José de Álzaga después del triunfo de Urtubey

José de Álzaga después del triunfo de Urtubey

El análisis del espectáculo dantesco del domingo 12 de abril en Salta con una verdadera fiesta democrática, jubilosa y espabilada

SALTA.- Desde tierras lejanas, y luego de una noche de desosiego entre fichines, meretrices y destilados en el inigualable le Casino de Monte-Carlo -es francés, Claudio del Plá- halagué mi espíritu al asistir a tan estupendo evento como fue la finalización del Monte-Carlo Rolex Masters -el Prochain Master Mil para los no iniciados- con mi amiga, la entrañable Gloria von Thurn und Taxis.

Me congratulo en saludar a los habitantes de la señera Salta, no sólo la más linda sino la más hidalga, en estos atribulados momentos de disquisición política que dieron comienzo a la pugna electoral en un año colmado de incertidumbre, no sólo en el plano político sino en otros múltiples, como la definición que yergue cual espada de Damocles sobre algunos desdichados filibusteros, tal es la suerte del ex todopoderoso Juan Carlos Romero, cuya sentencia filosofal  pareciera ser: la gobernación o las rejas.

Verdaderamente me encuentro sorprendido por el espectáculo dantesco sufrido el pasado domingo 12 de abril cuando en mi Salta de los Milagros se vivió una verdadera fiesta democrática, jubilosa y espabilada, abriendo el calendario electoral en la comarca. El deber patriótico responsable y la prudencia del electorado contrastaron con la desazón y el desconcierto que fueron apoderándose de mi espíritu a medida que transcurrían los nimios minutos entre la clausura de la asamblea cívica y la aparición de los primeros resultados, habida cuenta de la celeridad del escrutinio electrónico.

Amigo lector, el Pueblo Soberano e Incuestionable se ha pronunciado. Los de noble estirpe formamos esa finiquita defensa donde vive la prudencia moral de la República componiendo la última línea de la cordura de este bendito país.

Así vengo a proponeros unos pocos minutos de meditación sobre el acto eleccionario pasado, renunciando al vituperio gratuito, sin sentido, aunque un sector de la sociedad haya decidido ser representada por el goliardo ese de Juan Manuel Urtubey, un cachondo mental convertido en ejemplo del relajo igualitario, promovido a categoría de dios luego de su triunfo como defensor de las gentes pardas, morenas y rosadas.

Por un lado la satírica escena reunía en el Hotel Alejandro I a sus protagonistas principales: Júcaro,  el prospecto de Olmedo, el consultor de domésticas  Guillermo Durand –con "d” final- Cornejo, que trataba de pasar el amargo bocado poniendo su mejor sonrisa monalisesca  y Gustavo "Botita” –a juzgar por su estatura de metegol- Ruberto Sáenz, y lo canto a viva voz, ¡pues no es de caballero negar el apellido!

Mi profecía para con vos Júcaro, también fue eficaz. Os dije hace un tiempo que con ese equipo de jumentos que propusiste como candidatos, muy poco podías alcanzar. Basta el ejemplo de fundamentalistas reprimidos como Arold "Herr” Tonini, que haría que el gran inquisidor Bernardo Gui pareciera una colegiala en día festivo. Nada puede esperarse de un alucinado religioso, intolerante y mesiánico.

Contrastando con el búnker romerista, la algarabía había decidido caprichosamente pernoctar en la morada del "Joven Maravilla". Amigos consternados por la escena comparaban este festival con el revés desdichado que puede provocar un casamiento descendente de alguno de los nuestros con cualquier plebeyo de la zona. Imaginen a los exponentes "U”, impecables, emanando aromas Hugo Boss por doquier mezclados con los seguidores de ese "saharaui errante” de Miguel Isa, que no libaban sino enjuagaban el garguero, oliendo a fritanga y chicharrón de cerdo (sin alusión alguna a Santiago Manuel Godoy).

Allí estaba la más completa colección de bufones del poder, cual montados en un greco carro de Tespis, representando la tragedia humana de la irresponsabilidad, la liviandad y la ligereza. Dantesco espectáculo de militantes de la rosca, chirigoteros, murgueros de levita y bataclanas de poca monta, ¡en estado natural! 

Me caigo de la silla turca al comprobar que a tamaña bacanal asistieron en calidad de honoris causa la marabunta progre y aduladora del cannabis, Los Tekis. Estupenda imagen se llevaron los cronistas de la ciudad de la furia –la porteña Buenos Aires- mirando el afecto del gobernador salteño por el cachengue.

¡Digo, izando mi pluma como la vara del Moisés para que se abran las aguas: la conservadora Salta va camino a desaparecer y convertirse en San Clemente del Tuyú!

Años predicando la restitución de los valores que nuestra clase supo resguardar, para ver ahora cómo el sibarita de féminas de Juan Manuel Urtubey nos refriega haber ganado solamente con los sufragios de la clase trabajadora beneficiada por cordones cunetas, gas y pozos de agua. ¡¡Y Nosotros!! ¿No gobierna para todos? ¡Farsante!

¡Cuán lejos quedó aquella elección del 2013 y el triunfo rotundo de las personas de bien, como mi amigo y abogado, ese erudito del Derecho, oleado con el docto nombre de Rodolfo Urtubey, conocido como el "Príncipe de los necesitados". 

No hay caso, ya todo está perdido. Los modelos se han caído y hasta el Júcaro que representaba la reciedumbre del "Imperator”, terminó más sospechado que la relación entre Batman y Robin, y su otrora regia testa comenzará a rodar como canica arrabalera por los juzgados, acusado de "punguista de la cosa pública”.

Según comentarios acercados a mi mesa de Bridge, el carnaval mediático y la farsa del fraude electoral fueron montados semanas antes, de la mano de un Júcaro excedido en carnes- seguramente por tener que darle seguido a la milanesa durante la campaña en lugar de saborear la deliciosa chernia de manos de su chef Carlitos. ¡Mirad en lo que has convertido tu diario Júcaro, ahora es el "Pinocho de la noticia”, tanto que hasta debo consultar telefónicamente con amigos el obituario para comprobar la veracidad de los tránsitos al otro mundo!

La hora sensibiliza mi espíritu y me siento magnánimo en desearos que logréis superar las limitaciones con que la Mater Natura os ha enviado a la Historia. ¡Salve, amigos míos!

Descorcho una botella de Cristal Brut 1990 "Methuselah”, que espera hace ocho años una noticia que valga la pena de este "Pandillero de la tanga” de Urtubey.

Las dolencias cívicas me aceleran el pulso, de modo que será mejor hundirme en mi poltrona haciendo girar mi globo terráqueo, pero antes me pongo de pie para celebrar el fallo de casación y rendir un desagravio a mi amigo, el insigne hombre de la Patria, don Carlos Pedro Blaquier, vapuleado por la turba aullante y zaparrastrosa de la alienación trotskista.

En un tiempo tan pagano, donde pareciera que el éxito político se emparenta con la libido, viene apropiado meditar aquella frase de Billy Cristal, cuando dijo que: "Las mujeres necesitan una razón para tener sexo. Los hombres sólo un lugar". Parece que este Urtubey encontró el ideal.

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