Gracias, Jacobo

Gracias, Jacobo

Por Jorge Fontevecchia.

Esta semana se cumplieron cincuenta años del nacimiento del diario La Opinión, la mayor epopeya del periodismo argentino. Cincuenta años es un período de tiempo adecuado para medir la evolución del periodismo de nuestro país como espejo de la sociedad. Hasta comienzo de los años 70 la Argentina todavía tenía solo 4% de pobreza, un producto bruto per cápita superior al de Corea del Sur o España, y se la seguía comparando con Canadá y Australia.

Para los peronistas, la Argentina comenzó su decadencia con la aplicación de las políticas económicas monetaristas de la escuela de Chicago durante la dictadura militar de 1976. Para los antiperonistas, ese momento a partir del cual se detuvo nuestro progreso relativo (en realidad, un año antes, en 1975, durante el gobierno de Isabel Perón, con el plan llamado Rodrigazo) es solo un punto de implosión de un proceso que comenzó a incubarse a mediados de la década de los cuarenta, con la aplicación de políticas populistas por Perón. Y para Raúl Alfonsín, junto con la mayoría de los progresistas, la Argentina perdió su brújula en 1930, cuando el derrocamiento de Yrigoyen dio inicio a un ciclo de golpes militares que duró 53 años.

Pero por una causa u otra a mediados de los años 70 los indicadores comenzaron a reflejar la decadencia de la economía argentina y no hace falta ser marxista para comprender que a ese deterioro material le siguió como consecuencia otro deterioro cultural.

Reconstruir cómo era nuestro periodismo a comienzos de los 70, cuando aquella sociedad argentina aún no había dado muestras de su fracaso, aporta elementos de análisis para comprender mejor nuestro presente y algunas de sus causas. La expropiación y el posterior asesinato del diario La Opinión (otro desaparecido de la dictadura) explica además el periodismo actual, en lo malo pero también en lo bueno.

El diario La Opinión, espejo de la última Argentina previa a la decadencia, se fundó hace medio siglo

En los 70 un mapa de medios simplificado podría ubicar al diario La Nación y a la Editorial Atlántida (revista Somos) representando la derecha, al diario La Opinión y a Editorial Abril (revista Panorama) representando la izquierda, y a Clarín en el centro. Había otros diarios como La Prensa y La Razón que también representaban el pensamiento de derecha y se extinguieron mucho después. Las publicaciones en papel eran la única plataforma privada de producción de información, la radio y televisión volvían a ser del Estado. Y lo que la dictadura vino a hacer fue borrar del mapa las publicaciones progresistas expropiando La Opinión y, tras bombas y secuestros, haciendo que el dueño de Editorial Abril vendiera y se fuera a vivir al exterior. Al terminar la dictadura, La Opinión hacía años que había cerrado y Editorial Abril prácticamente no existía. Vale recordar que Papel Prensa fue creado por Editorial Abril a comienzos de los 70.

¿Cómo sería culturalmente hoy la Argentina sin esa amputación hace medio siglo de lo más representativo del periodismo progresista? Un punto de comparación lo tenemos en el diario El País de España, fundado en la misma época de La Opinión que con su aire fresco progresista terminó superando a todos los medios prefranquistas que lo precedieron. Quizás La Opinión hoy podría haber sido el diario de mayor audiencia e influencia de la Argentina, los lectores con su paladar más refinado y los periodistas con sus potenciales más desarrollados. Porque una vez que se corta un tronco, volver a construirlo lleva décadas imposibles de recuperar frente a los competidores y al acostumbramiento de los lectores.

En Chile, con su dictadura pasó lo mismo, Pinochet clausuró todas las publicaciones no conservadoras dejando el diario El Mercurio prácticamente solo durante décadas.

Editorial Perfil se autopercibe heredera del legado de La Opinión y Editorial Abril, y fuimos honrados por los fundadores de ambos medios en vida: Jacobo Timerman y César Civita, como sus discípulos. Nuestra obra es paupérrima frente a la de estos gigantes del periodismo, solo nos queda el mínimo mérito de la resiliencia al mantener una organización que le sigue dando continuidad a parte del periodismo profesional progresista argentino.

Pero parte del aporte al periodismo profesional que generó una epopeya editorial como La Opinión tiene vida también en medios que representaron el pensamiento más conservador del país. Hay una evolución en la incorporación de algunos valores que se percibe en la saludable intolerancia que hoy manifiestan a cualquier intención del Gobierno por afectar la institucionalidad o la división de poderes en contraste con la tolerancia que tuvieron cuando Néstor Kirchner avasallaba todos lo organismos de control.

Al cumplirse estos 50 años del nacimiento de La Opinión, Perfil Educación organizó un homenaje juntando al socio de Jacobo Timerman y cofundador del diario, Abrasha Rotenberg, a su hijo Javier Timerman, al profesor Fernando Ruiz, presidente de Fopea y del Instituto de la Academia Nacional de Periodismo, además de autor del libro Las palabras son acciones: historia política y profesional de La Opinión, con los dos secretarios de redacción de entonces: Miguel Bonasso y José Ignacio López, y el redactor y columnista también de aquella redacción, Roberto García. El testimonio de todos ellos se reproduce a partir de la página 38 y se emitirá por NET TV el próximo miércoles a medianoche.

Gracias, Jacobo.

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