Los enfermeros porteños quieren ser profesionales

Los enfermeros porteños quieren ser profesionales

No forman parte de la planta profesional de la salud y cobran salarios miserables, en desacuerdo con su función.

 Por Florencia Galarza

Un aplauso programado a las nueve de la noche no alcanza. A esas horas se aplaudía hace tiempo a todxs lxs profesionales de la salud, sin distinciones, que trabajaron a destajo durante la pandemia de Covid-19. Muchxs perdieron la vida trabajando para salvar a otrxs. Arriesgaron, no sólo su propio contagio, sino también el de sus familias. Sin embargo, no todxs lxs profesionales fueron reconocidos por igual ante los ojos del Estado.

Lxs enfermerxs no son reconocidxs como profesionales de la salud, por lo que no gozan de los derechos que tienen el resto de sus colegas. Además, cobran la mitad del sueldo que les correspondería si fueran reconocidos como tales. También, con la baja en los casos de contagios de Covid que requieren de atención médica en hospitales, el empleo de muchxs enfermerxs corre riesgo de perderse.

Ante esta situación, la enfermería en la Ciudad, representada principalmente por la Asociación de Licenciados en Enfermería, reclamó ante el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta el pase automático a la planta profesional de lxs enfermerxs que han trabajado durante la pandemia, en especial durante la cuarentena.

Por esto, Noticias Urbanas entrevistó a Carolina Cáceres, enfermera del Hospital Tornú y Secretaria de Prensa de la Federación de Profesionales de la Salud de CABA, y a Andrea Ramírez, enfermera del Hospital Ramos Mejía y referente de la mencionada asociación.

Aunque tienen en claro cuáles son sus reclamos, desconocen la justificación de la discriminación y precarización que sufren. Aunque atisban: “Hay una situación de que enfermería es históricamente una carrera feminizada y que hay un debate de género presente en la situación, porque seamos el colectivo que no merece reconocimiento dentro de los hospitales”.

Situación actual de la enfermería en CABA

La pandemia puso luz sobre el esfuerzo de lxs trabajadores de la salud en su día a día laboral. Tal fue su trascendencia que los medios de comunicación empezaron a llamarlos “héroes y heroínas de la pandemia” y el pueblo argentino se organizaba para aplaudir su trabajo. Aunque agradecidos con el gesto, los profesionales desde entonces explicaban que el reconocimiento que realmente necesitaban era el de sus derechos y que se reflejara en su calidad de vida y, por ende, en sus salarios.

Específicamente el colectivo de enfermeras y enfermeros es el más relegado y perjudicado, tal como Carolina Cáceres explicó en diálogo con este medio. “La situación actual de las y los enfermeros de la Ciudad es terrible, porque en la ciudad más rica del país las y los enfermeros sufrimos una vulneración de derechos tremenda, una discriminación a nuestro colectivo profesional que no tiene ninguna justificación”.

Con esto, la enfermera hace referencia a “la falta de reconocimiento de derechos, de salario y de reconocimiento profesional”, lo cual los “empuja a vivir con salarios de pobreza y la necesidad de recurrir al pluriempleo”. Es que “la mayoría trabaja en al menos dos lugares para poder llegar a cubrir el valor de una canasta alimenticia básica”, incluso “a pesar de tener formación profesional”.

“Le hemos puesto el cuerpo a la pandemia. Nuestro colectivo es el que más compañeros y compañeras fallecidas ha tenido. Es una situación muy, muy angustiante y apremiante que necesita ser resuelta a la brevedad”, descargó.

Por su parte, Andrea Ramírez contó que desde la ALE vienen reclamando aumento salarial “hace muchos años”, y contó que en el 2018 quedaron relegadas de la carrera profesional de la salud, establecido por la Ley 6035, que reconoce como profesionales 24 carreras del ámbito de la salud, exceptuando a enfermería.

Ambas contaron también que las familias de los y las enfermeras fallecidas por trabajar todavía no cobran sus pensiones, en su mayoría. Y que se encuentran, aún hoy con la baja de casos de contagio, sobrecargadas de trabajo. Falta personal y eso reclaman. Sin embargo, hoy luchan para que no despidan a aquellos compañeros y compañeras que cubrieron con su vida las urgencias de un sistema de salud que no lograba suplir las necesidades sanitarias, ante la aparición de un virus “que mataba personas como moscas”, que logró el desconcierto social y provocó el trauma en quienes, a pesar del miedo, salieron de sus casas para meterse en el ojo de la tormenta y atender al pueblo argentino.

El reclamo

Los reclamos principales de la enfermería al Gobierno de Larreta son, en principio, el reconocimiento salarial, laboral y profesional, que incluye la inclusión de su actividad en la ley 6035, que contiene a 24 profesiones de la salud y los excluye. Es por eso que cobran la mitad del salario que obtiene el resto de las ramas de la salud y tampoco tienen el mismo acceso a licencias.

