De la Ciudad para el país: Larreta promete lo que Macri no hizo

De la Ciudad para el país: Larreta promete lo que Macri no hizo

El alcalde reivindicó la gestión porteña del PRO como ejemplo de lo que necesita la Argentina. Su mentor fracasó en esa empresa.

Por Juan Rezzano

"En 16 años le mejoramos la vida a la gente". "Gracias a Mauricio, con quien iniciamos esta transformación". "Nos animamos a transformar la Ciudad, ahora nos vamos a animar a transformar el país". El último mensaje del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larrteta, en la Legislatura tuvo, ahora que oficializó su precandidatura presidencial, el objetivo de presentar la gestión local del PRO como ejemplo de buen gobierno para nacionalizar esa experiencia. A primera vista, la estrategia se ve bien, pero tiene un problema para nada menor: el partido amarillo ya tuvo una oportunidad y falló.

 

Como dice un principio fundamental de la física, nada se pierde, todo se transforma. O sea, el universo no crea energía, sino que recicla la que ya existe. Esta ley podría traducirse, chapuceando un poco, en que nada nace de un repollo. El PRO, como el propio Larreta admite, no empieza con él. Aunque todavía no se sabe si conseguirá matar al abuelito y sacar al expresidente de la cancha electoral, Larreta quiere ser el nuevo Macri, la nueva forma de la energía PRO.

Larreta quiere saltar de la Ciudad a la Casa Rosada, como ya hizo el ingeniero.

¿Cómo le fue al PRO en su primer intento de nacionalizar las supuestas buenas prácticas que aplicó en la gestión municipal?

¿Cómo le fue en su primer intento de desarrollar en el país la presunta buena gestión local?

¿Cómo le fue en su intento de "mejorarle la vida a la gente"?

Mal.

Un dato que es clave porque al inicio de su gestión presidencial Macri, el primer enviado del partido municipal a la conquista nacional, pidió ser juzgado por los índices de pobreza que iba a dejar: en ese rubro central, desaprobó. Del 32,2% que el INDEC versión Cambiemos midió por primera vez en el segundo trimestre de 2016, el gobierno de Cambiemos escaló ese índice al 35,5% en la segunda mitad de 2019, con un pico cercano al 40 en el medio.

Macri había dicho que la inflación era el síntoma más claro de "la incapacidad para gobernar" y que en su administración ese no iba a "ser un tema" porque bajarla era fácil ("¡Qué va a ser difícil!"). La primera experiencia federal del PRO la dejó en el 53,8% anual.

Para completar una terna de fracasos, Macri produjo un endeudamiento criminal: el país volvió a comprometerse con el Fondo Monetario Internacional (FMI) con el mayor préstamo que la Argentina tomó de ese organismo en toda su historia; un crédito impagable que el gobierno de Alberto Fernández reestructuró tomando más deuda y se convirtió, entonces, en una nueva pesada herencia. Según datos oficiales, entre 2015 y 2019 la deuda en dólares pasó de US$ 148.881 millones a US$ 249.046 millones.

Acaso suponiendo que la memoria colectiva argentina es cortísima -hay que darle la derecha: la historia argentina es prolífera en tropezones con piedras conocidas-, Larreta convocó este miércoles, desde el estrado porteño que ya no volverá a ocupar, a "retomar el camino iniciado en 2015". En virtud de lo que dejó Macri al final del primer tramo de ese sendero -el primer tiempo amarillo-, la invitación no pinta muy atractiva, pero siempre se puede elegir creer y, más, si se cuenta con la inestimable ayuda del Frente de Todos.

 

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