Esperando

El abandono en el que está inmersa Mar del Plata se revela a cada paso. La continuidad del paro plantado por el SIMAPE lleva todo a una coyuntura imposible para trabajadores, comercio y proveedores de la industria en general.
La inflexibilidad de este sector, que insiste en mantener bajo sitio a la comunidad en su totalidad, conduce a situaciones tales, que una sucursal bancaria en el puerto rechazó en un solo día 328 cheques por falta de fondos, habiendo agotado el cupo de descubierto de las empresas libradoras de los mismos.

Esta semana, los testimonios de Raúl Aimar, docente que dio espacio y pábulo a alumnos de la escuela Monseñor Rau en la tarea de rescatar del olvido la represión en el puerto, reveló la sintonía fina de la conducta de Roberto Villaola en aquellos años, y agregó los datos que hacen a la presión efectuada sobre los jóvenes participantes de la experiencia, bajo la admonición de “no se metan con Villaola”.

Al compañero de aventuras de Villaola no le va mejor con la exposición. Suena fuerte la voz de Facundo Barrionuevo, del sector docente de ATE, que sostiene que “Raúl Calamante ya no representa a nadie en ATE: él fue con el sector que perdió, y actúan siempre con prepotencia”. La denuncia efectuada por el procurador municipal Martín Colombo sobre los incidentes y destrozos motorizados hace pocos días por Villaola y Calamante frente al municipio, debiera ser el escenario desde el cual comenzar a poner sentido común en este asunto.

Pero no es sentido común lo que abunda en el Ejecutivo municipal, lamentablemente. Esta semana, en la 99.9, José Cuenca Cruz, delegado provincial del fuero de agricultura familiar, denunció que dos millones de pesos de un programa especial están retenidos por la comuna sin que se dé respuesta sobre el destino de esos fondos.

La maraña de relaciones que rodean la política de Gustavo Arnaldo Pulti está viéndose, y lo que se advierte no es bueno ni promisorio. Fondos públicos afectados usados para tapar gastos corrientes, más el efecto del parate portuario, que tirará la recaudación de la comuna a un subsuelo insondable.

La muerte enlutó una vez más a Mar del Plata. Ahora fue un comerciante, asesinado en su propia casa, y un remisero vive porque no era su día. Una muerte y un herido grave para que se diga en voz alta que los 900 aparatos de Nextel que eran parte de un plan de seguridad, se devolvieron por falta de pago.

Anuncios, es todo lo que hay. Sistemas de seguridad que no funcionan, cámaras que no están, teléfonos que se devuelven, escuela de policía que jamás abre, playas que no se recuperan, el Cema en el limbo, incendio y destrozo de propiedad pública y privada, bombas molotov arrojadas a estudios de abogados… Y la lista sigue. Sólo fotos y promesas de solución al aire.

Un capítulo aparte merece el intento de Pulti de buscar culpables para estos desmanes fuera de su esfera de responsabilidad. Podrán contar cuentos, buscar culpables en donde prefieran, pero hay una realidad inocultable, y es que Gustavo Arnaldo Pulti es el intendente reelecto de la ciudad, que dijo “lo que viene va a estar muy bueno”. Estamos esperando.

Comentá la nota