"Estamos bien, pero muy alterados con lo que pasó", dijo el periodista. En medio de la confusión y el desconcierto, Lanata contó que toda la producción fue llevada a un subsuelo del aeropuerto de Caracas por fuerzas de seguridad, en donde permanecieron una hora y media.

"Fue insólito. Nos acusaron de que estábamos haciendo espionaje. Nos interrogaron, más que nada a mí y a Nicolás Wiñazki [periodista de Clarín]. Revisaron exhaustivamente los equipajes y retuvieron nuestros pasaportes. Ahora nos liberaron y vamos a poder abordar el avión, pero nos borraron todo lo que teníamos en las computadoras y los teléfonos", contó el periodista.

Otro hecho curioso que sucedió horas antes de abordar el avión fue que un grupo de personas se acercó al hotel en donde estaba alojado Lanata, identificándose como "custodios" que el periodista había solicitado, cuando nunca se había realizado tal pedido.

La semana pasada, cuando llegó a Venezuela, Lanata también fue demorado por el servicio de inteligencia de ese país, tal como lo mostró anteayer en su programa Periodismo para todos..