Informe especial: plomo en sangre, el asesino silencioso que recorre la cuenca Matanza-Riachuelo

 Informe especial: plomo en sangre, el asesino silencioso que recorre la cuenca Matanza-Riachuelo

Un informe alerta de los efectos de esta problemática en niños, sobre todo en la zona de Villa Fiorito y alrededores.  Reclaman que el ACUMAR tome medidas al respecto. Polémica con el Ministerio de Salud por los niveles tolerables del metal, que contradicen las directrices de la OMS. La baja de recursos de la autoridad de cuenca complican los planes de saneamiento.

Por Diego Lanese

 

“A la noche, cuando oscurece, el aire se pone denso. Es como respirar tierra”. Julio señala el horizonte, que muere detrás de los muros de las fábricas, por donde ese aire pestilente invade todo el barrio, cada día, en cada momento. Ese aire deja sus marcas en las paredes, en los pisos, en la gente. Los vecinos de Villa Fiorito saben que si dejan la ropa mucho tiempo en la soga, cuando la sacan el aire deja su marca, un negro persistente, muy parecido al hollín. Ese aire, no viene solo, está acompañado de agua oscura, opaca, de tierra barrosa, un combo explosivo de contaminación que se mete en el cuerpo de los más chicos, y los va consumiendo, de a poco, lentamente (1).

Desde hace unos años, algunas organizaciones pusieron el foco en un drama silencioso, que afecta a los niños en edad de desarrollo: el plomo en sangre. En 2013 se hicieron los primeros relevamientos, que dieron cifras alarmantes. Por eso, lanzaron una campaña que buscó crear un mapa epidemiológico de la problemática. Así, en junio del año pasado, en el barrio Cartonero de Lomas de Zamora, se hicieron los primeros estudios, con resultados alarmantes: de 19 pibes, 17 tenían algún vnivel de plomo en sangre.

Para un niño, tener plomo en sangre significa un crecimiento deficiente, problemas de aprendizaje e incluso lo que los especialistas llaman discapacidad intelectual. Tener plomo es un certificado de pobreza.

Desde que se creó, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) tiene como misión sanear la zona, donde viven unas 8 millones de personas. La semana pasada presentó sus planes para esta nueva etapa, en un panorama que aparece como complejo. Los tiempos que requieren las obras, los presupuestos, no son los mismos que los de los habitantes de esta cuenca, que cada día despiertan con la contaminación metida en sus casas.

Un reciente trabajo pone sobre la mesa el drama de estos chicos, de estas familias, justo cuando el gobierno nacional relanza el plan de saneamiento para la región, en medio de críticas y dudas sobre su futuro. Y mientras los trabajadores de la entidad denuncian achicamiento de la planta y los recursos, que tiene como consecuencia el desamparo de miles de chicos ante el plomo y otros asesinos silenciosos.

Con el problema en casa

En el 2013, ACUMAR instaló en algunos barrios de Lomas de Zamora y alrededores móviles sanitarios, que además de realizar exámenes de rutina tomaron muestras de sangre a niños menores de 5 años y adultos mayores a 65. El objetivo, detectar plomo en sangre, una de las huellas invisibles de la contaminación ambiental. Al poco tiempo, según cuentan los propios vecinos, algunos padres fueron notificados de que sus hijos tenían “algún nivel” del metal, pero nunca recibieron las pruebas. Ante esto, un grupo de organizaciones decidieron realizar sus propios estudios. Así nació la campaña “Basta de plomo en sangre”, que intentó sensibilizar sobre el tema.

En este plan comenzaron a trabajar una amplia gama de organizaciones, como el Foro Hídrico de Lomas de Zamora, educadores de la Fundación Che Pibe, docentes y estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la UBA, científicos, médicos sanitaristas, documentalistas, la Cooperativa de Cartoneros MTE, vecinos y otras entidades. A través de pruebas realizadas en laboratorios privados –que costearon de su propio bolsillo, con festivales solidarios –fueron juntan pruebas, que luego derivarían en un mapa epidemiológico de la región ribereña de Lomas de Zamora.

“De 19 casos que tomamos, de chicos que vinieron con sus familias, 17 nos dieron presencia de plomo en sangre”, confirmo Sergio Val, de la agrupación Che Pibe. Esos análisis, realizados en un laboratorio privado, se hicieron por fuera del protocolo que establece el Ministerio de Salud de la Nación, pero fueron prueba incontrastable de la problemática. “La campaña generó una sensibilización importante de los vecinos, ante el ninguneo de las autoridades del ACUMAR”, afirmó Val en diálogo con Política del Sur.

