Colombia le da una oportunidad a la paz

Colombia le da una oportunidad a la paz

El gobierno colombiano y las FARC acordaron que pondrán fin a la guerra interna más antigua del continente. El texto firmado en La Habana fue rubricado por los negociadores de Santos y de Timochenko y por los embajadores de Cuba y Noruega, garantes de la paz.

 

Tras más de medio siglo de balas y muerte, Colombia le dará una oportunidad a la paz. El gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia acordaron el miércoles que pondrán fin a la lucha interna más antigua del continente. Desde el lunes, por orden expresa de Santos, las fuerzas armadas harán un cese del fuego definitivo frente a la guerrilla colombiana, en sintonía con el histórico acuerdo sellado en La Habana. “Se termina así el conflicto armado con las FARC”, sentenció Santos en alusión a la guerra que desangró al país caribeño. “Afortunadamente hemos logrado llegar a puerto seguro. Se ha terminado la incertidumbre’’, señaló poco antes del anuncio del acuerdo logrado en Cuba con Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como Timochenko y Timoleón Jiménez, líder de las FARC.

El texto firmado en La Habana fue rubricado por los jefes negociadores del gobierno, Humberto de la Calle, y de la guerrilla, Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, así como por los embajadores de Cuba y Noruega, países que fueron garantes durante el proceso de paz. Ahora debe ser refrendado por la ciudadanía en un plebiscito que se realizará el 2 de octubre y por una conferencia interna de la organización guerrillera. Ambas partes dijeron que una vez realizado el plebiscito, convocarán a todos los partidos, movimientos políticos y sociales, y a todas las fuerzas vivas del país a concertar un gran acuerdo político nacional encaminado a definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para atender los retos que la paz demande; convocatoria que busca poner en marcha un nuevo marco de convivencia política y social en el país, según expresó el documento suscripto.

Un presidente de centroderecha de una familia rica y un jefe guerrillero marxista de origen campesino apostaron su capital político y simbólico en la discusión sobre el acuerdo de paz colombiano. Santos y Timochenko, dos viejos enemigos, pasarán a la historia como los artífices del inédito pacto alcanzado después de casi cuatro años de conversaciones y tres fracasos de gobiernos anteriores en ese sentido.

“Hoy podemos decir que se acabó la guerra’’, aseguró Santos en Bogotá, y dijo sentir una profunda emoción y una gran alegría por la oportunidad de construir juntos una paz estable y duradera.

Santos, que hizo de la paz con las guerrillas su gran meta desde que fuera elegido presidente en 2010 y reelecto en 2014, dirigió una feroz lucha contra las FARC como ministro de Defensa de su predecesor Alvaro Uribe. Según uno de sus asesores y también cuñado, Mauricio Rodríguez, en busca de ese objetivo el mandatario colombiano “hizo de la guerra un medio para lograrla”. Su objetivo: debilitar a las FARC para obligarlas a sentarse a la mesa.

“Toda mi vida he sido un implacable adversario de las FARC’’, dijo Santos durante la firma del pacto de cese del fuego en junio. “Pero defenderé, con igual determinación, su derecho a expresarse y a que sigan su lucha política por las vías legales, así nunca estemos de acuerdo’’, agregó.

Una determinación similar mostró Rodrigo Londoño. Líder de las FARC desde 2011, es el tercer jefe máximo en la historia de la guerrilla nacida de una insurrección campesina en 1964. “El acuerdo final nos permitirá por fin retomar el ejercicio político legal mediante la vía pacífica y democrática’’, estimó Timochenko en junio, y subrayó que plantear esa vía hace 52 años resultaba absurdo para los poderes y partidos dominantes.

Entre los temas por discutir figuran los referidos a las víctimas del conflicto y los puntos relacionados con la reinserción en la vida legal de los ex combatientes de las FARC, que recibirán beneficios económicos y sociales del Estado. Humberto de la Calle, jefe negociador por el gobierno, defendió la decisión de conceder subsidios a los guerrilleros que se desmovilicen con el argumento de que es lo mejor para evitar una “metástasis de la violencia en las ciudades. Es un seguro para los colombianos”, admitió.

También llamó a participar en el plebiscito. “Lo que no puede suceder es que se abstengan, les pedimos que estudien los acuerdos y tomen una decisión a conciencia, teniendo en cuenta que ése es el mejor acuerdo posible y nadie debe abstenerse de tomar una decisión el próximo 2 de octubre”, indicó De la Calle, citado por el diario bogotano El Espectador. Como en otras oportunidades, recordó a los ciudadanos que si gana el No, no habrá espacio para renegociar.

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