Freydoz enfrenta hoy su destino en tribunales

Freydoz enfrenta hoy su destino en tribunales
A las 18 se lee en Roca la sentencia por el asesinato de Carlos Soria. Las posibilidades van desde la absolución hasta la prisión perpetua. "Ella tiene un chaleco químico", dice la defensa.
"¿Me van a condenar? ¿Qué me va a pasar?", les pregunta Susana Freydoz a sus personas más cercanas. "Ella está muy medicada, tiene un chaleco químico... Está como a diez metros de altura mirando para abajo". Así definió ayer el abogado defensor Alberto Riccheri el estado de ánimo de la viuda de Carlos Soria en las horas previas al fallo. La sentencia por el asesinato del exgobernador rionegrino se conocerá hoy a las 18 en el Auditorio de la Ciudad Judicial de Roca. La lectura será abierta al público y la prensa.

Aunque no es obligatorio que la imputada esté presente, el tribunal la convocó y Riccheri anticipó que vendrá. Por última vez Susana Freydoz se sentará ante los jueces Carlos Gauna Kroeger, María Evelina García Balduini y Fernando Sánchez Freytes, quienes definirán si la mujer resulta condenada o absuelta. Ante un eventual fallo desfavorable, la defensa ya delinea un recurso de casación, aunque el abogado asegura que la fiscalía "técnicamente no pudo probar que ella lo quiso matar; no logró construir una certeza". Para Riccheri, esa alegada falta de certeza sobre las circunstancias del disparo y la causa efectiva de la muerte valen tanto como una demostración de inimputabilidad, porque llevan a la absolución.

Pero para la fiscal de Cámara Laura Pérez no hubo atenuantes, eximentes de culpabilidad ni trastornos mentales que impidieran a Freydoz dominar el impulso homicida y por eso solicitó la pena de prisión perpetua por el delito de "homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma".

"La fiscal no le dio valor a los tres o cuatro intentos de suicidio previos, arma mediante, ni a lo que escuchó Emilia (la hija menor del matrimonio) en los segundos previos al disparo, cuando su madre le decía a Soria 'Vas a conseguir que me mate'", cuestionó el defensor.

Según el abogado de Freydoz, tanto el juicio como sus repercusiones "la agreden muchísimo, pero no tiene crisis de nervios, no llora, no grita", a causa de la medicación que le suministran en el hospital de Cipolletti, donde recibe tratamiento psiquiátrico desde febrero pasado por un cuadro depresivo. "Ella se siente protagonista del juicio y los hechos del presente, pero no del hecho que se está juzgando", detalló el abogado.

Esa virtual ausencia quedó en evidencia en el juicio oral y público; durante las ocho audiencias –en especial la de los alegatos, en la que Freydoz permaneció casi ocho horas en la sala– la mujer se mantuvo inmóvil. Ni siquiera hizo un gesto al escuchar el pedido de pena máxima que formuló la fiscalía y respondió con un seco "no", casi sin mover la boca, cuando el presidente del tribunal le preguntó si quería decir unas últimas palabras antes de cerrar el deb

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