El drama de las familias que se están quedando sin acompañantes terapéuticos para sus hijos

El drama de las familias que se están quedando sin acompañantes terapéuticos para sus hijos

Paola recibió el mensaje el viernes por la noche, hace ya 10 días. Era del centro en el que su hija de 10 años tiene su acompañante terapéutica. Lucila, así se llama la acompañante, resultó fundamental para el progreso de Sol, que tiene un Trastorno del Espectro Autista. Paola se derrumbó al recibir el mensaje. Al principio creyó que era un reclamo del centro porque su obra social estaba demorada en el pago, cosa que ya había ocurrido veces anteriores. Esos mensajes llegaban para pedirles a las familias que reclamaran el pago a sus coberturas. Pero esta vez era distinto.

 

Por Evangelina Himitian

El mensaje explicaba que el centro había recibido una auditoría de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) y que les habían retirado la certificación de centro categorizado: en consecuencia, a partir de septiembre, su hija no iba a tener más a Lucila ya que las obras sociales no podían cubrir la prestación ante la baja de Andis.

“Me caían las lágrimas mientras leía el mensaje. Les escribí al centro y me explicaron la situación, se ofrecieron a colaborar en todo lo que pudieran. Pero yo no sabía cómo decirle a mi hija que el lunes ya no iba a tener ese apoyo que necesita. Lo mismo que a unos 900 chicos de ese centro. Todo el año fue así, nos la pasamos haciendo trámites para lograr las prestaciones mínimas, todo el tiempo hay palos en la rueda. Me pregunto, ¿esta gente que hace las auditorías no piensa en el daño que les hace a los chicos? Si encuentran alguna irregularidad, ¿no pueden exigirle al centro que regularice, sin dejar a nuestros hijos sin sus apoyos? Parece que lo hicieran a propósito, para hacer daño. Eso duele un montón. Y los papás y las mamás no damos más”, dice Paola.

La situación no afecta solamente a su hija. Según explican desde la Cámara de Servicios de Apoyo a la Integración Escolar (CASAIE) en los últimos días unas 1700 familias de chicos con certificado de discapacidad que concurren a escuelas con un acompañante terapéutico recibieron mensajes similares, que informaban de un día para el otro que ya no contarían con ese servicio. Y hay otras 3500 familias que podrían recibir esa temible noticia en cualquier momento.

CASAIE agrupa a unas 94 instituciones en todo el país que son centros categorizados por Andis para brindar el servicio de apoyo a la integración escolar para chicos con algún diagnóstico o condición que así lo requieran. Se trata de los centros más grandes, donde no solo trabajan acompañantes terapéuticos sino que cuentan con equipos interdisciplinarios de profesionales de salud mental, psicólogos, psicopedagogos, entre otros que realizan la coordinación y el asesoramiento para que el apoyo que reciban los chicos en el colegio sean efectivos.

Hay centros más grandes, que atienden unos 1000 casos y otros más pequeños, de 300 chicos. Además, hay otros 650 centros no categorizados que brindan el mismo servicio, además de los profesionales que brindan acompañamiento de forma directa.

“En las últimas semanas, esta situación afectó a unos 10 SAIE (Servicio de Apoyo a la Integración Escolar) y a tres de ellos directamente se les comunicó que se les dio de baja la categorización del centro”, explicó Elizabeth Foschi, presidenta de CASAIE.

Irregularidades

“Por supuesto que estamos de acuerdo con que se hagan auditorías y controles para garantizar la calidad del servicio, y que, si se encuentran irregularidades, se exijan que se solucionen. Sin embargo, hay que decir que no existe en esta actividad pautas claras de evaluación y también que por muchos años los controles no existieron. Por eso, sería importante trabajar junto a los centros, estableciendo plazos, pautas claras de evaluación y regularización. No sirven de nada estas medidas, que no solo afectan a todo el equipo interdisciplinario del centro, sino que sobre todo dejan sin ese apoyo fundamental a tantos chicos y chicas que los necesitan. Encima, sin una anticipación”, explicó.

Según pudo saber LA NACION, algunas de las irregularidades que se señalaron tenían que ver por ejemplo con la falta de timbre en la sede del SAIE, o con equipamientos de seguridad, como matafuegos vencidos. También, en algunos centros, se expuso que no se acreditaba la documentación del seguimiento de cada paciente en formato físico, y con la firma real (no digital) de los padres, entre otras situaciones. También se habló de que existieron denuncias de padres a los que no les conseguían acompañante para sus hijos y los centros facturaban igual los servicios a las obras sociales.

Las autoridades de CASAIE explicaron que, por el tipo de prestación que se brinda, que es justamente el acompañamiento en las escuelas a las que asisten los alumnos, las condiciones edilicias no resultarían tan relevantes, ya que no se trata de un ámbito al que concurran los chicos o sus familias. Aunque se aclara que eso no significa que no sea importante, pero que no parecería una razón de peso como para interrumpir la prestación y dejar si ese apoyo fundamental a tantos chicos. En algunos casos, según los relatos de los padres, a muchos de ellos, las escuelas se niegan a recibirlos sin la presencia de sus acompañantes, aunque esto no sea legal.

“Lo esperable es que se exija la regularización de todo lo que corresponda, pero que si no está justificado, no se corte la prestación del servicio. Es mucho el daño que se hace”, explica Foschi.

LA NACION consultó a las autoridades de Andis sobre la situación de estas bajas de las categorizaciones de los centros, pero hasta el momento no obtuvo respuestas.

Historias como la de Paola y Sol se replican en miles de casos: Cecilia A. es la mamá de Valentina, que está en quinto grado y desde hace dos tiene diagnóstico de TDAH: “De un día para otro nos dijeron que Valen se quedaba sin acompañante, por problemas de categorización”, explica Cecilia.

“Valen la verdad se está desenvolviendo solita con la ayuda del colegio. Ya la conocen porque ella está desde jardín. Estos días se está manejando así, aunque a veces se frustra cuando no llega a hacer todo o si no le sale, pero tratan de calmarla las seños”, cuenta.

“Automáticamente, apenas nos dieron de baja la acompañante por este tema, la obra social me llamó para ponerse a buscar otro centro, pero no es sencillo que te tomen a esta altura del año. También desde el colegio, nos dijeron que van a hacer todo lo posible para que Valen pueda terminar el colegio este año, aunque sea solita. Obvio que con sus miedos, pero la acompañamos y tratamos que todo fluya y ella esté tranquila. Para mí fue fundamental el acompañamiento de sus terapeutas, que le hablan y le explican. Pero bueno, vamos a ver cómo sigue, porque recién hace una semana que está solita”, cuenta la madre.

Para que no se atrase en el colegio, parte de la tarea de Cecilia implica ponerse todas las tardes, desde casa a ver si hay cosas que faltaron y ayudarla a completar. “Ella siempre estuvo sola, después de bastantes idas y vueltas cuando logramos que tenga acompañante fue un avance enorme, pero ahora otra vez la perdemos. Es triste. Pero bueno hay que tener fe en que logremos terminar este 2025 con o sin acompañante. Y ya arrancar otra vez los trámites para el 2026”, detalla la madre.

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