La campaña tiene como antecedente un trabajo realizado por estas organizaciones y Médicos del Mundo en el barrio Lamadrid de Lomas de Zamora, donde se analizó el estado del medio ambiente. “El trabajo arrojó resultados muy ‘picantes’, no sólo por la presencia de contaminantes, además encontramos una cantidad de cánceres impresionantes. Pero no se había registrado el tema del plomo en sangre, porque no se buscaba”, agregó el referente social.

Cuando se realizó el relevamiento en 2015, los vecinos agregaron al tema ambiental una enorme gama de problemas, desde la falta de recolección de basura hasta los ruidos que hacen las fábricas linderas –sobre la calle Esquel, en Fiorito –que afectan la vida cotidiana del lugar.

Los operativos de 2013 de ACUMAR fueron ordenados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en una audiencia público instó a la entidad a que desarrolle un plan sanitaria. “ACUMAR no tenia revelado nada de la salud de la población de la cuenca, por eso la Corte manda a sacar muestras propias”, recuerda Val. Allí, el máximo tribunal se encuentra con una realidad alarmante. “De 1.100 chicos de los 14 distritos de la cuenca, 1.038 tenían presencia de plomo en sangre. A partir de esto, se crear el Evaluaciones Integrales de Salud en Áreas de Riesgo (EISAR) y empiezan a hacer el relevamiento”, explicó Val.

Graves consecuencias

Cada año, en el mundo mueren 143 mil personas por exposición al plomo, una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo a lo largo del tiempo, afectando a diversos órganos, y que es especialmente dañino en los niños de corta edad, en especial a menores de dos años. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición al plomo causa cada año 600 mil nuevos casos de discapacidad intelectual. “El plomo se distribuye por el organismo hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo”, asegura el informe de la OMS sobre la problemática.

Cuando se detectaron los casos en la cuenca, comenzó una disputa casi técnica sobre los niveles encontrados y sus daños, lo que hace que muchos niños sigan sin atención. “El Ministerio de Salud de la nación tienen un corte: 5 microgramos de plomo por cada decilitro de sangre (5 µg/dl). Ese parámetro para ellos no es grave,  dicen que es típico de gente que viven en zonas contaminados, que es contaminación ambiental”, recalcó Val. Pero en su informe anual, la OMS es contundente: “no existe un nivel de exposición al plomo que pueda considerarse seguro” (2).

Cuando ingresa en la sangre, el plomo va consumiendo silenciosamente el organismo. En altas dosis, ataca al cerebro y al sistema nervioso central, y genera daño grave, incluso la muerte. “En los niños afecta, en particular, al desarrollo del cerebro, lo que a su vez entraña una reducción del cociente intelectual, cambios de comportamiento –por ejemplo, disminución de la capacidad de concentración y aumento de las conductas antisociales– y un menor rendimiento escolar”, alerta la OMS.

Pero la disputa por los niveles aceptables, termina haciendo que esos niños no sean atendidos. “Todo el sistema sanitario sigue la misma pauta, entonces te mandan limpiar las casa, con un trapito húmedo limpiar el polvillo, cuando la gente no tiene ni siquiera agua para tomar”, se queja Val. Además, las autoridades insisten con la falta de pruebas que bajo los 5 µg/dl de plomo en sangre no hay evidencia de efectos sobre la capacidad cognitiva de los chicos. Pero las escuelas en la zona desmienten esto. “Esto lo venimos laburando de toda la vida, porque los chicos siempre tuvieron problemas de aprendizaje en la zona. La presencia de plomo no es la única variable que incide en la capacidad de aprender de los chicos, sino que es todo un combo que tiene que ver con la desnutrición, la falta de hierro y calcio,  que afecta directamente el tema cognitivo. Tenemos chicos en quinto grado que no saben leer”, sostuvo el referente de Che Pibe.

A muchas madres del barrio, los estudios les confirman que los chicos tienen plomo en sangre, pero no les dan tratamiento, ni solución. “Si tiene plomo, que le den el tratamiento que haga falta. Vienen y te dicen ‘haga esta dieta, como esto o lo otro’, pero el plomo no se va, y en las condiciones que se viven, nos volvemos a contaminar de nueva”. Fuera de la discusión académica o técnica, las madres ponen en sus palabras la angustia diaria (3).

