Sin ganador claro, Italia quedó sumida en un caos

Sin ganador claro, Italia quedó sumida en un caos

Según los analistas, una alianzas, del centroizquierda con la gente de Grillo en el Senado podría ser una de las soluciones y también se habla de nuevas elecciones. La formación de Grillo fue la revelación y es a la vez una incógnita.

Por Elena Llorente

Desde Roma

Con una ley electoral tramposa, el nivel de votantes más bajo de los últimos doce años (el 75 por ciento contra el 81 por ciento en 2001), los dos días de votación con bajas temperaturas, nieve y lluvias torrenciales y una crisis económica que llevó a muchos a creer en soluciones fantásticas pero mentirosas, el panorama que surge de las elecciones parlamentarias italianas concluidas ayer es muy incierto.

El país aparece ahora dividido en tres partes –el centroizquierda, liderado por el Partido Democrático; el centroderecha de Silvio Berlusconi y los seguidores del cómico Beppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas–-. Tres partes casi iguales numéricamente, pero muy diferentes. Tres partes que ahora, de alguna manera, tendrán que ponerse de acuerdo responsablemente –al menos dos de ellas– si quieren evitar que el país caiga en el caos, ideando formas de colaboración que eran inimaginables hasta hace pocas horas.

Pero hay que ver algunas cifras para poder comprender mejor esta situación.

En el Senado, la coalición de centroizquierda liderada por el secretario del Partido Democrático, Pierluigi Bersani, con el 31,6 por ciento de los votos, ha conseguido 113 escaños. El centroderecha, liderado por Silvio Berlusconi, ha conseguido a nivel nacional menos votos, el 30,7 por ciento (114 escaños). Ninguno tiene la mayoría, pero tal vez Berlusconi pueda arrastrar para sí los premios que la ley electoral llamada “porcellum” (chiquero) –creada durante uno de sus gobiernos para evitar que la izquierda llegara al poder– le aseguraría. La ley “chanchada”, en efecto, para decirlo en pocas palabras, cuando se trata de la elección de senadores, concede a la lista con mayoría relativa en una región –las regiones equivalen a provincias– un premio del 55 por ciento de las bancas regionales. En este caso, Berlusconi ganó en algunas regiones muy pobladas –que por eso tienen más senadores– como Lombardía (la región de Milán) y Campania (la región de Nápoles) y por esta razón se podría ver favorecido.

La lista del primer ministro Mario Monti sacó en el Senado unas 18 bancas, pero ni siquiera sumándolas a las del centroizquierda –lo que se había manejado como posibilidad para enfrentar al centroderecha– alcanzarían para derrotar a Berlusconi y sus amigos, dado que la mayoría en el Senado son 158 senadores. El secretario del PDL, Angelino Alfano, dice estar seguro de que su partido conseguirá la mayoría en el Senado. Pero todavía hay que ver qué sucederá con los seis senadores elegidos por los italianos residentes en el exterior.

La formación que era presentada en las encuestas como tercer o segundo partido de Italia y que algunos presentan ahora como el primero, el Movimiento Cinco Estrellas, del cómico Beppe Grillo, fue sin lugar a dudas la que mejor desempeño tuvo en estas elecciones. En la Cámara alta consiguió el 23,8 por ciento de los votos y cerca de 58 bancas.

En la Cámara de Diputados, según la ley “chanchada”, la lista que obtiene la mayoría relativa se lleva la mayor parte de las bancas, es decir 340 sobre un total de 600. Pero en este caso, las cuentas no parecen tan claras, porque el centroizquierda ha conseguido el 29,5 por ciento, el centroderecha el 29,1 por ciento, Grillo el 25,5 por ciento y Monti el 10,6 por ciento. Con prácticamente un punto de diferencia entre los dos primeros, ¿quién debe llevarse el premio de mayoría? La cosa dará que hablar y difícilmente se resuelva rápidamente. Aunque todavía falta agregar los datos de los votos emitidos en el exterior, ya se habla de la posibilidad de ciertas alianzas. “No haremos entuertos de ninguna naturaleza”, dijo Grillo en su blog respecto de la eventualidad de acuerdos interpartidarios.

Ante este panorama inédito en la política italiana, acostumbrada a una marea de partidos chiquitos, pero a dos, y sólo dos, claramente grandes, algunos ya piensan en nuevas elecciones. Pero varios políticos, tanto de izquierda como de derecha, pusieron el grito en el cielo hablando de actitud irresponsable.

Por el Partido Democrático, hizo autocrítica uno de sus jóvenes dirigentes, Enrico Letta. “Creemos que hay dos temas sobre los que tenemos que hacer una reflexión interna. El primero es el de la fatiga social que el país ha vivido y el costo de las medidas de austeridad”, dijo refiriéndose a los recortes que fueron aprobados por el Parlamento italiano con la contribución del mismo PD durante el gobierno Monti. “El otro tema es de la credibilidad, que se ha visto en tela de juicio en los últimos meses, credibilidad que debería haber dado respuestas fuertes de parte nuestra. Las respuestas dadas hasta ahora no han sido suficientes. Pero como somos un partido popular queremos dar esas respuestas, porque creemos que somos más creíbles que otros”, agregó, aludiendo a un escándalo financiero en un banco italiano que habría salpicado a dirigentes del PD de Siena. Letta también habló de “responsabilidad” en este momento crítico para el país.

“La realidad es que ahora nadie puede decir que representa la mayoría del país. Pero una cosa es cierta además: no hubo un triunfo arrasador de la izquierda, como algunos vaticinaban, ni hubo una caída del centroderecha”, comentó Roberto Formigoni, gobernador de Lombardía y militante del Pueblo de la Libertad, de Berlusconi.

Monti, de su lado, fue muy elocuente. “Quienes nos han votado han hecho una elección de coraje. Desde mañana nuestra lista se transformará en un partido destinado a durar, pequeño, pero que se compromete a trabajar por el futuro de la política y de la sociedad italianas.”

Las hipótesis de alianzas ocupan todos los canales televisivos y la prensa en general. De lo contrario, el país sería ingobernable. Una alianza del centroizquierda con la gente de Grillo en el Senado podría ser una de las soluciones. Pero a decir verdad, y según algunos analistas, los candidatos de Grillo tienen muy poca o ninguna experiencia en materia parlamentaria y será muy difícil trabajar con ellos.

Queda de todas maneras una alternativa, como indicaron algunos politólogos hablando por televisión: coincidir con ellos en la aprobación de algunas leyes fundamentales para cambiar este país, como por ejemplo una nueva ley electoral, ya que el “porcellum” no pudo ser discutido y muchos menos aprobado durante el gobierno técnico de Mario Monti porque Berlusconi, partido mayoritario en la precedente legislatura, se oponía. Otra ley que muchos consideran vital es la del “conflicto de intereses”, es decir que impida, entre otras cosas, ocupar cargos públicos a quien tenga intereses económicos específicos por defender, cosa que en cambio ahora sucede normalmente.

Pero sobre todo queda por ver, dado que ningún partido es mayoritario, quién será el próximo primer ministro.

Comentá la nota