Coronavirus: una interpretación normativa puede paralizar el comercio exterior argentino

Coronavirus: una interpretación normativa puede paralizar el comercio exterior argentino

Los prácticos se niegan a brindar servicios a los buques que vienen de Brasil o Chile aun cuando se cumplen los protocolos de seguridad en los tiempos que indica el gobierno.

Desde las cero horas del martes 24 puede cortarse gran parte del intercambio comercial de la Argentina con el mundo si se concreta la amenaza de los prácticos de no prestar servicio a los buques que provengan de Brasil o Chile.

El protocolo de seguridad acordado establece que con una anticipación de 72 horas antes de recalar, el buque debe informar el estado sanitario a bordo. Si no hay tripulantes enfermos de Coronavirus o sospechas por el reporte diario de fiebre a bordo, y si existen 14 días previos de la tripulación sin síntomas, se autoriza la “libre plática” para que el barco inicie las operaciones de descarga y carga en puertos argentinos.

El tema es que una gran mayoría de los buques porta contenedores que vienen de distintos destinos del mundo hacen previa escala en Brasil y de allí navegan tres días hasta las costas argentinas. La tripulación sigue siendo la misma porque en Brasil no baja ni sube nadie, solo se operan contenedores con poderosas grúas manejadas desde cabinas distantes por estibadores profesionales. No solamente no se cruzan físicamente a menos de tres metros, sino que incluso no se ven, comunicándose solamente a través de radios o sistemas de secuencia de carga.

Los prácticos que reciben estos buques en el pontón Recalada, y lo llevan a los distintos puertos del Río de la Plata y del Paraná tienen una interpretación diferente de la normativa.

En una nota enviada a las autoridades del sector, la Cámara Argentina de Practicaje y Pilotaje avisó que “a partir de las cero (00) del día 24 de marzo del corriente año, todos los buques provenientes de la República Federativa del Brasil, cuanto los provenientes de la República de Chile deberán cumplimentar el periodo de cuarentena correspondiente, establecido por el gobierno ya que proceden de zonas consideradas por el Poder Ejecutivo Nacional y las Autoridades Sanitarias como lugares de circulación y de alto riesgo de contagio del Covid-19”.

La discusión está entonces en la interpretación de esos 14 días. Según la visión de los prácticos, cuentan desde último puerto y no desde que embarcan los tripulantes, aunque ellos no hayan bajado o tenido contacto con gente de tierra en ningún puerto.

Los prácticos estarían buscando mayores prevenciones que las normadas por la OMS y nuestro Ministerio de Salud vía Sanidad de Fronteras. Y por más que esté garantizada su salud, quieren seguro sobre seguro, en una duplicación sin sentido que no genera mayor seguridad. Pero como saben que por la especialidad de su tarea ellos no pueden ser reemplazados, actúan desde esa posición de supuesta fortaleza.

Lo que quizá no comprendan o estén interpretando mal es que el DNU presidencial establece que los servicios públicos que brindan han sido en el mismo decreto ratificados como esenciales por ser “impostergables para el comercio exterior”. Por lo tanto, los prácticos podrían ser obligados por la fuerza pública a prestar servicios, como sucede con los médicos, los policías o los bomberos. Además, ponen en juego sus matrículas habilitantes al desconocer el marco legal vigente en un escenario de crisis, y donde su responsabilidad para la sociedad no admite interpretaciones unilaterales.

Su actitud, sin dudas representaría un duro e innecesario golpe al comercio exterior. Los buques porta contenedores no podrían quedarse 11 días en la boca del río de la Plata haciendo la cuarentena que piden los prácticos. En su lugar, enfilarían a Montevideo para descargar los contenedores que iban con destino a Terminal Zárate, el puerto de Buenos Aires o Exolgán perjudicando a los puertos y a los trabajadores argentinos. Esto generaría a su vez falta de bodega para nuestros exportadores con lo cual el país se vería dificultado de ingresar divisas.

 “Comprendemos y hasta podríamos empatizar con los reaseguros que los prácticos buscan; pero en este caso simplemente no compartimos su postura. La crisis que vivimos no da para este tipo de interpretaciones unilaterales. Imaginemos qué pasaría si cada uno de los actores de la cadena unilateralmente definiera su protocolo de trabajo. Terminaríamos operando en una anarquía con el caos como único resultado posible.  Algo de eso está pasando ya que hay amenazas de paros por parte de puertos, y otros actores, incluyendo públicos, como la Aduana que decretó asueto administrativo cuando su trabajo es también un servicio público y esencial”, dijo a Transport & Cargo Julio Delfino presidente del Centro de Navegación.

El directivo dejó claro que “el buque es el mejor lugar para estar protegidos de cualquier contagio, ya que no hay tránsito de personas, las condiciones de limpieza a bordo se condicen con estándares internacionales, y el tiempo de viaje constituye una perfecta cuarentena”.

En ese sentido, Julio Delfino destacó el comunicado de la FeMPINRA firmado por el secretario Roberto Coria, donde “fortalecen la voluntad de trabajar ahora más que nunca atentos a la responsabilidad que nos toca colaborando con lo que sea necesario y evitando espíritus mezquinos”.

Si se replicara la actitud de los prácticos en otros modos de transporte, el aeropuerto de Ezeiza no debería brindar servicios a los aviones de Aerolíneas Argentinas que regresan luego de repatriar compatriotas de las zonas afectadas. O el chofer de colectivos que tiene parada en el hospital Malbrán podría negarse a transportar a los médicos que de allí entran o salen.

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