería que Itoiz apoyara la candidatura de su marido a la intendencia (bastaba mirarlo para darse cuenta de que no lo haría), me llevó hasta el baño. Nobleza obliga: yo estaba bastante pasado de copas. “Ves”, me dice. “¿Qué?”, respondo pensando que quería alardear de la grifería o los azulejos. “Este polvo blanco que está en la bacha b…”, me reta.

“Lo siento”, recuerdo haber dicho (digo recuerdo porque el alcohol hizo su efecto, no vayan a creer). “No sé distinguir el azúcar del ACE que vende Gianola y lava más blanco. ¿Era ACE o Ala?

Una linda “amistad”

Desde esa noche mi relación con Damián mejoró de manera notable. Cada quince días pasaba por el diario, me contaba cosas relacionadas al poder y, eso sí, siempre me pedía total reserva. Sus temores fueron avanzando a medida que se acercaba la fecha de renovación de su cargo en Gas Junín. “Si quedo fuera de esto soy un muerto político”, repetía.

Dado que no me gusta pegarle a los que están en el piso respeté el acuerdo e incluso publiqué una serie de notas “tranquilas”. Después de todo, la vida personal de la gente no es de mi incumbencia.

Su bronca hacia Gabrielli, insinuada al principio, llegó en aquellos días a niveles inesperados. ¿Por qué será que siempre nos enojamos con los que están al “costado” del poder? Hay una lógica del liderazgo que rige en todas partes y nos lleva a evitar enfrentamientos con el número uno. ¿Vieron que con Maradona siempre se habla del entorno? Nadie se anima a chocar de frente con él.

Un día de furia

Pocos días antes de que Mario Meoni lo reafirmara en su cargo (hace pocas semanas) recibí un llamado de Damián a eso de las 6 de la mañana (suele hacerlo). Era sábado y habló una hora sin parar, llegué a creer que no respiraba. “Te levantás o estás por acostarte”, pregunté. No contestó.

Algo debía haber pasado porque se lo notaba furioso. “Vos y yo podemos quedarnos con Junín”, dijo. Me causó mucha gracia y, dado que es su costumbre, pensé que estaba bromeando. “No te rías b…”, respondió muy serio. Y todo lo que viene ahora debe ponerse entre comillas y utilizando en potencial ya que no sé si es cierto (algunas cosas podría tomarlas un fiscal, por las dudas) o producto de un señor que había pasado una noche agitada y estaba soñando despierto:

- “Yo le negocié el contrato de la basura a Mario”

- “¿Cómo?”

- “Si b… De dónde te creés que sacan la guita los Intendentes…”.

- “¿De dónde?”

- “Viven de la basura p… Y a este b… que ahora se florea con Gabrielli (supongo que se refería a Meoni) se lo negocié yo. El f… que tiene al lado no puede negociar ni un crédito personal”.

Repito, en una de esas son los resabios de una noche agitada. Igual sería bueno que, para quedarnos todos tranquilos, algún fiscal tome el tema de oficio; eso si no es verdad lo que vino después…

- “¿Quién te creés que maneja la justicia?”

- “No te parece un poco mucho…”, dije asumiendo que el jefe de Gas Junín estaba bajo los efectos del “no sueño”.

- “No b… Vos manejas la prensa, nosotros todo lo demás; nos quedamos con Junín.

Los delirios siguieron.

- “Cuando Sergio Massa todavía estaba en el gobierno fuimos con Mario y nos preguntó: ¿Cuánto necesitan?”.

- “¿Así nomás?”.

-“Así. Marito pidió 650.000 y Sergio los sacó de una caja fuerte que tenía en la oficina…”.

- “Es un práctica normal”, atiné a decir.

- “En ese momento era muchísima guita. Cuando llegamos Marito me dice: ´25 son para vos y 50 para mí. El resto va a la campaña’. ¡Qué hijo de p…!”.

- “Bueno, no es para tanto (vi tantas cosas asesorando políticos que esto me parecía un gesto noble…)”.

- “No b… ¡Se lo quedó todo él!

Como soy bien pensando supongo que, al mejor estilo Fariña, me estaba vendiendo ficción. Igual la anécdota es maravillosa. Yo sentado una hora en el auto escuchando los cuentos o delirios de uno de los hombres más poderosos de Junín.

La maldición

Rocío Giaccone es una de las políticas juninenses que más consulta a Damián. “Tiene la llave oculta de la ciudad y sin eso no se puede ganar”, dice. Los contactos se fueron incrementando ahora que quiere ser intendenta y sacarse de encima el yunque Cámpora. Tan concentrada anda que hasta estaría relacionándose con un Bazzani (Rocío, con la oligarquía no).

Otro que recibió visitas del carismático Damián es Oscar Romero. Desde que se aseguró su puesto en Gas Junín el más famoso de los Itoiz no deja de tejer.

Ahora bien, ¿por qué no está decidido a lanzarse como intendente?

Con todo respeto por los simpatizantes del Club Newbery, un dicho popular asegura que los Itoiz nunca podrán ser cabeza de Sarmiento; es decir, que por su historia y posicionamiento, siempre ligado (con razón o no) a relaciones cuestionables, están destinados a “hacer intendentes” prestándole logística y apoyo, nunca a ocupar ese puesto.

Por ese motivo Damián anda con tanto cuidado, prefiriendo alcanzar un rol legislativo que ya se le escapó dos veces a pelear en territorio propio (también anduvo cerca de Oscar Romero). El más famoso de los Itoiz carga sobre sus espaldas con esa “maldición” que lo hace ser uno de los políticos más conocidos de la ciudad (muchos darían lo que no tienen por alcanzar esos números) e incluso tener una imagen aceptable, pero no pasar el renglón de la aprobación popular.

Quien les dice, en una de esas esta vez se anima y rompe el hechizo.

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