Debate por el etiquetado frontal de alimentos

Debate por el etiquetado frontal de alimentos

La regulación del etiquetado frontal es un tema de debate en nuestro país, que conlleva discusiones distintas y simultáneas a la vez por parte de las autoridades sanitarias reunidas en la Comision Nacional de Alimentos (CONAL), los países en el ámbito del Mercosur, y el Congreso de la Nacion a través de un proyecto de ley iniciado en el Senado.

Por: Sergio Britos*

Uno de los temas centrales de debate es si el modelo de etiquetado debería ser similar al que inició Chile en nuestra región -y que se utiliza y promueve en Uruguay, Brasil, Paraguay, Perú, Canadá, Israel- o similar al que utiliza México.

¿Cuál es la diferencia? El “perfil de nutrientes”, es decir el criterio que determina que un alimento tenga un sello negro por alto contenido de algún nutriente crítico.

El modelo de Chile que nuestros vecinos del Mercosur y que nuestros propios Ministerios de Salud y Agricultura, y Secretaría de Comercio analizan se basa en límites fijos de tres nutrientes (azúcar, sodio y grasas) para definir si un alimento es “alto en”. Mide umbrales fijos de contenido de nutrientes críticos, que a la vez muestran una estrecha coherencia con las recomendaciones de las guías alimentarias.

En cambio, en el modelo de México basado en los umbrales de la OPS los límites de nutrientes que se miden no son fijos sino proporcionales a la energía (calorías) del alimento. Este modelo plantea que cuando un alimento “desequilibra” la dieta, aunque sea por una cantidad ínfima, debe advertirse como “alto”.

Si se aplicara el modelo de OPS, pasaría lo que está sucediendo en México: cientos de alimentos que son indubitablemente “light en calorías” y tienen menos de 3 gramos de azúcar o 5 mg de sodio tienen sellos de “alto”. Por el contrario, productos con el doble de azúcar o 150 mg de sodio no tienen sellos de advertencia por un simple artilugio de proporcionalidad calórica. Lo cual desestimula completamente la reformulación de productos para hacerlos más saludables, ya que cualquier modificación realizada no evitaría seguir teniendo sellos.

Por el contrario, uno de los promisorios indicadores del modelo chileno es la cantidad de alimentos que pudieron ser reformulados, mejorar su calidad nutricional y mostrar menos sellos negros.

Es llamativo que quienes promueven el proyecto de ley con su modelo de perfil de OPS no distingan la diferencia con el modelo que realmente utiliza Chile. Un pequeño artilugio de proporcionalidad calórica marca una enorme diferencia entre un etiquetado falaz y uno sólido.

* Director de CEPEA.

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