Fortalecido, Rajoy presiona para que esta vez lo dejen formar gobierno

El líder conservador, que ganó las elecciones, necesita el apoyo o la abstención del PSOE para quedarse en el poder

Después de una madrugada de fiesta, Mariano Rajoy se topó ayer otra vez con la pared que levantan sus adversarios políticos para impedirle encabezar el próximo gobierno de España.

El socialismo, Unidos Podemos y Ciudadanos reconocieron la "clara victoria electoral" del Partido Popular (PP), pero insistieron en que no votarán a favor ni se abstendrán si el actual presidente en funciones se presenta a pedir la confianza del Congreso.

Pese a que mejoró mucho sus resultados de diciembre, mientras que los demás empeoraron, Rajoy no tiene diputados suficientes para renovar automáticamente el cargo. Pasó de 123 a 137 escaños. Necesita 176 si quiere romper el bloqueo institucional vigente desde diciembre. Él cree que lo conseguirá, tarde o temprano.

"Evitemos una situación como la que vivimos en estos últimos seis meses. El PP ha ganado y tiene derecho a gobernar. Europa y España necesitan estabilidad y moderación", dijo Rajoy al final de una reunión con la cúpula del PP, en la que entró en medio de una ovación.

Le ofreció al PSOE negociar una coalición para formar un gobierno con mayoría parlamentaria: "Los partidos moderados nos tenemos que poner de acuerdo para impulsar las reformas que el país necesita". En caso contrario, aspira a una administración en minoría que pacte ley por ley. "No vamos a abdicar de la responsabilidad de gobernar porque hay ocho millones de españoles que nos han apoyado", dijo.

El alza contra todo pronóstico de los conservadores hundió en la depresión a sus adversarios, que imaginaban a Rajoy en el ocaso definitivo de su carrera. Sin embargo, ayer nadie quiso rendirse.

"No vamos a apoyar la investidura de Rajoy ni nos vamos a abstener", anunció Antonio Hernando, vocero parlamentario del PSOE, después de una audiencia con el candidato Pedro Sánchez. Advirtió que le toca a Rajoy dar el primer paso: "Si quiere hablar, que lo haga con sus afines ideológicos".

Aludía sobre todo a los liberales de Ciudadanos, también reacios a negociar con Rajoy. Su líder, Albert Rivera, insistió en que no dará la investidura a Rajoy, a quien identifica como responsable de los incontables escándalos que afectan al PP. "No formaremos parte de un gobierno que no quiera cambiar las cosas ni luche contra la corrupción", dijo ayer. De todos modos, sus 32 diputados no bastan para completar una mayoría de centroderecha.

Si el PSOE lo siguiera vetando, el presidente necesitaría convencer a Rivera y también al Partido Nacionalista Vasco (PNV), más dos diputados de partidos locales de las islas Canarias. Los vascos ya anticiparon que ven "muy pero que muy difícil" esa hipótesis. Pedirían a cambio concesiones al autogobierno regional que se intuyen inaceptables para el PP. Por eso, la presión de Rajoy se dirige a los socialistas, cuyos 85 diputados sobran para allanarle el camino, ya sea con el voto positivo o con una abstención.

El mensaje caló entre los críticos de Sánchez. "El electorado nos ha mandado a la oposición y hay que asumirlo", dijo la influyente Susana Díaz, presidenta regional de Andalucía. Más claro fue el jefe del gobierno de Extremadura, Guillermo Fernández Vara: "Nada me apetece menos que ayudar a Rajoy, que tanto daño ha hecho a este país, pero creo que más daño haría no tener gobierno".

Sánchez no habló ayer en público. Sólo rompió el silencio con tuit de ánimo a la selección española, derrotada por Italia en la Eurocopa. Por ahora, ni sugirió la opción de intentar una mayoría alternativa, como hizo meses atrás. Decidió postergar hasta el 9 de julio la cumbre socialista en la que se decidirá la política de pactos. Siente que tiene margen para meditar después de haber retenido el segundo lugar cuando todas las encuestas predecían que Unidos Podemos le arrebataría la hegemonía de la izquierda.

En la sede del PP, Rajoy pidió "paciencia" a los suyos. Cree que no habrá más remedio que prolongar su gobierno: sacó 700.000 votos más, pese a que la abstención creció en un millón de personas, ganó en todas las regiones menos Cataluña y el País Vasco, superó en 52 diputados y 11 puntos a su competidor inmediato. Descartó ceder el liderazgo a otro dirigente conservador más simpático para sus rivales. "Seamos serios: sería la primera vez en la historia que a un dirigente que ganó las elecciones los que perdieron le exigen que se vaya", respondió en una conferencia de prensa.

El proceso político continuará con la conformación del Congreso, el 19 de julio. A partir de ese momento, el rey Felipe VI llamará a consultas a los líderes de todos los bloques para determinar a quién le encarga formar el gobierno.

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