“Cobramos menos que la canasta de pobreza. No podemos vivir con ese salario”, explicó Cáceres, “hay compañeras y compañeros contratados a través del monotributo, encubriendo la relación laboral, con contratos temporales y precarios. Ni siquiera están en la planta transitoria quienes vinieron a cubrir necesidades del sistema de salud para la atención de la pandemia”. Por esto, el blanqueo de lxs enfermerxs es otra arista del reclamo, para así también aportar a sus jubilaciones. Y se suma la falta de personal en enfermería y la sobrecarga de quienes ya se desempeñan en esa función.

“En las plantas de los hospitales, previo a la pandemia, ya teníamos necesidad de más enfermerxs. Los necesitamos en el sistema público de salud, porque los casos de Covid bajan, pero ellos siguen siendo necesarios. Es una vergüenza que estos compañeros y compañeras que ya se han probado trabajado y que han estado al frente de la pandemia, hoy se queden sin trabajo o les ofrezcan un concurso en el que sólo van a entrar unos pocos, donde no hay transparencia”, sentenció la enfermera del Hospital Tornú.

En sintonía, Ramírez también expresó la urgencia de un aumento salarial para toda la enfermería y el reconocimiento de las y los licenciados dentro de la carrera profesional. “Tenemos los años de formación, equiparamos nuestras carreas con la formación médica y del resto de las profesiones, tenemos los 5 años de universidad, tenemos maestrías y doctorados. Tenemos todos los requisitos y todo lo que hay que tener para estar dentro de la ley 6035. Sin embargo, el poder político y el gremial de SUTECBA y Médicos Municipales hicieron que quedemos afuera”.

Poder político y gremial

Las y los enfermeros apuntan contra el Poder Ejecutivo porteño y esperan que el Poder Legislativo local atienda sus reclamos para poder debatirlos y materializarlos. También apuntan contra el poder gremial, más específicamente contra el Sindicato Único de Trabajadores y Empleados de la CABA (SUTECBA) y de la Asociación de Médicos Municipales.

“Esta lucha tiene como principal objetivo al Gobierno de Larreta, que se niega rotundamente a reconocernos. Lo ha dicho directamente: ‘En mi mandato de ninguna manera van a pasar a ser profesionales’. Prefieren gastar la plata en sus campañas electorales antes que en pagarnos el salario que corresponde”, expuso Cáceres. “Además, el gremio del escalafón general SUTECBA acepta esta situación porque se beneficia de que nosotros sigamos en ese escalafón general y no pasemos a la carrera de profesionales. Y, por otro lado, la cúpula de la Asociación de Médicos Municipales, también está mucho más cómoda con la enfermería fuera de la carrera, ya que somos un colectivo muy amplio y están acostumbrados a manejar los hospitales como si fueran patrones de estancia”.

Ramírez apuntó contra la misma alianza gremial-política, afirmando que “CABA es la ciudad más rica del país, y tiene recursos para pagar salarios dignos. Deberían ser los hospitales un ejemplo de la calidad de la atención con el equipamiento, con la medicación, con el buen mantenimiento y con el personal en cantidad y calidad para poder atender a toda la población”.

Luego, afirmó que “encima, el gremio negociaba aumentos salariales miserables del 30% en 3 cuotas, cuando la inflación rondaba el 50% y cuando todo aumentaba el 100%. Desde el 2020 hasta acá todo aumentó muchísimo y nosotros no tuvimos aumento de salario”.

Pesadilla en pandemia

Las vivencias que la pandemia trajo consigo para todas las personas del mundo fue casi la simulación de una pesadilla colectiva. Los profesionales de la salud han tenido que experimentarla cara a cara y han convertido a su trabajo diario en un peligro de muerte latente.

Fue entonces que muchos gobiernos -como el porteño, en este caso-, decidieron incorporar al sistema de salud a todos los profesionales posibles, incluso hasta estudiantes de los últimos años de medicina, ante la emergencia sanitaria más grande de la historia moderna.

Para ellos y ellas quedarse en casa y cuidarse no era una opción, eran los que tenían que salir a cuidar al resto, eran quienes perdían sus licencias y vacaciones por orden gubernamental, quienes debían trabajar en doble jornada en muchos casos y quienes debían moverse en la nebulosa de desinformación, muerte y miedo. Tenían sólo la información “que llegaba desde Europa” y enfrentaban a un Gobierno porteño que les negaba el acceso a equipamiento sanitario y barbijos, según denuncian las entrevistadas.

“Nosotras estamos preparadas para poner el cuerpo, pero la amargura que la enfermería tuvo que tragarse es que todo eso fue hecho con un salario marginal, que no alcanza para nada. Los compañeros se han muerto por salarios miserables y hay familias que aún no han cobrado siquiera las pensiones”, expresó con indignación Ramírez.

“El peligro que tenían de contagiarse no sólo ellos sino de contagiar también a su familia era por un salario que no pasa la línea de la pobreza, que en ese momento eran de 30 mil o 40 mil pesos, en el 2019 o 2020, en plena pandemia, sin vacunas siquiera, viendo morir a la gente como moscas”, relató.

