"Será una elección histórica" es una frase frecuentemente utilizada por dirigentes políticos para vaticinar unos resultados que ambicionan será una paliza sobre su adversario. Sin embargo, los comicios del domingo quedarán en la historia por otra cosa: la participación fue la más baja desde el retorno a la democracia en 1983. 

De los 1.012.034 electores habilitados, fueron a votar apenas 520.779, un 51,46%. Esto con más del 98% de las mesas escrutadas pasadas las 21.30 del domingo.

La jornada electoral fue histórica por la baja participación del electorado. Apenas superior a 50 % del padrón asistió a las urnas.

Hasta esta elección, la menor participación chaqueña se había registrado en las PASO del 4 de junio de 2017, en las legislativas de medio término durante el gobierno de Domingo Peppo. Allí apenas concurrió un 56,51%, en una contienda que fue desdoblada de las nacionales.

Las PASO también fueron testigo de la apatía ciudadana en 2023 con 58,36% y las del 2021 con 60,66%.

Hay una gran diferencia. Las elecciones del domingo fueron unas elecciones legislativas generales, no primarias. Por tanto, habría que comparar el porcentaje de participación con una realizada en esa misma modalidad. De esta manera, la más baja en una elección general fue la del 23 de julio del 2017, de paso, también fue una legislativa, donde un 62,68% de los electores chaqueño fue a votar.

Entonces, es la primera elección general por debajo del 60% de participación de votos.

La elección antagónica a lo que ocurrió el domingo fue aquella, por tanto histórica, del 23 de noviembre de 2013, también legislativa y general, en la que concurrió el 80,41% de la población chaqueña a votar durante el segundo mandato de Jorge Capitanich. 

Fenómeno

La apatía electoral no es nueva, se puede decir que las legislativas son mucho menos atractivas que las que eligen gobernador. Desde el 2017, ninguna elección legislativa chaqueña, ni PASO ni generales, logró superar el 63% de participación.

El desenlace es multicausal. Los factores pueden ser el desencanto con la clase política; la percepción de baja importancia; jóvenes que no sienten que los partidos representan sus intereses; y la infaltable protesta silenciosa contra el sistema o los candidatos.

Lo cierto es que el ciudadano chaqueño sigue demostrando su exigencia sobre un Estado que no responde a sus demandas y que, sea un bando u otro, no generan el suficiente entusiasmo en su electorado para que éste confíe en ellos.