Los planes del nuevo ACUMAR

En unas declaraciones polémicas, el flamante director ejecutivo de ACUMAR Julio Torti aseguró que “el Riachuelo está peor que hace 100 años; pero nosotros somos impacientes, es un trabajo de hormiga” (ver recuadro). El cambio de gobierno en diciembre pasado generó la parálisis en algunos planes de trabajo, y un reacomodamiento que hoy todavía no termina, en un sector como el medio ambiental, donde el actual ministro –el rabino Sergio Bergman –no aparece como alguien entendido en el tema, por lo menos ante la mirada de las organizaciones.

En este sentido, la policía ambiental del macrismo ha sido cuestionada, más allá de la poca confianza que genera el religioso como ministro. “Lamentablemente, el gobierno ha desperdiciado la oportunidad de posicionar la política ambiental como un tema de Estado”, sostuvo la ONG ambientalista Greenpeace en su informe sobre los 100 día de gestión de Mauricio Macri. La entidad recordó que en enero de este año le entregó a Bergman el documento “10 medidas para 100 días de gobierno. Construyendo una agenda ambiental participativa”, donde reclamó entre otras cuestiones “un fuerte impulso al saneamiento del Riachuelo”, con la erradicación de basurales, un nuevo sistema de control de vertidos  de líquidos industriales y estudios para lograr la reubicación de la población (4).

En cuanto a la cuenca, el viernes pasado las autoridades de ACUMAR presentaron en una audiencia pública la actualización del Plan Integral de Saneamiento Ambiental (PISA), el eje rector de la actividad de la entidad. “La propuesta que estamos impulsando comienza con una modificación sustantiva en lo normativo: estamos revisando la definición de usos, los límites de descarga industrial y las normas que rigen la declaración de agentes contaminantes”, destacó Torti en la audiencia, que contó con unos 30 oradores y que marcó el inicio formal de la actual gestión. Las entidades que vienen siguiendo el tema ambiental y de la cuenca se fueron con sabor a poco. “Fue una exposición floja, hay mucha confusión”, le dijeron a Política del Sur fuentes del encuentro.

El PISA actualizado “mantiene el esquema de 14 líneas de acción incorpora la modalidad de abordaje en programas y proyectos que facilita el trabajo interdisciplinario y colaborativo entre las diferentes áreas de gestión de la ACUMAR y las jurisdicciones”, informó la entidad. La primera versión data del año 2009, y hoy se propone definir objetivos, plazos y presupuestos “para lograr la mejora en la calidad de vida de los habitantes de la cuenca Matanza-Riachuelo”. Para los habitantes de Fiorito que luchan contra el plomo, no trae mayores novedades. Es que de las más de 770 páginas del plan, la palabra plomo aparece sólo una vez, y para definir los orígenes de su presencia. Nada más.

Esta problemática no está atendida como debería, entre otras razones por el cambio de gestión. Tampoco el año pasado tuvo demasiadas ganas de solucionar el tema”, remarcó Val. Por lo pronto, el presupuesto de ACUMAR para el PISA bajó más de la mitad para este año, pasando de 2 mil millones de pesos a poco más de 750 millones.

Para colmo, los recortes en el Estado golearon fuerte a la agencia, que sufrió ajustes en materia de fondo y la pérdida de mucho personal, despedido o sin renovación de contrato. En este sentido, desde ATE alertaron que hay 500 trabajadores precarizados, que pueden dejar de prestar funciones. Mientras tanto, el gremio denuncia una estructura jerárquica con altos sueldos. “Llenaron el ACUMAR con directores con salarios superiores a los 100 mil pesos”, le dijo a Política del Sur una fuente sindical, que se quejó que en paralelo se cerraron servicios “porque se cayeron contratos”, que incluyen a personal sanitario que hacía los operativos en los distritos de la cuenca.