“La responsabilidad de poner el cuerpo y entregar la vida por un salario de monedas genera bronca e indignación, en la ciudad más rica del país, con un Gobierno que se llenaba la boca diciendo que somos personal esencial, aunque no nos reconocieran”, se indignó.

Por su parte, Cáceres sumó al respecto: “Durante la pandemia, en especial en los primeros tiempos, hemos vivido situaciones de muchísima angustia. En primer lugar, al ver que nos descuidaban completamente. Hemos tenido que salir a luchar por lo más básico: por equipos de protección personal y por barbijos para hacer nuestra tarea. Realmente es vergonzosa la discriminación del Gobierno de la Ciudad, que incluso hacía protocolos en los que decía que en el caso de que una enfermera y una médica iban a realizar una entubación, la médica requería mascarilla y la enfermera que la asistía, no. Trabajando las dos en el mismo ambiente, la discriminación quedaba clara”.

Hoy la crudeza de la pandemia en los hospitales, cuyas camas de terapia intensiva colapsaban se redujo, sin embargo, con la presión sobre las y los enfermeros no ocurrió lo mismo. Las fuentes consultadas han descripto un escenario de “agotamiento”, debido a las ausencias, a las licencias, en muchos casos o a la habilitación de las mismas de manera acotada, en la falta de vacaciones desde hace “más de un año”.

“La excusa es que no hay con quién cubrir nuestras ausencias, pero al mismo tiempo siguen despidiendo compañerxs. Hay un claro descuido y desprotección al personal de enfermería y de menosprecio a nuestra profesión”, explicó Cáceres.

La enfermera del Hospital Tornú relató que para conseguir esos insumos básicos para su protección en el ámbito laboral se manifestaron en las calles, acudieron al Ministerio de Salud, a los medios de comunicación para visibilizar su situación y hasta a la Justicia, donde presentaron amparos judiciales.

“Ver cómo morían nuestros compañeros/as, el sufrimiento y las secuelas que iban quedando. Fue muy difícil pasar esta situación cuando es tu propio empleador es el que no te cuida y que vas perdiendo compañeros/as en esta situación de precariedad laboral, donde hay que ir corriendo de un empleo al otro, con todos los riesgos que esto implica, en especial en pandemia”, lamentó.

La lucha continúa

La enfermería porteña logró el equipamiento personal para su protección en pandemia, sin embargo, aún la lucha continúa. Hoy reclaman sus derechos más básicos: ser reconocidos como profesionales.

La enfermería en general plantea estos reclamos y algunos sectores se organizan sindicalmente para esa pelea.

Ahora se encuentran juntando 40 mil firmas para dar cuerpo al proyecto de iniciativa popular, “para obligar a la Legislatura porteña a que, de una vez por todas, trate la inclusión de enfermería a la carrera de profesionales”.

“El pase automático de las y los enfermeros al cumplir con la carrera de grado y poder pasar a la carrera de profesionales de la salud debería ser una situación natural, porque eso impulsa al crecimiento y a que los y las compañeras se formen cada vez más, son muchos los derechos y mejoras que tendríamos. En principio, cobrar el doble que nuestro salario actual”, indicó Cáceres y contó que “hoy hay muchos compañeros/as que, aún sin tener ningún tipo de reconocimiento, hacen maestrías, especializaciones, doctorado”.

De lograr esta formalización, también tendrían acceso a un régimen de licencias más justo, capacitación en horario de servicio y otros derechos de que gozan los profesionales de la salud.

También podrían conservar su trabajo aquellos enfermeros/as contratados durante la pandemia, que cubrieron los hospitales y las postas de salud. “Ahora dicen que los van a evaluar para ver si se quedan en el sistema con su trabajo o si los van a echar”, contó Ramírez, aclarando que son miles los posibles despidos de quienes ya demostraron en pandemia su vocación y capacidad de trabajo.

El reclamo a ser reconocidos como profesionales es un reclamo que la ALE viene realizando desde el 2002. La lucha trae larga data, al igual que las deficiencias en el sistema de salud que vienen denunciando a partir de la falta de personal y de condiciones de trabajo de baja calidad en el sector público.

Ramírez, sobre este punto, insistió: “Si pasamos a la carrera profesional de salud, tendríamos la posibilidad de seguir capacitándonos en servicio. Todo el sistema de salud mejoraría para todo el pueblo que venga y se tenga que atender”. El beneficio es colectivo.

“Desde la ALE, este año, vamos a seguir luchando fuertemente porque tenemos que terminar el proyecto de iniciativa popular para juntar las 40 mil firmas, nos falta poco. Es un derecho nuestro, no puede ser que nos lo sigan negando. Es tremendo que entre los gremios y el Gobierno sigan pactando el no reconocimiento a la enfermería como profesionales de la salud, por distintos intereses. Pero sí tenemos mucho apoyo de la comunidad. Basta de maltratar así a la enfermería”, sentenció Ramírez que, esperanzada, cerró afirmando que “nuestra pelea y nuestra lucha es tan justa que lo vamos a lograr”.

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