Fontboix se bebe a Boí

Fontboix se bebe a Boí

La nueva marca ya supone el 85% de las ventas de la compañía.

En apenas ocho años de vida, Fontboix ha conseguido eclipsar a su hermana mayor, la histórica marca de aguas Boí, declarada de utilidad pública en el año 1887. La clave del éxito: “Un agua de gran calidad, de proximidad y hasta un 30% más económica que Bezoya, su competidora directa”, afirma Walter Conde, copropietario y director general de Aguas Minerales de Caldas de Bohi, la embotelladora de las aguas Fontboix y Boí.

Para esta empresa familiar fundada en 1961, Fontboix ha sido todo un soplo de aire fresco (tanto como el que se respira en las inmediaciones de la compañía, ubicada en el parque nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici). “Con la crisis económica del 2008 sufrimos una gran caída de las ventas al ser Boí una agua prémium. Fue entonces cuando apostamos por Fontboix, con una inversión de un millón de euros”, explica Conde.

Aguas Minerales de Caldas de Bohí crece a un ritmo anual del 40% desde el 2012 y factura 3,5 millones

Desde que fue creada en el 2012, la nueva marca ha conseguido hacerse un hueco en las estanterías de algunas de las principales cadenas de supermercados de Catalunya (Bon Preu, Esclat, Plusfresc, Consum, Sorli…). Y, dentro de Aguas Minerales de Caldas de Bohi, ya representa el 85% de la cifra de ventas, desplazando a Boí hasta el 15% restante. Gracias a esta buena acogida del producto, la facturación de Aguas Minerales de Caldas de Bohi ha registrado crecimientos anuales cercanos al 40%, hasta los 3,5 millones de euros el año pasado, y aspiran a llegar a los 5 millones de euros en cinco años.

El objetivo es convertirla “en el agua de mineralización muy débil de referencia en Catalunya”, en palabras del director general. Catalunya y no más allá. “Nos han ofrecido vender en la Comunidad Valenciana, pero hemos rehusado porque entendemos que del mismo modo que no tiene sentido que aquí llegue agua de Segovia (en referencia a Bezoya), tampoco lo tiene que nosotros transportemos la nuestra hasta tan lejos”.

Aguas Minerales de Caldas de Bohí emplea a once trabajadores que trabajan diez horas al día, cuatro días a la semana, de lunes a jueves. “No sale a cuenta encender y apagar la maquinaria. Es mejor trabajar menos días y en un solo turno”, explica Conde, quien dirige la empresa desde Barcelona. De la embotelladora salen 30 millones de litros al año.

La empresa sigue en manos de la familia fundadora, la misma que posee el Balneario Caldes de Boí, aunque se trata de dos compañías distintas, variando también el accionariado. Los orígenes de ambas se remontan a 1896, cuando un joyero de Barcelona, Vallmitjana, compró a la Diputación de Lleida la estación termal de Caldes de Boí, que se remonta a 1657. Los actuales dueños son los bisnietos del fundador, aunque fue su padre (oriundo de Suiza) quien en los años cincuenta apostó fuertemente por el negocio y construyó la planta embotelladora.

La principal accionista de Aguas Minerales de Caldas de Bohí es la madre de Conde, María José Ankli, quien posee el 55% de la empresa. Le siguen el director general, con el 34%, su tío Walter Ankli a través de la sociedad Carpanta (7%) y su hermano José Antonio Conde (4%).

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