Hoy, la cuenca Matanza-Riachuelo ocupa una superficie total de 2.200 kilómetros cuadrados, recorre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 14 municipios de la Provincia de Buenos Aires. En ella viven “el 23 por ciento de la población del área metropolitana de Buenos Aires y el 9,16 por ciento de los argentinos” (5), en una porción de terreno que según los cálculos representa entre el 0,1 y el 0,6 por ciento del terreno nacional. “El modelo económico y político sigue trayendo a la gente a los grandes bolsones de pobreza. Esa migración de gente del campo a la ciudad, no tuvo opción, tuvo que ir a las tomas de todas las cuencas. En la villa 21-24 las casitas están encima del riachuelo”, destacó Val. Estas entidades trabajan para revertir esas circunstancias, y darle repuesta a los problemas que deben enfrentar. Para darle futuro a esos chicos, acosados por esos asesinos invisibles como el plomo. “Cuando te dicen que la gente no puede vivir en tierras contaminadas, nosotros decimos que la gente no pudo elegir”, concluyó Val.

Historia negra del Riachuelo

“El Riachuelo está peor que hace 100 años”. Las palabras de director ejecutivo de ACUMAR Julio Torti abrieron una fuerte polémica en torno de la realidad ambiental del río, emblema de la contaminación en el país. Desde los mil días de María Julia Alsogaray a los peces vistos por Juan José Mussi, en las aguas oscuras del Riachuelo se fueron hundiendo planes, promesas y en algunos casos carreras políticas.

Lo increíble que los dichos de Torti pudieron ser los de un funcionario del Virreinato, del gobierno de Juan Manuel de Rosas o de Alvear. Porque la historia negra del Riachuelo se remonta a los inicios del país. En 1860 se hizo la primera prohibición ambiental en el lugar: el gobierno le negó a los saladeros verter desperdicios de la faena, para disminuir el nivel “de putrefacción” de las aguas.

En su libro Memoria verde, Antonio Elio Brailovsky y Dina Foguelman recuerdan que no fue hasta la gran epidemia de fiebre amarilla, en 1871, que se tomaron medidas concretas contra la contaminación del Riachuelo. Hasta ese momento, más que vertidos tóxicos, lo que hubo fue una abundante presencia de material orgánico, como sangre de animales y restos de su faena, que se fueron acumulando en la superficie de las aguas. Esto generó que se consumiera el oxígeno (usado para el proceso de descomposición de estos desechos orgánicos), lo que hizo emigrar o morir a los peces, primera gran consecuencia de la contaminación. La acumulación de más residuos bajó más los niveles de oxígeno, que sumado a la falta de luz hizo que murieran las algas, y proliferaran aquellas denominadas azules, que son de un verde oscuro que le dieron, por su propagación, el color habitual al cauce.

Pero en 1873, por el pánico de la fiebre amarilla, el gobierno hizo grandes esfuerzos y comenzó a limpiar las aguas. Si bien la epidemia no tenía directa relación con el Riachuelo, lo cierto que el agente trasmisor –un mosquito –se cría fácilmente en agua estancada. Desde ese momento hasta 1905 hubo un tiempo donde la contaminación desapareció. Brailovsky y Foguelman recogen testimonios de competencias de canotaje organizadas por el Club de Regatas de Avellaneda, el más popular de esos días. Pero ese año, los competidores se negaron a volver a las aguas, otra vez afectadas por los vertidos indiscriminados.

El crecimiento de la Ciudad hizo que el vertido cloacal volviera a instalar los residuos orgánicos en las aguas. La industrialización hizo el resto. Tintorerías industriales, curtiembres y frigoríficos se agolparon en la vera, tirando todo tipo de residuos inorgánicos y tóxicos en el lugar. “En la segunda muerte del Riachelo, el envenenamiento jugó un papel quizá tan importante como la asfixia en su muerte anterior.  Después el petróleo termino por pintarlo todo de negro”, describen Brailovsky y Foguelman en su libro.

En la actualidad, como recuerda en su informe la ONG Greenpeace, la contaminación del Riachuelo “alcanza niveles críticos en los cursos medio y bajo del río y tiene consecuencias directas sobre la salud y la calidad de vida de los habitantes de la zona”. “Años de imprudencia, abandono y desidia han convertido al río y a su zona de influencia en un ícono nacional de la contaminación e injusticia ambiental”, se queja la entidad ambiental.

 

Referencias

1-Testimonio extraído del documental realizado por La olla TV, durante los relevamientos. Disponible en www.youtube.com/watch?v=AwPQ7kFNmiE

2-Informe completo disponible en www.who.int/mediacentre/factsheets/fs379/es/

3-Idém punto 1

4-www.greenpeace.org/argentina/Global/argentina/2016/1/Petitorio_FARN-GP.pdf

5-Datos extraídos de www.buenosaires.gob.ar

 

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