Grecia presentó a los acreedores su plan de ajuste para obtener más ayuda

Grecia presentó a los acreedores su plan de ajuste para obtener más ayuda

A última hora de ayer –el límite del plazo vencía a la medianoche– las instituciones europeas recibieron de Grecia sus propuestas sobre las reformas que está dispuesta a aplicar, que refuercen la confianza entre ambas partes y faciliten alcanzar un acuerdo este fin de semana.

El vocero del eurogrupo señaló que “no se harán más comentarios al respecto hasta que las instituciones hayan terminado su evaluación el 11 de julio en su reunión del eurogrupo”.

Las propuestas serán evaluadas por las tres entidades crediticias (antes llamadas Troika): la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El sábado se reunirán los ministros de Finanzas de los diecinueve países integrantes del eurogrupo y el domingo se celebrarán cumbres de la eurozona y de la UE.

En caso de que los acreedores aceptaran las nuevas propuestas presentadas, podrían otorgar un nuevo programa de rescate y una financiación transitoria para evitar que Grecia caiga en suspensión de pagos.

Mientras que el FMI defiende la necesidad de reestructurar la deuda helena para resolver la “aguda” crisis en Grecia, en palabras de su directora gerente, Christine Lagarde –una línea que Estados Unidos ha defendido también públicamente–, buena parte de los socios europeos, con Alemania a la cabeza, se oponen a operación alguna que suponga un perdón de la deuda griega, aunque dejan la puerta abierta a acordar nuevas medidas de alivio como prolongar los vencimientos o, incluso, modificar los tipos de interés.

Del calado de las propuestas  también depende que se refuerce la “confianza” de los socios hacia el país, muy dañada principalmente por tres aspectos: el vencimiento del segundo rescate a Grecia sin que se lograra un acuerdo después de meses de negociaciones, el impago de Atenas a los 1.600 millones de euros que debía abonar al FMI antes del 1º de julio y la convocatoria del referendo celebrado el pasado domingo.

Países como Estonia y Eslovaquia endurecieron sus posiciones en las últimas semanas, mientras que Francia se mantiene como uno de los países más conciliadores y que más apuesta por cerrar un acuerdo con Grecia que asegure su permanencia en el euro.

En cualquier caso, la ruptura de la eurozona dejó de ser un tabú y nadie se atreve a descartarla abiertamente, de modo que el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, reconoció que existe un plan detallado para hacer frente a la eventualidad de la salida de Grecia del euro.

Atenas, por su parte, confía en que sus nuevas medidas aporten a la eurozona “todas las garantías para un resultado positivo”.

¿En qué consiste el plan presentado ayer?

El plan sugiere un IVA estándar del 23 por ciento (incluida la restauración, cuyo IVA sube 10 puntos), con una tasa reducida del 13% para alimentos básicos, energía, hoteles y agua, y muy reducida de seis por ciento para medicamentos, libros y teatro, en concordancia con las últimas propuestas de los acreedores.

Asimismo, y a contramano de lo que había prometido  puertas adentro, Atenas ofrece eliminar los descuentos al IVA en las islas griegas, comenzando con las de más elevados ingresos y que son las más populares como destino turístico, y exceptuando las más remotas.

El plan contempla también una subida del 26 % al 28 % del impuesto empresarial.

El texto recoge una reforma del sistema de jubilaciones que pretende ahorrar entre un 0,25 % y un 0,50 % del PBI durante 2015 y un 1 % anual a partir de 2016 a través de la penalización de las jubilaciones anticipadas y aumento progresivo hasta 2022 de la edad de jubilación a los 67 años o a un mínimo de 62 años con cuarenta de trabajo cotizado.

Asimismo aumenta las cotizaciones de los pensionistas al sistema de sanitario del 4 % al 6 %.

En la propuesta el Gobierno se compromete también a emprender reformas en la administración pública, el sistema judicial y para combatir la corrupción.

El texto, sin embargo, no recoge mención alguna a la reestructuración de la deuda, como pedía el Ejecutivo.

En las calles de Grecia, en tanto, la expectativa de lo que pueda ocurrir este domingo en la cumbre de la UE es palpable.

Los transeúntes permanecen delante de los quioscos estudiando los titulares del día. “Euro o dracma”, dice el Kathimerini; “Seguimos vivos”, comenta Dmikoratia; “Los acreedores exigen nuestra capitulación incondicional”, titula I Efimerida.

Los supermercados no tienen escasez y en los mercados los puestos también están repletos de alimentos de todo tipo.

Las farmacias continúan proveyendo normalmente todo tipo de medicamentos. Pero, por el otro lado, ante la falta de efectivo por el cierre de los bancos, gran parte del movimiento usual en la ciudad quedó congelado.

No sucede lo mismo en las cercanías de los cajeros automáticos, donde se forman largas colas que durarán, al menos, hasta el lunes, cuando está previsto que abran los bancos tras dos semanas de parálisis.

El FMI ve efecto “limitado” de crisis griega en la economía del euro y global

El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó ayer las consecuencias de la crisis griega para la economía global, al mantener sin cambios las previsiones de la zona euro desde abril a un 1,7 % este año, y aseguró que el efecto percibido hasta ahora es “limitado”.

“El contagio a nivel global es limitado, es algo reconfortante (…) Lo que hemos visto desde el lunes de la pasada semana (cuando se anunció el referendo sobre la propuesta de los acreedores), son pequeños test de resistencia en la economía del euro”, explicó Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, al presentar la actualización del informe de “Perspectivas Económicas Globales”.

Blanchard explicó en la rueda de prensa que “lo ocurrido en los últimos diez días es lo que muchos habían previsto: bajadas de las bolsas y ligeras subidas de las primas de riesgo en la periferia del euro”, pero no “graves” eventos.

Recordó, además, que el PBI de Grecia supone menos del 2 % de la zona euro y apenas 0,5 % de la economía global.

“Eso, subrayó, nos hace pensar que si las cosas van mal en Grecia, no tendría grandes consecuencias” para el resto del mundo.

No obstante, precisó que “hay pocas dudas de que Grecia está sufriendo y podría sufrir más incluso bajo un escenario de salida desordenada de la zona euro”.

Blanchard señaló que la situación de Grecia es un indicador de que el paisaje tras la gran crisis de 2008 es el de un mundo marcado por altos niveles de deuda, y por lo tanto es fácil que las cosas vayan mal en este contexto.

Sin embargo, destacó que no se pueden hacer excepciones. “El FMI tiene reglas, y en general creo que siempre deberíamos cuestionar las reglas”, observó Blanchard. “Pero, en este caso, creo que las reglas son muy buenas”, aseguró.

De este modo, el funcionario echó por tierra la esperanza -ya bastante débil- de que el FMI condonara a Grecia los 1.600 millones de euros que Atenas no pagó al organismo el 30 de junio, al vencer el plazo correspondiente.

“El FMI es una entidad que cuenta con 188 miembros, en su mayoría más pobres que Grecia, y ninguno de ellos tuvo el tipo de concesiones que algunas personas quisieran que le otorguemos a Grecia”, señaló en Washington.

“Así es que, considerando esto, creo que es absolutamente fundamental respetar nuestras reglas”, concluyó.

 

 

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